Por: Lara Tamaño Baccile
Mi primer viaje en avión fue en 2012, y mi destino era México, iba a conocer Cancún y Playa del Carmen.
¡Todo fue una aventura!
Quedé enamorada de este hermoso país, de su gente, de sus colores y su cultura. Nunca olvidaré la excursión a Tulum, ver tanta historia, parecía el paraíso en la tierra.
Siempre he amado el mar, así que en este viaje me levantaba temprano e iba a la playa desierta, sólo para mirar el amanecer e imaginar “¡estoy a miles de kilómetros de mi hogar!” y sentir una rara sensación, emoción, alegría y miedo.
Lo que más me quedó de este viaje fueron aprendizajes; además, pude ver frente a mis ojos todo lo que los Mayas habían hecho, construido, dónde habían vivido y cómo se desarrollaron, todo fue increíble.
En la diversión, ¡me quedo con Xcaret y Xel-Ha! Los mejores parques, sin duda. Me divertí como nunca, y en uno de sus restaurantes pude probar la comida típica mexicana.
Las playas son de ensueño. ¿Quién se podría negar a disfrutar las playas paradisíacas que Cancún o Playa del Carmen ofrecen? Son lugares únicos en la tierra.
¡Playa del Carmen es una ciudad bellísima! Es el lugar que más me gustó. Nunca creí ver algo tan lindo en mi vida. Todas las callecitas tienen su propio encanto, además, cuando vas caminando se escucha de fondo alguna canción típica que viene de un restaurante o bar, lo que hace que el ambiente sea aún más mágico.
Aclaro que en Playa del Carmen conocí a mi primer amor, por lo que siempre que nombran a esta ciudad o veo una foto, no puedo evitar sonreír y recordar los bellísimos momentos que pasé.
La primera noche en Playa del Carmen me dormí escuchando música, específicamente una canción, y no sé por qué, quizá sea la magia de esa ciudad, las circunstancias, pero esa canción describe perfectamente mi viaje, y todo lo lindo que viví.
No hay un día que no recuerde mi viaje a México, no hay un día en que cuando escucho aquella canción, que me arrulló en el viaje, logre escapar una lágrima de mis ojos. ¡Es así! Los viajes nos quedan en el corazón.
Lo que recomiendo, es darse tiempo para disfrutar estos hermosos lugares, caminar tranquilos, sin apuros, ver la belleza y admirar la majestuosidad de las obras arquitectónicas.
Desde el primer momento en que pisé el aeropuerto en Argentina, hasta el momento en que giré mi cabeza para mirar todo lo lindo que ya acababa, y le dije adiós a México, este viaje se convirtió en el mejor de mi vida, una experiencia que jamás olvidaré.
Es triste volver a la rutina, pero los momentos que vivimos quedan en el corazón, por eso, viajen, viajen y viajen. Es lo único que se paga y nos dura para siempre, porque los recuerdos no nos lo quita nadie; lo que vivimos, sentimos y soñamos.
Espero volver algún día, y seguir conociendo este país tan hermoso.
¡Gracias México por esta hermosa experiencia!
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