Por: Marcela Ines Luna
Cuando me decidí ir a Génova para mis últimas vacaciones mucha gente me dijo: “ ¿Génova? ¡Pero si es una ciudad muy fea y vieja! ¿Qué vas a hacer allí?” Lo mismo me dijeron cuando fui a Marsella…
Pero estas ciudades viejas, decadentes y sucias tienen mucha historia escondida, solo hay que saber encontrar su belleza oculta y entender su historia para poder apreciarlas.
Apenas se llega a Génova asusta la oscuridad de sus callejuelas, la variedad de gente de muchos países que han llegado como refugiados, su calles llenas de grafitis y su misterio. No se sabe por dónde ir para estar a salvo. Por lo menos es la sensación que tuve yo.
Nos alojamos en un “Palazzo” de la mitad del siglo XVI con columnas de mármol increíbles y con mucha historia detrás, fue allí donde comencé a descubrir la maravillosa Génova.
Todo en Génova está detrás de sus puertas y portones medievales, todos sus palacios (que son muchísimos) son del 1500 al 1700, pero sus fachadas no dicen mucho; están sucias, mal mantenidas y a veces escritas con grafitis. Es solo abrirlas para encontrarnos con maravillas de frescos inmensos, esculturas de mármol espectaculares y jardines escondidos.
También hemos descubierto sus calles principales, que a simple vista parecen como tantas otras de las grandes ciudades de Europa, pero Génova esconde maravillas entre sus recovas y palacios de la calle 20 de septiembre. Sus pisos son obras de arte en sí mismos, con mármoles de diferentes colores y sus techos llenos de frescos varían en su diseño cuadra a cuadra. Recorrer esta calle es una experiencia increíble.
Génova tiene muchos lugares por descubrir, playas hermosas cerca de Boccadasse por el Corso Italia, iglesias increíbles, el Palazzo Real con sus estancias suntuosas llenas de frescos, espejos, techos con esculturas y también su cementerio Staglieno (traducido “está lleno”) que es inmenso y abarrotado de tumbas.
El cementerio es un tema aparte, muy mal mantenido y con las tumbas en el piso, da una impresión muy lúgubre y terrorífica entrar en él. Pisar las tumbas para recorrerlo da una sensación desagradable y penosa; sus magníficas esculturas al estar sucias y descuidadas no se las puede apreciar en su total belleza.
Pero vale la pena ir y tomar conciencia de la edad de oro que tuvo Génova donde sus habitantes poderosos podían darse el lujo de hacer estas impresionantes obras de arte en homenaje a sus seres queridos.
Todo esto y más tiene Génova para ofrecernos. Sus pequeños restaurantes escondidos en callecitas estrechas y oscuras donde se come muy bien y mucho por muy bajo precio. Nos dió la impresión de estar comiendo en la casa de nuestra abuela.
No se dejen engañar por la decadencia y la oscuridad, déjense llevar por sus calles y descubran la maravillosa Génova. Conozcan su historia, créanme ¡¡vale la pena!!