Por: Cynthia Rojas
Mi mejor amiga y yo creamos una tradición desde el 2018, de salir por lo menos una vez al año del país. Iniciamos en Cuba, luego en el 2019 viajábamos a Canadá pero con la llegada de la pandemia en el 2020 nuestros planes se apagaron.
Luego de año y medio, cuando pensamos que podíamos tener una nueva normalidad, iniciamos la planeación de un nuevo viaje para enero de este año, que tristemente se vio cancelado por la misma pandemia ya que todo aún era incierto… Luego de varios meses de pensar y no rendirnos volvimos a poner nuestros planes en el mapa y escogimos aventurarnos por Perú, le apostamos a ese país, a pesar de ser dos mexicanas que no tenían idea de lo que les esperaba con la altura de ese lugar.
Así que sin más, llegó el tan esperado 2 de octubre y ante todo pronóstico y apostando por el regreso de nuestra tradición, volamos de Tabasco a CD de México para empezar la aventura. Salimos en un vuelo nocturno hacia la ciudad de Lima, y ya que llegamos, la aventura inició, bajando del avión, corrimos a la conexión de Cusco sin pensar en todo lo que iba a pasar.
El primer día en aquel pueblo pintoresco y hermoso pensamos que sería fácil porque hasta ese momento nuestro cuerpo aún no nos cobraba la factura de la altura, así que nos atrevimos a conocerlo caminando todooo el día, sin descansar. Iniciamos conociendo la gastronomía de la zona por lugares como JJonas Cocina Fusión, donde he probado la mejor limonada de mi vida.
En mi caso me dio por probar el famoso Cuy y experimentar las gastronomía peruana exótica de la que mi estómago aún no estaba acostumbrado jajaja al llegar la noche ya el oxígeno empezaba a faltar y es ahí donde te das cuenta del buen servicio y atención de los hoteles de Cusco, ya que cuentan con un tanque de oxígeno para situaciones como esa, en las que turistas que no tienen idea de cómo es la altura en ese lugar puedan auxiliarse (casi lo olvido, también tienen mate de coca o té del mismo que son unas hojas que ayudan con el famoso mal de altura).
Esa misma noche, aún con la falta de aire, nos fuimos a conocer uno de los bares más populares de la zona, República del Pisco, que en lo personal fue uno de los mejores lugares de vida nocturna, desde los cócteles de las bebidas tradicionales, hasta los bocadillos de la región; con música en vivo fue una buena manera de iniciar el viaje.
Una de las cosas que puedes descubrir en ese lugar es que todos los tours inician súper temprano, los guías operativos van por ti al hotel desde las 3:30am, las personas que creen que viajarán para descansar están muy equivocados jajajaa
Nuestra primera parada fue en Machu Picchu, una de las maravillas del mundo, que esa palabra se queda corta, ante la increíble naturaleza e historia que representa.
Para acceder al lugar, tienes que hacer una cola en el pueblo de Aguascalientes para tener acceso a la zona arqueológica. Nosotras compramos todo desde nuestro país para facilitar el acceso, aunque eso no implica que te salves de las filas y de una u otra mala experiencia en el servicio que algunos tours turísticos te ofrecen.
Luego de nuestro día en Machu Picchu, nuestra siguiente parada fue las montañas de colores; Karla, (mi mejor amiga) eligió un tour en cuatrimoto, que sin dudarlo fue de las mejores decisiones, fueron unos paisajes increíbles, montañas llenas de nueva, llamas caminando por el camino… La altura en esa zona es de más de 5 mil metros sobre el nivel del mar, así que ya se imaginarán la subida; cada paso valió la pena, porque sí, llegamos casi sin oxígeno, con dolor en las piernas y en el pecho y con ganas de no seguir jajaja
Nuestra aventura en Cusco terminó con más tragos coquetos en República del Pisco, entre pláticas de risas y lágrimas nos despedimos de este increíble lugar.
Al regreso a Lima, le apostamos a los consejos de Alan, y nuestra primera parada fue ir a comer al famoso restaurante La Mar, donde puedo decir que he comido el mejor ceviche de toda mi vida (hasta ahora) ahora entiendo porque dicen que la gastronomía peruana está entre una de las mejores del mundo.
Caminamos por todo, todo el malecón y zona costera de Miraflores, y terminamos el viaje con el menú degustación de Astrid & Gastón, obvio también recomendación de Alan… Aunque casi nos mata el exceso de sabores y platillos jajaja.
Definitivamente Perú fue un gran regreso para viajar y sin dudarlo podría regresar, porque 5 días no son suficientes.