Por: Karime Cervera
Me es un poco triste pero lo voy a describir como me sale del corazón.
El 14 de febrero a mi abuelita le dio covid; es importante saber que mi abuelita tenía una discapacidad llamada polio, pero eso no impidió que pudiera hacer su vida y nos enseñara muchas cosas en la vida, a pesar de los años de estar en silla de ruedas; tampoco comía cualquier cosa y mucho menos tomaba medicamentos y bebía agua, solo tomaba coca cola y las comidas típicas, ella tenía 81 años y no tenía ninguna enfermedad.
Por desgracia le dio covid fuerte y la ingresaron; entró con carácter de urgencia y con la orden de que la intubaran puesto que le atacó los pulmones y estaban dañados un 97%, sólo los tejidos estaban sin daño, por obra de Dios no fue así, mi abuelita le echó muchas ganas y cooperó hasta donde pudo.
Semanas atrás yo platicaba y le contaba muchas cosas y entre ellas estaba un viaje que quería realizar para festejar mis 30 años… pero esa idea se iba descartado por su salud, sin embargo mis peticiones a Dios fueron escuchadas y la dieron de alta el 1ero de marzo. En mi mes favorito.
Fue increíble, puesto que la mejoría se notó en una semana, cuando las indicaciones de los doctores eran todo lo contrario a lo que queríamos escuchar.
Al regresar obvio me sentía feliz y volvimos a platicar muchas cosas y me preguntó por el viaje, yo siempre fui de contarle mis viajes y cosas,claramente veíamos videos de Juanpa Zurita, sobre todos los de paracaídas, esa idea a ella le fascinaba, porque sabía que le temo a las alturas y me daba más porras para realizarlo; ella me aconsejó mucho que lo hiciera, fui insistente al decir que eso podía esperar porque no me sentía al 100 y tenía miedo que ella ya no estuviera y yo estuviera lejos, no quería sentirme culpable, y me dijo las palabras más tristes pero más reconfortantes: que esto es ley de la vida, que tengo que seguir adelante y tengo que buscar razones por las cuales vivir, vida solo es una.
La verdad es que me dolía el hecho de escuchar eso porque jamás me imaginaba una vida sin ella, y pues el 11 de marzo reciba una llamada por parte de mi mamá platicandome que mi abuelita estaba de terca y no quería tomar sus medicinas, la puso en altavoz para que le dijera que cooperara y cosas así (ella solo hacía caso cuando le pedía que cooperara) que solo dependía de ella y de Dios, al decir eso mi abuelita dijo “si Karime” cerró los ojos, y mi mamá me decía al mismo tiempo “ya se volvió a poner su oxígeno “ al decir eso mi abuelita ya había dado el último suspiro… decidió irse escuchando mi voz…
Aún no se como he podido seguir, pero después de eso, me sentí una piltrafa y sin ganas de nada, solo el hecho de recordar que eso quería ella, lo hice con más ganas.
Decidí tomar el vuelo y hacer todo lo que podría hacer en Puebla y sus pueblos mágicos, sobre todo la fechoría de tirarme del paracaídas, ya que eso quería ella que hiciéra y por ende así emprendí el viaje a Puebla, Cholula, Zacatlán, Chingahuapan y Atlixco, donde cerré con broche de oro en honor a ella y pues bueno, me tatué su apodo: ella se llama eulalia, originaria de Tizimin Yucatan, y todos la conocían como ULA, y en cada paisaje y pueblo mágico me saque una foto con su nombre.
Y la última noche al amanecer yo solo quería tener un deseo de cumple años y era soñar con ella, y así fue amaneciendo el 31 de marzo: ella llegaba de blanco e iba directo a mí a darme el último abrazo desesperadamente, al abrazarte desperté y pues bueno… supongo que fue la despedida y la manera de decir que me ama y está orgullosa.
Solo puedo decir que terminó de enseñarme a darle carril a mi vida haciendo las cosas que amo y sobre todo aprender que por más que ellos ya no estén en cuerpo, están en alma y ese amor, es el más importante e infinito y ese amor siempre seguirá ahí. Y hoy tengo metas y sigo haciendo todo lo que deseaba para mí, para seguir teniendo éxito en esta vida.
Un beso al cielo y está es la historia de una abuelita que a pesar de no estar me sigue enseñando.