Llegar a Monte Uzulu, en San Agustinillo, no es sencillo; para encontrarlo tienes que entrar por callejones angostos, saludar a los vecinos con los que cruzas al pasar y subir hasta un sitio donde la jungla se funde con el espacio arquitectónico del hotel que tiene como vista de fondo el mar.
Monte Uzulu nació del amor a la costa de Oaxaca; las tonalidades rosadas y verdes de su estructura están inspiradas en los sunsets de esta zona del país y los pasillos a las habitaciones se asemejan a los caminos de San Agustinillo que te llevan a la playa.
Su nombre proviene del zapoteco “gusulú” — “el comienzo”— y, al mismo tiempo que evoca al origen de la vida y la primera conexión entre el ser humano—naturaleza, pareciera ser una invitación para que explores y contemples el espacio que habitas:
Desde que llegué, observé que cada espacio y sus detalles fueron escogidos meticulosamente para que todo pudiera resaltar y mezclarse con la naturaleza sin pretensiones. De un momento a otro, me convertí en una habitante más de esta playa selvática, que cada noche atendía a los bellos conciertos ofrecidos por los animales nocturnos de la costa del Pacífico, en especial las ranas, y la fuerza del majestuoso mar.
La conceptualización y desarrollo del hotel boutique —cuyas 11 suites llevan el nombre de diversas zonas oaxaqueñas— se comisionó a Alan V. Favero del Taller LU’UM; la arquitectura a Mariana Ruiz de At-te y Tiago Pinto de Carvalho, que trabajaron en conjunto con diferentes profesionales y grupos de artesanos.
El mobiliario del hotel, diseñado por el Taller LU’UM y elaborado por trabajadores de la zona, fue hecho con madera de “Macuil”, un árbol que florea en blanco y rosa. Para llegar a su lugar al interior del hotel, cada mueble fue transportado tal cual subiría un huésped, dándote una sensación de ascender una pirámide.
La arquitectura está hecha para que el sonido del mar o la lluvia envuelvan la habitación y la luz de la luna entre por la ventana, apuntando debajo de la tina. Aquí, todas las sensaciones que cubren a esta playa encuentran cabida.
La iluminación estuvo a cargo del estudio SOMBRA, liderado por Paola José; que tomó como inspiración ciertos elementos costeros de la región y la fuerte energía que emana de la noche en San Agustinillo.
En lo relativo a los alimentos, el restaurante Temporada utiliza frutos y productos de la temporada —valga la redundancia—, para así deleitar los paladares de sus huéspedes teniendo como base al maíz, tan esencial en la dieta mexicana.
Desde sus inicios, el proyecto del hotel pensó en su sustentabilidad y en su influencia local: tiene un sistema para cuidar el agua, para la captación pluvial y para tratar sus aguas negras a través de un biodigestor.
Personalmente, fue toda una sorpresa saber que Monte Uzulu también cobija a un proyecto cultural y artístico de residencias socioculturales comunitarias llamado: GUIDXI, cuya creadora es Tatiana Sada, gerente de operaciones del hotel boutique.
Tiene la finalidad de invitar a creativxs, artistas y agentes de cambio social a desarrollar un proyecto con el que puedan trabajar con la comunidad o llevarlo a cabo como si estuvieran en su atelier de playa. Los proyectos se deben presentar al finalizar el tiempo de la residencia —que oscila entre 1 y 3 semanas— y los resultados se exhiben en el restaurante Temporada, fungiendo como anfiteatro para la comunidad.
Durante mi estancia, el sonidista y artista sonoro Erick Ruiz Arellano estaba haciendo su residencia, quien me contó acerca del proyecto que está desarrollando.
Erick es autor del proyecto «Voces del origen», una iniciativa de divulgación cultural que utiliza al arte y paisaje sonoro y la multimedia como herramientas de rescate del patrimonio inmaterial de México, como sus lenguas, rituales, tradiciones y naturaleza.
Para el proyecto de su residencia, Erick rinde honor a la Madre —Xhna’ en zapoteco— y busca hacer un reconocimiento-tributo a las parteras tradicionales que contribuyen al bienestar de su comunidad con su experiencia y conocimiento sobre la maternidad y la vida.
Con el apoyo de Guidxi y Monte Uzulu, Erick realizará la composición, grabación y producción de un álbum de arte sonoro generado a partir de arrullos —canciones de cuna— zapotecos con parteras tradicionales en distintas localidades del municipio de Santa María Tonameca, Oaxaca. Los arrullos serán acompañados con sonidos de naturaleza de la región, sampleos originales de instrumentos prehispánicos y coros de voces de mujeres residentes en el municipio.
Entre las próximas estancias artísticas se encuentran la del fotógrafo Gustavo García Villa aka “La más dolorosa”; el bailarín y coreógrafo Diego Vega y la performancera Kyo Gutierrez. A Tatiana le gustaría que en el futuro se sumen al programa de residencias agentes de cambio especializados en salud sexual o salvavida que está desarrollando con la Dra. Martha, médica local, que conoce las principales problemáticas del pueblo de San Agustinillo.
Como lo mencioné anteriormente, Monte Uzulu te invita a re-conocer lo que te rodea a través del espacio, las artes, los sabores y la comunidad para inspirarte y siempre, volver a comenzar.
Conoce más de Monte Uzulu: https://www.monteuzulu.com/