Por: Nancy Barios García / Alan Perea
Que tal, soy Alan Perea ciudadano de México, de profesión economista, considero que tengo un alma aventurera a pesar de trabajar en oficina, quiero conocer nuevos lugares y nueva gente, soy un poco reservado en un inicio, pero cuando conozco a las personas logro conectarme y vivir buenas experiencias… Palabras de Alan.
Esta historia la escribiría Alan, pero la escribiré por él, ya que él a sus 32 años emprendió un viaje del cual no hay regreso, pero me dejó los datos para darla a conocer al mundo y eso quiero, que el mundo se entere una de las miles de aventuras de Alan Perea Alonso.
Comenzó un 19 de abril de 2022, a las 4:30am saliendo de la ciudad de México en dirección a Mazatlán, yo y mi moto. La semana internacional de la moto en Mazatlán y obviamente el festejo de mi cumpleaños número 32 me esperaban. Mis amigos de ruta y yo llegamos a Durango ese mismo 19 de abril por la tarde para descansar un poco y seguir al día siguiente para otra aventura, el camino que más me emocionaba, el espinazo del diablo, camino de Durango a Mazatlán.
Al día siguiente salimos de Durango a Mazatlán, ahora si por el tan esperando espinazo del diablo, un camino de mucha adrenalina por tantas curvas. El pasar por ese legendario camino fue tan emocionante.
Cuando cuento esta historia todos me dicen que estoy loco, que soy muy intrépido, que como a Mazatlan en moto, que es mucha distancia y decirles que había una ruta más corta, pero yo decidí tomar la larga por los paisajes y lo legendario que sería pasar por el espinazo del diablo… Eso no tiene precio, la adrenalina que sentí, viví cada minuto de ese viaje, sentí cada minuto de la ruta, el escuchar mi moto a todo lo que da por la carretera y acompañado de mis amigos, fue lo mejor.
Al siguiente día disfruté de un día genial en la playa, estamos en Mazatlán, no hay más, los eventos de la semana internacional de la moto y ver a tantos compas con sus motos y su alegría de llegar a Mazatlán proveniente de tantos lugares. Yo salí de la ciudad de México con 2 amigos, pero allá encontré mucha más banda que compartía el mismo sentir que yo, disfrutamos de los conciertos y la playita.
Mazatlán tiene mucho que dar, destacando los conciertos que hay en abril en esta semana internacional de la moto que van cambiando cada año, son eventos grandiosos.
Puedes comprar tus boletos para los eventos cuando llegues a Mazatlán, que claro no son exclusivos de los motociclistas, pero predominan en gran cantidad.
Recorrimos una parte del malecón de Mazatlán en moto, el más grande de México con 21 kilómetros, puedes recorrerlo en bicicleta también, es popular y hay lugares donde te las rentan por horas o por el día completo para que puedas pasear como desees, puedes comer, comprar artesanías o simplemente admirar los atardeceres que nos regala la vida.
Otro lugar popular es el Gran Acuario Mazatlán, el más grande de México y dedicado al Mar de Cortés que sin duda no te puedes perder en tu visita.
El viernes por fin llegaba y disfrutamos del malecón, el centro, la plazuela Machado, un lugar muy agradable con música en vivo, lugares para disfrutar de la gastronomía, todo muy encantador, la vida nocturna de Mazatlán nunca termina y menos en estos días de festejo, nos quedamos en un bar y bailamos toda la noche, sin duda una gran noche, estaba siendo una gran semana.
Al día siguiente subimos al faro de Mazatlán con un calor tremendo, es recomendable subir por la mañana para evitar los golpes de calor ya que sí implica un esfuerzo físico; puedes admirar el mar desde lo alto y obtener fotografías geniales en el mirador de cristal; hay un poco de gente para tomar las fotos, pero vale la pena, el tiempo para estar en el mirador de cristal es limitado y tienes que entrar sin zapatos.
Un lugar popular para comer es el Panamá, una cadena de restaurantes famosa en Mazatlán y muy rica. Ahí festejamos mi cumpleaños 32, un almuerzo tranquilo porque después tendríamos que salir de regreso a la ciudad de México, esto se había terminado, tan poco duró. Pero terminar mis 31 en Mazatlan sin duda fue genial, salimos de Mazatlán en dirección a Guadalajara, descansamos esa noche y al día siguiente salimos de Guadalajara a la ciudad de México, ya el último trayecto llegamos a la ciudad por la noche, pero en mi memoria atesorando lo que fueron una grandes vacaciones y recibiendo los 32 con todo.
Desde que tuve moto, el mundo se me hizo más chiquito, sé que pude llegar a miles de lugares en ella, no hay límite, hasta que alguien me lo quiso poner, tuve que tomar este viaje largo y sin regreso, ahora puedo conocer más, mi alma aventurera nunca encontrará un límite, y si, ahora tendría 33 años, pero no me gustaba decirlo, así que digamos que tenía 29 por siempre.