Por: Elisa Abarca
Hace 6 meses que corté con mi “novio” de un año y medio, no suena a mucho tiempo juntos pero fue algo muy intenso e importante para mí, lo decidí dejar a solo 3 semanas de haberme quedado sin trabajo y a menos de un año de que mi mamá había fallecido. Así que ahí estaba yo con dos duelos que enfrentar y sin trabajo, como me dijo mi hermana ya sin nada que perder y es por eso que decidí vender mi coche e irme a Europa.Quizá la pregunta con la que más me he topado en twitter es: ¿viajar ayuda a sanar un corazón roto?, creo que la experiencia puede ser muy diferente para cada quien, y es por eso que les quiero contar la mía.
Elegí 3 de las ciudades que más me llamaban la atención: Londres, París y Roma, y tuve que agregar una cuarta, Madrid ya que una amiga vive allá y ella fue una de mis mayores cómplices en este proceso.
No era la primera vez que viajaba sola, pero si era la primera vez que viajaba a Europa y me enfrente a un sinfín de miedos antes del viaje, desde mi miedo a volar, hasta el miedo a que me pasara algo grave durante mi viaje. Todos esos miedos desaparecieron en cuanto puse un pie en el avión, fue cuando me di cuenta que somos capaces de todo y que siempre somos más fuerte de lo que creemos.
Mi primera parada fue Londres, en donde literal pagué una sola atracción: La Abadía de Westminster, me dediqué a conocer la ciudad por medio de tours a pie (los recomiendo muchísimo si viajan solos y con poco dinero son una oportunidad de conocer a gente nueva y nos permiten tener datos de la ciudad que no podríamos conocer de otra manera) me paré en cada puesto de fish and chips que encontré y fui a Shake Shack hasta aburrirme.
Después de Londres tomé el tren a París, aquí pagué más atracciones, tomé tours a pie y casi nunca me subí al metro ya que la mejor manera de conocer París (para mí) es caminando por sus calles, me metí a cada panadería que pude, probé todas las crepas que quise, siempre tomaba vino en lugar de agua y no me cansé de sentarme a los pies de la Torre Eiffel, y es en donde me tomé un momento para agradecer el poder estar ahí y fue justo cuando me di cuenta que no necesitamos de nadie ni de nada para ser felices, París me enamoró y me regresó la fuerza que había perdido, me di cuenta que podía lograr todo lo que quisiera a pesar de mis miedos, a pesar de conocer el idioma no tuve ningún problema para comunicarme o moverme por la ciudad, y todo esto yo sola, no dejé de ver a mi mamá en todo mi viaje, lo cual más que tristeza me dio alegría, saber que ella venía conmigo.
París me enamoró tanto que me quedé 3 días más de lo planeado, me cancelaron mi vuelo a Madrid y en lugar de verlo como algo malo, lo tomé como una señal y un regalo de la vida de quedarme más días en la ciudad que me había enamorado, más oportunidades para seguir comiendo y conocer cosas que no había tenido tiempo de hacer entre ellas tomar un barco por el Sena, y ver la exposición de Van Gogh, la cual me hizo llorar un poquito. Después de unos días de un poco de rollo con la aerolínea, pude llegar a Madrid (comprando otro vuelo por mi cuenta) pero llegué.
Madrid me enamoró por su comida, me faltó mucho tiempo para recorrerla, pero gracias a mi guía de turistas personal, pude conocer lugares no tan turísticos y comer en lugares donde solo veías locales, solo pude estar dos días aquí, pero es un buen pretexto para regresar pronto ya que Madrid y yo nos debemos cosas aún.
De Madrid volé a Roma, un lugar que había estado en mis sueños de toda la vida, aquí utilicé un poco la guía de Alan para conocer la ciudad en pocos días, tomé un tour a pie que salía de mi hostal, que por cierto si alguna vez van a Roma yo les recomiendo muchísimo quedarse en Rome Hello, es un hostal tipo hotel, las instalaciones son de lo mejor, el staff es súper amable, la ubicación inmejorable y organizan muchísimas actividades siempre, es un lugar ideal para un viajero en solitario. Roma es un lugar mágico, la gente es maravillosa, la comida no tiene comparación y la ciudad tienen incontables cosas que conocer, al igual que París les recomiendo que esta ciudad la caminen, es mucho más sencillo porque es más pequeña y así puedes conocer el sinfín de iglesias que hay por toda la ciudad. Eso sí, traten de ir cuando no haga tanto calor, ya que de verdad se puede volver algo complicado.
Después de 4 días de estar aquí llegó el momento de regresar a México, en contra de mi voluntad quiero que sepan y les digo, viajar no va a hacer que se te cure un corazón roto, no va a hacer que tus duelos se vayan pero siempre te va a recordar que hay cosas por las cuáles vale la pena luchar y salir adelante. Viajar solo te va a recordar de todo lo que eres capaz de lograr, te va a empoderar (odio esa palabra, pero no encontré una mejor que esa) pero sobre todo te va a regresar a ti, que es lo único que necesitas en esta vida.