Por: Martha Laura Pérez
Desde muy pequeña he sido una niña muy inquieta, siempre en busca de aventuras, siempre en busca de descubrir cosas. Gracias al trabajo y esfuerzo de mi papá, nos llevaba de “vacaciones” los veranos a conocer diferentes ciudades dentro de mi país (México), Estados Unidos y Canadá; y bueno digo “vacaciones” porque supongo que para mi papá organizar y cuidar de toda una familia era prácticamente un reto, en especial de una niña bastante inquieta.
No fue sino hasta el Mundial de Fútbol del 2006 que hicimos nuestro primer viaje cruzando “el charco”, el mundial de Alemania y que aprovechamos para visitar algunos otros países de Europa, para ese entonces yo ya tenía 19 años, ya no era una niña y fue ahí cuando empecé a realmente darme cuenta lo pequeños que somos y que tenemos todo un mundo por conocer.
Amé mi primera vez en Europa, cabe destacar que soy aficionada al fútbol y aunque combinar un mundial con “viajar” no es la mejor opción, pero para mí fue una experiencia ÚNICA.
Al regresar de mi primer viaje por Europa, sabía que no tardaría en empezar a organizar otro viaje o ver a donde me iba y así fue; para mis 21 años decidí dejar la universidad por un tiempo e irme a “vivir” a otro país y mi elección fue Inglaterra, específicamente Londres, siempre había tenido la curiosidad de conocerlo, de ver cómo es que manejaban “al revés”, de su maravilloso acento inglés, de la cuna del fútbol etc.
Emprendí mi viaje a Londres y al principio no fue nada fácil, uno a veces extraña las comodidades de estar en casa, pero sabía que era lo que quería y que no podía rendirme tan fácil, gracias a un amigo pude conseguir un trabajo de mesera en Londres, el cual me permitió conocer gente maravillosa, me permitió aprender y perfeccionar mi Inglés y sobre todo poder ganar dinero para sobrevivir en una ciudad tan cara como lo es Londres y por supuesto que con ese dinero pude viajar a diferentes lugares de Europa y finalmente regresar a casa después de 2 años.
Es increíble cómo viajar te cambia, te cambia para bien, te cambia de ver la vida y bueno en mi caso fue así, decidí que mientras pueda seguiré viajando sola, acompañada o con quien pueda unirse. Las presiones de “ ya estás grande” “ya es hora de sentar cabeza” “de casarte” “de tener hijos” eran constantes, pero para mí solo estaba en mi cabeza: VIAJAR. (Como si estar grande te impidiera viajar)
Tengo un trabajo en mi país, un trabajo flexible y el cual me ha permitido poder invertir mi dinero en viajes, porque ¡sí! el mejor dinero invertido es en ¡VIAJES! Al final siempre nos quedaremos con los bellos recuerdos, con la gente que conociste, las maravillas que pudiste apreciar y no con lo material que puedas comprar.
Hace 4 años conocí a una persona maravillosa que aparte de ser mi pareja es mi gran compañero de viajes y sí tengo una suerte magnífica que sea igual o mas que yo amante de los viajes.
Hemos recorrido muchos países y sin duda alguna cada que volvemos de algún viaje ya estamos planeando el siguiente y es así como viajar prácticamente se vuelve una adicción pero de esas adicciones que te traen cosas buenas a tu vida o incluso que te traen MÁS vida. Hoy en día me siento muy afortunada de lo que he conocido, he viajado, cada viaje es una experiencia más a mi vida, y por el momento mientras escribo estas líneas ya estoy organizando mi siguiente destino.
Perdamos el miedo a viajar, gastemos más en experiencias de vida, seamos más humanos e involucremonos más con el mundo, porque cada viaje “te cambiará algo”.