Por: Bessie Barrientos
Viajar es mi pasión, y en la medida de mis posibilidades lo hago tanto como se puede. En esta ocasión te contaré mi viaje a Austria.
Una visita de 14 días, para pasar Navidad y Año Nuevo con mi hija, que estaba trabajando cerca de Viena en un poblado llamado Tulln an der Donau, y tenía unos días de vacaciones. Cabe mencionar que yo tengo 55 años y mi hija 26 y que somos mexicanas, específicamente poblanas.
La planeación del viaje fue en época de pandemia y había mucha incertidumbre. Compré mi boleto de avión ida y vuelta desde septiembre para viajar en diciembre y fuera de los requisitos del momento, todo estaba bien, pues se cumplían. Tenía mis vacunas y refuerzo. El problema fue cuando Austria cerró nuevamente fronteras y eso me puso en aprietos pues no había una fecha definida para abrir. Fueron días de estrés. Las reservaciones de hotel fueron a través de internet pero para pagar al llegar, por si había algún inconveniente. Al final las fronteras las abrieron una semana antes de mi llegada, pero los hoteles ¡¡solo 2 días antes!!
La verdad el viaje lo realicé con la consigna de ahorrar en hoteles para poder visitar tantos lugares y museos, como la situación lo permitiera, pues con la pandemia, época de invierno donde cierran más temprano, días festivos, había que optimizar y adecuarnos a los horarios. Así que en las diversas ciudades, nos instalamos en hostales pero en habitación independiente para 2 personas y la verdad que estuvieron muy bien, al final todo el día andábamos fuera. Y aquí les va el TIP NO. 1 que a mí me funcionó. Hice reservas en plataforma de viaje como les dije, con pago al llegar, pero todos los días la volvía a checar y oh sorpresa un día encontré los mismos días como 20 euros más barato. Por lo que hice una nueva reserva y cancelé la otra, ya que todavía estaba en tiempo. Y funcionó.
Mi itinerario fue México- Madrid (sólo escala de 3 horas) y Viena, en donde me encontré con mi hija. Nos quedamos en Viena 3 días y luego nos fuimos a Innsbruck, para estar ahí 2 días. Seguido, nos fuimos a Salzburgo donde estuvimos 3 días, pero uno fue un viaje ida y vuelta a Hallstatt y de Salzburgo regresamos a Viena otros 4 días para regresarme a México, despidiéndome de mi hija que se quedó otros meses por allá.
Este itinerario ya estaba bien planeado, así que con las fechas y lugares compramos con anticipación los boletos de tren (OBB). TIP NO. 2: Los boletos de tren salen más baratos si los compras con anticipación, si los compras sin cancelación, y en la clase standard. Así lo hicimos a través de la plataforma, que te da unos códigos los cuales tienes que cambiar en las máquinas de la estación para que te genere el boleto. Las páginas están en alemán, pero puedes cambiarlas a inglés o español y eso te facilita entender. (Lo mismo puedes hacer con cualquier página como la de los museos, atracciones, etc.)
Los trenes en Austria son muy puntuales y está muy bien indicado en qué plataforma y hasta en qué vagón te tienes que subir, ya que están clasificados por categorías. Si tienes que hacer conexión con otro tren como suele suceder cuando vas a un pueblo o lugar más pequeño, asegúrate que tengas por lo menos 10 o 15 min entre uno y otro.
Los primeros 3 días en Viena fueron mágicos. Navidad, luces, mercaditos en los principales lugares turísticos. Nuestros hostales siempre estuvieron cerca de las estaciones de tren para movernos mejor, ya que también tomamos el transporte público y el metro. Así nuestra primera visita fue El Palacio Belvedere donde había mercadito y donde pudimos tomar nuestro vino caliente, en las lindas tazas coleccionables en donde te lo sirven y que tienen representado el lugar en donde te lo tomas. Si no la quieres la devuelves y te regresan parte de lo que pagaste.
En esos días caminamos por el centro, visitando lugares como la Iglesia de San Carlos Borromeo, la Plaza Maria Teresa, admirando y tomando fotos por doquier. Empezó a llover fuerte así que decidimos tomar el autobús panorámico en su línea roja para apreciar la ciudad. Ese día a las 5 pm, era su última vuelta, así que pagando el transporte por un día nos dieron la opción de utilizarlo al día siguiente sin costo, así que al otro día hicimos el recorrido de la línea azul que tiene otra trayectoria. Estos recorridos tienen paradas específicas en donde puedes bajar y volver a subir en otro horario, así que para el día lluvioso nos vino muy bien.
Al regresar al punto de partida ya estaba obscuro y fue un deleite ver el centro iluminado, tanto por luces públicas como de los comercios, pero lo más espectacular la Catedral de San Esteban, con su mercadito alrededor y luces cambiantes de color, que le daban un toque especial.
Prácticamente nuestra consigna era conocer pero íbamos con la idea de visitar muchos mercaditos así que igualmente visitamos Schonnbrunn y el Ayuntamiento, con todo lo que hay alrededor. Son lugares en donde te puedes pasar horas, dependiendo de qué quieras hacer, ya que en el Palacio puedes visitar la parte interior (no dejan sacar fotos), los exteriores que son jardines enormes culminados en La Gloriette donde hay una cafetería, el zoológico. Y en el Ayuntamiento, en esas fechas, está el mercadito más grande y las mejores luces navideñas; así que otro vino caliente y tazas, más tazas.
