Por: Marcelo Buccella
El lugar que más me gustó de Japón fue Kyoto.
Quizás fue el conjunto de paisajes naturales, o la tranquilidad de sus calles lo que hicieron que mis días en la ciudad transcurrieran con una mezcla de asombro y paz constante.
Durante varios años tuve el sueño de conocer el Bamboo Forest (o Bosque de Bamboo) y sorpresa me llevé al ver que no solo de este bosque vive la ciudad.
Pero vayamos a lo importe.
¿Como llegar a Kyoto desde Tokio?
Ir de Tokio a Kyoto es sencillo. Desde la estación central de Tokio sale un Shinkansen (tren bala) que va directo. Tarda alrededor de 3 horas y media, dependiendo del tren que tomes, y no hay que reservar ningún asiento.
Claro, si vas en grupo y quieren ir todos juntos es preferible reservar, pero si no, los primeros vagones del tren son libres y se ocupan “por orden de llegada”.
Este Shinkansen está totalmente cubierto por el Japan Rail Pass y como máximo tendrás que esperar 40 minutos en el andén (si es que no averiguaste los horarios de salida antes).
Ese día que llegamos recorrimos un poco los alrededores del hotel, aprovechamos para descansar y dimos unas vueltas en bicicleta ya que Kyoto es ideal para recorrerla en bici.
Además en la mayoría de los hoteles las podés usar gratuitamente.
Al día siguiente nos levantamos y fuimos nuevamente a la estación central donde tomamos un tren que nos llevaría a la región de Arashiyama donde se encuentra el bosque de bamboo.
El recorrido tarda unos 20 minutos y al bajar parece que retrocedes en el tiempo.
Esta región se mantiene sin grandes construcciones, con hermosos riachuelos y mucho verde.
¡Es fantástico! Las fotos lo reflejan por si solas.
Finalmente llegamos al bosque y lamenté no haberme quedado más tiempo observándolo… Cuando lo vas recorriendo se puede oler un aroma exquisito y el color de las cañas hacen de este bosque algo único en el mundo.
Eso sí, suele haber gran cantidad de turistas. Así que, si queres la foto perfecta sin gente, tómate tu tiempo, tené paciencia. El momento va a llegar y mientras tanto no dejes de mirar, escuchar y maravillarte con este lugar.
Si seguís el camino que recorre el Bamboo Forest vas a llegar a un templo muy lindo llamado Tenryu-Ji que posee un hermoso jardín zen donde se destaca un estanque de agua que refleja los árboles de arce que lo rodean.
Si, ya se, estás cansado de ver templos por todos lados y no querés pagar más para entrar a ellos, pero te aseguro que este vale la pena.
Por último, si aún tenés tiempo y fuerzas, podés ir a conocer el Monkey Park. ¿Y por qué te digo “si tenés fuerzas”? Porque hay que subir una colina y esto te lleva unos 20 minutos y llegas un poco agotado después de haber caminado todo el día.
Al llegar a la cima tendrás una vista panorámica de toda la ciudad. Además, podes darle de comer a los monos que están encerrados en enormes jaulas, así que no te ilusiones con que se suban a tu cabeza para sacarte la foto típica.
Al estar viajando en diciembre (invierno en Japón) esos días atardecía temprano, así que, alrededor de las 4 pm nos fuimos al hotel, recorrimos un poco más la zona de la estación central y nos fuimos a dormir temprano ya que el día siguiente sería igual de movido.
Por la mañana nos tomamos un bus que nos llevaría al Kinkakuji Temple, o Pabellón Dorado, uno de los más hermosos que hay en Japón.
¿Qué tiene de particular este templo?
Bueno, por empezar, las dos plantas superiores están cubiertas de planchas de oro puro, está rodeado por un hermoso espejo de agua y en este lugar se guardan reliquias de Buda.
Por otro lado, fue declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1994.
El templo se encuentra en el centro de un gran parque donde podés estar un buen rato caminando y observando estatuas, santuarios y mucha vegetación. Y obviamente, tomando unos buenos mates como solemos hacer los argentinos.
De allí nos fuimos al Monte Inari. Último punto importante que nos faltaba ver en Kyoto.
En la base del Monte se encuentra el santuario ninja sintoísta más importante de Japón, dedicado al dios Inari. Todo el recorrido hacia la cima se desarrolla pasando por miles de puertas de Torii. Literal.
Se calcula que en todo el monte hay unas 10.000 puertas. Durante el camino, que te lleva un buen rato, se puede disfrutar de hermosas vistas de Kyoto, muchísima vegetación, santuarios, estatuas, y diferentes atajos (o no) para desviarte.
Es uno de los destinos top de Japón y vale enormemente la pena pasar medio día en este lugar.
Como empecé diciendo, Kyoto no solo es el bosque de bamboo. Es mucho, muchísimo más…