A casi dos horas de la Ciudad de México se encuentra Puebla, una ciudad llena de historia, gastronomía, arquitectura y sorpresas que la hacen el destino ideal para una escapada de la capital del país o para incluir en el itinerario si se está de visita en México.
Hace unos días, parte del equipo de Alan por el mundo decidimos alejarnos de la rutina y elegimos este estado para hacerlo, en lo personal me pareció buena idea pues hace mucho que no lo visitaba, y he de decir que me llevé una grata experiencia.
Partimos en auto desde la Ciudad de México y la primera parada fue nuestro hospedaje, el elegido, Casa Pepe, un hostal boutique ubicado en el centro de Puebla, con cómodas instalaciones que por momentos hace que olvides que estás en un hostal, si no fuera por el ambiente amigable y actividades que se ofrecen.
El check in lo hicimos online, así que llegamos, nos dieron la bienvenida y nos llevaron directo a la habitación. El hostal tiene opciones de habitación privada o compartida, la mía fue privada y sin saber, me habían dado la suite. ¡Espectacular! ¡Hasta tenía tina!
Tras dejar nuestras cosas, fuimos a comer, y por recomendación llegamos a El Mural de los Poblanos, un restaurante especializado en cocina poblana, donde pedimos diferentes platillos para compartir.
Pedimos Trilogía de cemitas, preparadas con chipotle dulce capeado relleno de queso con ayocotes, milanesa de cerdo y pata de res en vinagre, acompañadas de aguacate, cebolla, pápalo y quesillo.
También pedimos una degustación de moles donde probamos el mole poblano, pipián verde, pipán rojo, adobo y manchamanteles.
Y como fuimos en temporada de chiles en nogada, por supuesto no faltó este platillo. ¡Una delicia!
Para acompañar pedimos pulque, había de nuez, granada y natural. Yo pedí el de nuez. Por cierto, el chile lo acompañamos con una copa de champagne de Taittinger.
El postre no faltó, pedimos dulces típicos poblanos, y un Regalo de Quetzálcoatl, que es un pastelito de cacao horneado acompañado de helado de vainilla de Papantla.
Algo característico de El Mural de los Poblanos, es que como bien dice su nombre, tiene un mural (en realidad dos) hecho por el artista Antonio Álvares Morán, en donde en uno se encuentran los personajes que han formado parte de la historia de Puebla. El otro mural está inspirado en dichos mexicanos. Si no reconocen alguno de los personajes o ubican todos los dichos, pídanle ayuda a su mesero.
Al terminar nuestro banquete decidimos ir por unos tragos a otro lugar que nos recomendaron, la Licorería San Pedrito, un lugar donde encontrarán diferentes tipos de cócteles, yo pedí una grosellita.
Después de un rato decidimos que era hora de ir a descansar.
Al día siguiente me levanté temprano para recorrer las calles del centro de Puebla, para ver cómo poco a poco comenzaba a cobrar vida, también aproveché para tomar un par de fotos y recobrar algunas memorias.
Regresé al hostal y desayunamos en La Cósmica, el restaurante de Casa Pepe, donde pedí un plato de fruta y unas picaditas con chorizo.
Al terminar de desayunar decidimos tomar un tour del hostal por el Centro Histórico de Puebla. En el recorrido aprendimos sobre la historia de la ciudad, visitamos algunas de sus iglesias y caminamos por varias calles y puntos de interés como el barrio del artista y la calle de los dulces, además aprendimos sobre el proceso de creación de la Talavera, un arte típico poblano.
Al terminar nuestro tour, entramos a la Catedral de Puebla, una de las más importantes del país y que vale mucho la pena visitar para admirar su arquitectura.
Llegó la hora de la comida y decidimos regresar El Mural de los Poblanos, esta vez para comer, ahora sí, un plato completo de mole poblano, y una sopa de quintoniles, que consta de consomé de pollo con granos de elote y calabacitas, perfumada con té limón. De postre pedimos un helado de nogada, ¡riquísimo!
Terminamos de comer y llegó la hora de despedirnos de Puebla, fue una visita fugaz pero nos dejó una buena experiencia y con muchas ganas de regresar.
Por ahí vi varios tours que ofrece el hostal que me llamaron la atención, como un recorrido gastronómico por el centro de Puebla, una visita a Cholula y hasta un trekking a la Malinche, la quinta montaña más alta de México.
¡Puebla me tendrás pronto de regreso!