Nuestro siguiente punto, Innsbruck, creo el lugar más lindo donde por lo menos debimos pasar otro día. Llegamos en tren desde Viena, saliendo de la estación Central. Montañas nevadas, a las que puedes subir en funicular y en donde en esa época muchos suben a esquiar. Es el lugar más fácil de estar en la cima de una montaña nevada. TIP no. 3 En esta ciudad, compramos la INNSBRUCK CARD y sacando cuentas si nos convino, pues incluye varios museos, transporte público, el parque de luces navideñas, así que le sacamos provecho pues nos movimos con esa tarjeta para entrar al Palacio Hofburg, para usar los funiculares que nos llevaban a la montaña, para visitar el Museo de Swarowski con su el respectivo transporte, el Castillo de Ambras, y el festival de luces LUMAGICA, especial de Navidad. Además de caminar por el centro, en donde por la época había villancicos, mercaditos, y una decoración que, por lo menos a mí, me hizo enamorarme del lugar. El río que divide la ciudad, con sus casitas de colores, un árbol de navidad de cristales, y los aviones pasando muy bajitos le daban también un toque especial.
De Innsbruck a Salzburgo nuevamente en tren y alojándonos siempre cerca de la estación. Aquí en realidad nuestras visitas las hicimos caminando, visitando el centro, el Jardín Mirabel donde se filmó la película Sound of Music. Otro punto de interés es el Castillo Festung, al cual puedes llegar caminando o en funicular. Desde este punto tienes una vista espectacular y si te toca el atardecer es increíble. Bajando nos encontramos una Iglesia con un pequeño panteón en donde la mayoría de las tumbas también estaban adornadas con pinitos o adornos navideños. Y bueno recorrer el centro, meternos a las Iglesias, tomar más vino caliente, oír villancicos en la calle.
Entrar a algunas tiendas en Salzburgo es toda una experiencia, pues son muy famosos los huevitos decorados y puedes encontrar del tema que te guste, así como otras tiendas de esferas hermosas, además de tantos y tantos de souvenirs: muñequitas con trajes típicos, licores, chocolates, además de los típicos llaveros, imanes y demás, de lo que yo ya aprendí a no comprar, pero los chocolates esos sí. Y no podía faltar la Casa de Mozart convertida en museo.
De Salzburgo en tren a Hallstat en viaje de ida y vuelta. Un pueblito hermoso a la orilla del lago, lleno de cisnes, de casitas típicas, y en lo alto una mina de sal y un mirador en forma de mano. Un día es suficiente para disfrutar, pero igual hay hoteles donde te puedes quedar. Sólo tener en cuenta el último horario de la lancha que te lleva a la estación del tren, pues tienes que coordinar los horarios de la lancha y tu salida del tren. Además de caminar puedes encontrar museos pequeños, iglesias, restaurantes, tiendas, y apreciar la decoración de cada casa que suele ser muy particular, además de la vista o admirar un rato a los muchos cisnes.
Y de Salzburgo nuevamente a Viena a seguir conociendo, aunque nunca terminas. Es una ciudad llena de museos, galerías de arte, teatros, parques, ya en sí la ciudad es un museo. Así que en esos últimos días visitamos el parque de diversiones Prater, en donde la entrada es libre, pero cada juego tiene un costo. En este mismo parque está el Museo de Cera. Y justo aquí nos encontramos un restaurante divertido donde la comida te llegaba a través de rieles de una montaña rusa.
Otros sitios fueron la Iglesia Votiva, El Museo de Sisi, Palacio Hofburg, la Escuela Española de Equitación, el Museo de Historia Natural, que se me hizo espectacular. Y caminar y caminar por la zona de museos, tomar un café y disfrutar esos días de fin de año en ese hermoso país.
La aventura terminó y de Viena tomamos el tren, con todo y maletas, hacia el aeropuerto que me traería de regreso a México vía Madrid. Me despedí de mi hija con el corazón lleno y nostálgico, aunque a estas fechas ella ya está de regreso y tuvo todavía la oportunidad de viajar más por ese país.
La experiencia de viajar dos mujeres solas, puede ser un tanto diferente. Algunas veces lo hemos hecho en grupo y otras como esta, por nuestra cuenta. No somos influencers, ni viajeras al por mayor, pero sí es una de nuestras pasiones y lo hacemos cuando se puede. No te podemos contar de compras, ni de grandes restaurantes porque lo nuestro es conocer, conocer, museos, y muchas fotos. Conocemos varios países, ciudades y pueblos, hasta los más pequeños de México. Todo viaje suma. Y por eso tenemos los mejores recuerdos de vida juntas. Mamá e hija viajando desde que ella tenía 2 años. Y tips y anécdotas hay muchas, pero hoy estoy feliz de poder compartir esto con el mejor, Alan por el mundo, nuestra inspiración y nuestra referencia cada vez que se nos ocurre un nuevo lugar.
Gracias por permitirme compartir un poco de esta experiencia. Yo soy Bessie E. Barrientos Abarca y mi hija Bessie Andrea Hernandez Barrientos. (Bessie Hebar en redes); hay algunos videos en youtube de este viaje, hechos con amor para tenerlos como recuerdo pero compartidos para que alguien más los pueda disfrutar.