Por Karla Campos y Miriam Rivera
Nunca se sabe qué esperar de un lugar donde los muertos parecen tener más voz que los vivos. Eso es Sayula. No solo presume ser la cuna de Juan Rulfo—aunque Apulco y San Gabriel se disputen la anécdota con igual pasión—sino que respira con la misma bruma melancólica que envuelve las páginas de El llano en llamas.
Llegamos con la curiosidad de quien ha leído demasiado y vivido poco en esos Pueblos Mágicos de Jalisco. Sayula se abre despacio, sin prisas. Las calles son anchas y la plaza principal, custodiada por una vieja casona de arcos elegantes, se convierte en punto de partida para la imaginación.
Allí, en ese mismo espacio, funciona un centro cultural que rinde homenaje a Rulfo, albergando talleres, exposiciones y el Museo Arqueológico y de Metalistería.
El verdadero encanto empezó a las doce en punto. El tranvía turístico arranca su andar pausado, como si los caballos invisibles que lo arrastran quisieran que uno viera cada grieta de las fachadas.
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Santuario de la Virgen de Guadalupe
Primera parada: el Santuario de la Virgen de Guadalupe. Construido en el siglo XIX, este templo destaca por su fachada neoclásica y sus impresionantes vitrales. Aquí se vive la religiosidad del pueblo: basta ver las velas encendidas y las plegarias silenciosas de los fieles. Es un espacio que invita a detenerse, respirar y mirar con ojos atentos.

Museo de Arte Sacro
Seguimos hacia el Museo de Arte Sacro, ubicado en una casona histórica. Su colección incluye piezas de arte religioso, vestimentas litúrgicas y documentos antiguos que narran la evolución espiritual de la región. Cada sala parece contener un pequeño retablo de historias no contadas.
Cajetas Lugo
El siguiente alto fue, literalmente, para endulzarnos la vida: Cajetas Lugo. Este negocio familiar, fundado hace más de 100 años, se ha convertido en sinónimo de Sayula. Aquí, la tradición de elaborar cajeta de leche de cabra se mantiene viva.
Probamos variantes clásicas como la quemada y la de envinada, pero también descubrimos sabores inesperados como rompope con cajeta, ¡una delicia!. Cada bocado era una revelación, y no es exagerado decir que muchos visitantes regresan solo por estas cajetas.
Cuchillos Ojeda
Después llegó el turno de los famosos Cuchillos Ojeda, una leyenda viva en la región. Este taller, activo desde 1907, es reconocido por fabricar cuchillos artesanales de alta calidad.
Ver a los herreros trabajar el acero con técnicas tradicionales fue un espectáculo en sí mismo. Los cuchillos, algunos con empuñaduras de asta o madera tallada, son verdaderas piezas de colección.
La Curantería y la representación de El ánima de Sayula
La tarde cerró con broche de oro en La Curantería, un encantador espacio gastronómico y cultural donde disfrutamos de tacos dorados, enchiladas de mole dulce —suave, aromático— y un inolvidable ponche de granada, refrescante y con un sutil amargor que equilibraba el dulzor de la fruta.
Aquí mismo tuvimos la suerte de presenciar la representación teatralizada de El ánima de Sayula, poema picaresco convertido en una divertida puesta en escena. La leyenda —que cuenta la historia de un ánima en pena que vaga por las calles— cobra vida entre risas y guiños al público, en un montaje que mezcla el humor local con la herencia literaria de Rulfo.
Una experiencia que conecta al visitante con las raíces del pueblo, entre el teatro popular y la historia oral.
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Consejos para tu visita a Sayula
- El Tranvía Turístico es la mejor manera de recorrer el pueblo si visitas por primera vez.
- No olvides llevarte cajetas y cuchillos como recuerdo. Son productos únicos que reflejan el alma de Sayula.
- Infórmate sobre las fechas de representación de El ánima de Sayula, ya que es un espectáculo que vale la pena presenciar. Además la historia está presente en el día a día del municipio, ¡está hasta en los souvenirs!
- La plaza principal y los portales son perfectos para caminar al atardecer, cuando el pueblo cobra una atmósfera casi de cuento.
- Vale la pena una visita al Museo Sacro Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe y una escapada a la Laguna de Sayula.
Sayula es mucho más que un nombre en la lista de Pueblos Mágicos. Es un lugar donde las letras, las leyendas y los sabores se entretejen para ofrecer una experiencia auténtica. Y uno sale de allí con la sensación de que, en cada esquina, aún susurra el ánima de Rulfo.
Volveremos. Porque en Sayula las historias no terminan nunca.
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