Gera Méndez
@cachorradelrock
Mi gusto por viajar comenzó en 2007, desde entonces trato de viajar por lo menos una vez al año ya sea dentro del país o al extranjero. En abril de 2013, la compañía donde trabajaba cerró mi área. Yo decidí tomarme un descanso y de inmediato empecé a pensar a dónde irme de viaje.
Teniendo disponible mi liquidación, pensé en irme a Europa, siempre había pensado que quería irme al menos 1 mes y obviamente por el trabajo me era imposible. Comencé a cotizar vuelos, hospedajes, traslados y todo lo necesario para irme sola 1 mes y medio.
Fui a comprar mi vuelo, ya muy decidida y entonces me pregunté ¿por qué no llevarme a mi mamá? Había viajado con ella y mi hermana a destinos nacionales, mi mamá nunca había viajado fuera del país y en esta ocasión yo tenía el dinero y tiempo para poder irme con ella. Rápido me puse a hacer un estimado considerando que nos fuéramos las 2, aunque por menos tiempo, saqué cuentas, hice algunos ajustes y al final decidí que me la llevaría 3 semanas a Europa.
Después de algunos meses de espera, nos fuimos a finales de Agosto. La primera aventura fue que casi perdíamos el vuelo México-Londres, tuvimos que correr por todas las bandas hasta la última puerta, literal, llegamos corriendo y casi nos desmayamos en nuestros asientos.
Llegamos por fin a Londres, donde pasamos unos días increíbles, el clima estaba ideal para caminar por horas. Yo iba con la idea de lo que me habían comentado, que los ingleses eran fríos, poco amigables, etc., pero afortunadamente no fue así, me parecieron súper educados, amables y atentos. El sistema de transporte (tube) muy eficiente, la limpieza de la ciudad, la seguridad, todo nos gustó de Londres. Nuestros lugares/momentos favoritos fueron Abbey Road, el Cambio de Guardia, subir al London Eye de día y de noche, La Bóveda del Hard Rock Café, el Big Ben, Westminster Abbey, todo, realmente me pareció una ciudad padrísima.
La siguiente parada fue Ámsterdam, a donde nos fuimos en Ferry. Fue una buena y diferente experiencia viajar en el ferry, era enorme (12 pisos) y la verdad por el precio esperaba muchísimo menos, no fue nada caro y estuvo excelente. Ahí viajamos toda la noche en una cabina privada, muy cómoda. En Ámsterdam sufrimos por la comida (no muy apetitosa), el idioma (parece que te están regañando) y los ciclistas (súper impertinentes, no respetan las señales de tránsito y mucho menos respetan a los peatones), pero afortunadamente fueron cosas mínimas y pasamos unos días increíbles. Nuestros lugares favoritos fueron la Casa de Ana Frank y el Rijksmuseum.
De ahí partimos a París, que creo era la ciudad que más me emocionaba de este viaje. Lo primero que hicimos después de dejar las cosas en el hotel, fue ir a la Torre Eiffel, ¡¡tenía tantas ganas de verla!! Me parecía hermosa de verla en fotografías pero en cuanto la vi por primera vez, me quedé sin palabras, no sé, simplemente me encantó y podía quedarme ahí horas. Teníamos boletos para subir, así que fuimos hasta el Top/Sommet/Techo. Unas vistas espectaculares de París. Y ver la Torre de noche, otra cosa, si de día encanta, ¡de noche enamora! Y bueno, obvio no nada más fuimos a la Torre, Versalles… wow, ¡qué lugar! Louvre, Notre Dame, Sacre Coeur, muchísimos lugares hermosos.
Después fuimos a Venecia, que he de decir que superó mis expectativas. Me pareció una ciudad hermosísima, romántica. Quería llevarme todas las máscaras venecianas (pero muchas eran Made in China) y pasear en góndola toda la tarde (pero es carísimo). El viaje en góndola vale la pena y más si escoges a un gondolero buena onda (y guapo) que tenga disposición de explicarte los lugares por los que vas pasando, la historia y anécdotas.
Seguimos hacia Florencia, donde mi objetivo era conocer el David y fue lo primero que llegamos a hacer. Es enorme e impresionante. Conocimos también otros puntos importantes en Florencia, como la Piazza del Duomo que es realmente hermosa. De ahí partimos a Pisa, la Piazza dei Miracoli wow la Catedral, el Baptisterio y obviamente la Torre.
Nuestra última ciudad fue Roma. Ahí quedé enamorada del Coliseo, por fuera me pareció impactante pero estar dentro fue otra cosa. En Trastevere, comimos delicioso y nada caro. Fuimos al Vaticano, a los museos y a la Basílica de San Pedro. Subimos hasta la cúpula, dejando medio pulmón en las muchas escaleras que hay que subir, pero valió la pena por la vista que se tiene de Roma.
Obviamente no queríamos regresar, pero después de 3 semanas, se acabó todo y regresamos a México con una sonrisa que hasta el momento sigue nada más de recordar cada lugar.
Fue una experiencia diferente, siempre había viajado con amigos y viajar con mi mamá fue otra cosa. Creí que iba a ser más complicado, pero afortunadamente mi mamá es jala parejo, no le importó caminar y caminar y seguir caminando, los viajes en tren, la comida no tan abundante y cualquier otro pequeño inconveniente, lo importante era disfrutar de todo eso y sobre todo juntas.
Tiene apenas 1 mes y medio que regresamos y ya estoy planeando cuál sera el próximo. ¡Sin duda, viajar se está volviendo en un vicio muy placentero!.