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Dólar Caminante

En todo viaje me dan mis 5 minutos de intolerancia. Esos donde quieres que todo se ajuste a tu estrecha y cuadrada forma de pensar y donde juras y perjuras que si todo el mundo fuera como tú este mundo sería otro. Nada más lejano a la realidad, pero a veces uno necesita drenar las emociones.

En todo viaje me dan mis 5 minutos de intolerancia. Esos donde quieres que todo se ajuste a tu estrecha y cuadrada forma de pensar y donde juras y perjuras que si todo el mundo fuera como tú este mundo sería otro. Nada más lejano a la realidad, pero a veces uno necesita drenar las emociones.

Una de las cosas que me activa el botón de la intolerancia en los viajes es cuando me hacen sentir un dólar caminante. Y curiosamente esta es una situación que se presenta casi en todos los países en vías de desarrollo ( y digo casi porque no me atrevo a decir todos). Esas veces que caminas por un mercadillo y la invitación a comprar pronto toma cara de hostigamiento, te dan precios hasta 20 veces más elevados que a los locales y te engañan con los materiales de los productos.

Es difícil aprender a “torear” a estos personajes, sobre todo cuando abundan en cantidades tipo hormiga, y en sitios como Marruecos no basta un amable “no gracias” sino que  a veces hay que recurrir a un firme y seco “deje de molestarme”.

Sé que todo es parte del juego pero yo aún no soy el mejor jugador. A veces uno quisiera que todo fuera como en Disneylandia (todo incluido en el precio de entrada) PERO NO!!!! En India cuando menos lo esperas ya estás rodeado de monos saltarines y serpientes encantadas, y la mayoría de las veces acabas pagando sólo porque te dejen de molestar. Uno prepara su cámara buscado rostros interesantes para hacer una foto “Tipo natgeo” pero cuando la señora comienza a hacerte un gesto con la mano para cobrarte por retratarla el encanto se acaba.

He llegado a desesperarme, enojarme y ponerme de tan mal humor que incluso me he ido de ciudades sólo por este detalle. No tengo problemas en ser un dólar caminante, pero que por lo menos no sean tan descarados y molestos jajajajaja.

En México algo hay de eso, aunque no a un nivel tan fastidioso. Entiendo la necesidad de la gente y su forma de vivir. Pero si uno no se lo toma de la mejor forma esta situación puede incluso arruinar el viaje, Así que respirando y disfrutando y de paso vayan comprando su ropa color verde para ir “A doc” jajajaja.

Alan Estrada

5 Comentarios

  • Hola nuevamente.

    Sí hay algo que en verdad ansio son los días en los que hay entradas nuevas; cada vez me gustan más y más las historias de “tu x el mundo” y ni que decir de este blog, siempre me divierto y/o entretengo tanto nada más de imaginarme los hechos narrados.

    Sólo he viajado una vez al extranjero y no me ocurrió nada parecido, probablemente porque no avancé mucho de la frontera, no sé, pero en México sí en un par de ocasiones he vivido cosas exasperantes. Y sí es su modo de ganarse la vida, pero algunas personas se pasan de desesperantes y molestas; como que creen que porque uno es turista se debe de aguantar todo, además de que consiente o inconsientemente somos “presas fáciles” por nuestra condición de turistas. No se vale, pero así “es el negocio del abarrote”…

    Buen consejo, el de ir “a doc”…

    Hasta la próxima 🙂

  • Siempre hay dos caras de la moneda. Y en serio qué horror, una cosa es que sí, te molesten y con un; “No, Gracias” se alejen de ti, pero que te jodan y te jodan, milagro que no les contestas con groserías.

    Creo que lejos de convencernos en comprar esas cosas, nos alejan más como turistas.

    Si, y de echo eso de de las fotos, hasta te empujan la cámara. Bah.

  • PUES YO CREO QUE TE VEN CARA DE MILLONARIO. JIJI. 🙂 TE VEN TAN RELAJADO QUE HAN DE DECIR A VER CUANTA PACIENCIA TIENE ESTE CHAVO… PERO NI MODO… HAY VECES QUE ASÌ PASA LO BUENO ES QUE NI SE TE NOTA CUANDO TE ENOJAS… BESITOS Y ABRAZOS.

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