Hace poco salí de la prepa y con unos amigos decidimos irnos a Guanajuato como viaje de graduación. El día que quedo todo listo estaba muy emocionada pero como una semana antes leí el blog “Viajar con Amigos – Sueño o Pesadilla” después de eso tengo que aceptar que sentí miedo porque estoy consiente de que soy una persona algo intolerante y no sabia si soportaría los cuatro días pero aun así me lance a la aventura.
Nos fuimos en camión y el dia que salimos mi maleta era patética, veía la de mis amigos y eran enormes y la mía era una simple mochila. El viaje para llegar a Guanajuato duro cinco horas y en esas horas moría de hambre porque resulta que siendo yo de los ocho la que come mas porquerías fui a la única que le toco una manzana y unas galletas de avena ¡Que sano! Entonces tuve que esperar a que llegáramos y la verdad es que cuando tengo hambre me pongo de malas. Pero me pone más de malas los guías de turistas que te acosan y que si les dices que no se enojan, que fue lo primero que nos paso, con un guía al que no le aceptamos su ayuda y ni mapita nos dio. Ya en el hotel, lo primero que decidimos hacer fue subir el Pípila, que debido a mi pésima condición física y mi hambre no fue muy agradable y menos cuando decidieron contratar un TOUR, porque creo que ya quedo claro que odio los tours y los guías pero bueno tengo que aceptar que el tour no estuvo tan mal. En la tarde y después de comer ya estaba muy feliz y ya pude disfrutar la callejoneada, que me encantan. La primera noche llegamos algo tarde al hotel y según las reglas teníamos que estar callados después de las 10 pero jajaja en serio creían que 8 personas de 17 y 18 años se iban a mantener callados, por lo que nos callaron por teléfono. Primera advertencia.
El segundo día fuimos al famoso recorrido que contrataron, fuimos a muchos lugares y nos divertimos mucho, sobre todo en la Casa de la Tía Aura, nos asustamos demasiado, hubo rasguños, pisotones, golpes y no sé que más pero fue divertido. Visitamos varios lugares y al principio de ese día se nos hizo muy fácil pagar todo y ser bueno samaritanos y dar buenas propinas pero ya como a las 4 de la tarde cada que nos pedían dinero nuestra cartera pedía piedad. El punto es que ese día después de hacer todo lo que nos habían prometido y de que el guía nos sacara más dinero del que yo esperaba, quedamos pobres. Ese día subimos otra vez el Pípila, esta vez ya fue mas fácil y subirlo de noche es increíble, poderlo ver la ciudad en la noche, estar arriba y disfrutarla, platicar con tus amigos, increíble.
El tercer día nos toco visitar todos los museos del centro, la Alhóndiga (que es de mis lugares favoritos en Guanajuato), la Casa de Diego Rivera, el Museo del Pueblo. Ya en la tarde regresamos al hotel para arreglarnos y salir en la noche. Tratar de arreglarnos fue un desastre, nos metieron a todos en la regadera, quedamos con la ropa empapada, casi tiramos el lavabo, hubo guerra de almohadas y casi rompemos una lámpara y si la habitación estuvo asquerosa y con todo tirado los días anteriores, ese día parecía campo minado, ropa, almohadas y maletas por todos lados. Unos peinándose por acá, otras maquillándose por allá. Pero después de todo, logramos salir todos con vida, fuimos a una terraza muy linda, tengo que aceptar que pensé que nos veíamos muy mocosos y no nos iban a dejar entrar pero no tuvimos ningún problema. Estuvimos ahí un rato, nos enojamos con el mesero porque nos vieron cara de turistas (chilangos, como nos lo dieron a entender varias veces) porque la verdad no lo disimulábamos ni tantito, y nos la fuimos a seguir en el hotel. Fue un intento fallido de hacer una fiesta en una habitación y esta vez los de recepción nos fueron a tocar para pedirnos que nos calláramos. Segunda advertencia, pero creo que poco nos importo.
Ya el último día tengo que admitir que estábamos cansados y algunos aplicaron la de lente oscuro y tomar mucha agua. Este día lo usamos solo ´para ir a comprar recuerdos y desayunar. Al final, no nos podíamos ir sin dejar nuestra última mala impresión en el hotel, la llave y el control estaban perdidos pero todo se aclaró y creo que nos van a prohibir la entrada la próxima vez que queramos ir, seguro dijeron: ¡Ay chilangos! Sin duda este fue uno de los mejores viajes de mi vida, con amigos, hubo cosas buenas, malas pero creo que todo valió la pena.
K padre tu experiencia!! 🙂
Hola
¡AY CHILANGOS!
Parece que no nos pueden llamar de otra manera verdad?
Muy padre historia, que mágnifica oportunidad.
Saludos Chilangos aunq no soy defeña, pero de que tengo acento chilango, sí y a mucha honra.
que bien que vengan a visitar mi tierra, les recomiendo visitar san miguel de allende, exelente para una buena noche de antro y para descansar!!!