Por: Mónica Montoya
“Si quieres construir un barco, no empieces por buscar madera, cortar tablas o distribuir el trabajo. Evoca primero en los hombres y mujeres el anhelo del mar libre y ancho“ – Antoine de Saint-Exupéry
Uno de los destinos que más me gusta visitar es la playa, sin embargo, siendo honesta, para quienes usamos silla de ruedas puede llegar a ser complicado descansar y relajarse. La inclusión en términos generales es la eliminación de barreras físicas y culturales para que todas las personas tengan la oportunidad de ejercer sus derechos y responsabilidades de forma plena. Una playa inclusiva puede ser un lugar que cuenta con espacios y servicios accesibles a todas las persona que deseen visitarla.
Un ejemplo de estas playas en nuestro país están ubicadas en Fundidores y Punta Esmeralda, en Playa del Carmen, en Quintana Roo, éstas fueron de las primeras en México consideradas inclusivas, ya que cuentan con elementos importantes en servicio e instalaciones como regaderas y vestidores adaptados, camastros y caminos sobre la arena, otro dato es que cuentan con sillas especiales de ruedas grandes y flotadores para entrar al mar.
Es de suma importancia que los promotores del turismo consideren la diversidad de las personas que acudimos a estos sitios, aunque no muchas playas sean accesibles, vale la pena visitarlas y disfrutarlas con base en nuestras posibilidades, a mi me encanta todo lo que nos ofrece un destino así. Cuando voy a playa dejo la silla y ando feliz con las manos, sobre todo al amanecer y poco después del atardecer, cuando la arena no está tan caliente, al mismo tiempo soy consciente que no es un destino el cual disfrute si voy sola, pues requiero de apoyo para acudir al sanitario o moverme a distancias largas, pero es ideal para descansar y dejarme consentir.
Una de las experiencias más bellas que he tenido en playa fue liberar tortugas en Marquelia, Guerrero, si bien La Bocana no es una playa inclusiva, ofrece actividades muy interesantes. Asistí a un campamento cuyo objetivo es proteger a las tortugas marinas de su principal depredador, el hombre. Recuerdo que en un recorrido nocturno en busca de tortugas, yo me quedé en el lugar debido a que era una distancia muy larga y la silla se atoraba en la arena, a pesar de estar un poco triste de ver a todos irse, traté de disfrutar de la tranquilidad del lugar, al regresar me contaron que no vieron ninguna.
Cerca de la 1am, una de las coordinadoras me despertó, a escasos metros afuera de nuestra casa de campaña, una tortuga golfina estaba cavando un hoyo para desovar, en silencio nos pidieron esperar a que entrara en una especie de trance el cual inicia al liberar sus huevos, una vez que comienza el desove pudimos acercarnos sin tocar a la tortuga, hacer ruido o tomar fotografías con flash, me pidieron sujetar una bolsa de plástico (conserva el calor y humedad) donde conté depositaron 130 huevos, estos son casi inmediatamente enterrados en un sitio seguro y supervisado hasta que eclosionan y las tortugas recién nacidas son liberadas.
Después del extenuante trabajo de la tortuga, poco a poco cubrió el hoyo jalando arena con sus patas, sentada, a pesar de la distancia, pude sentir la fuerza de sus pisadas que daba para comprimir y camuflajar su nido, una vez que terminó regreso al mar.
Fue una experiencia hermosa que me dejó un gran respeto por las especies con las que compartimos este planeta, cabe mencionar que estas actividades deben ser estrictamente llevadas a cabo por personas expertas que conocen del comportamiento de estos animales, si te interesa vivir la experiencia checa bien que el lugar donde lo realices esté autorizado por instancias del gobierno quienes supervisan y expiden permisos, ya que la mayoría de los pobladores aprovecha el desove como consumo y venta ilegal de los huevos de tortuga.
La playa como destino es un lugar hermoso por naturaleza, considero que en temas de accesibilidad y diseño universal, aún queda un largo camino que recorrer, también culturalmente hablando, nos falta mucho como sociedad, es una cuestión de desinformación, por ejemplo, el lenguaje, términos como discapacitados, disminuidos, inválidos, son incorrectos. El término adecuado es “personas con discapacidad”, anteponiendo siempre a la persona antes que la discapacidad, por ejemplo persona sorda, persona ciega. Esto es importante en los señalamientos en estacionamientos, sanitarios, entre otros.
Las adaptaciones son de gran ayuda a personas con discapacidad sobre todo si la movilidad que tienen es reducida, en mi experiencia, ningún destino es imposible, si alguno de tus amigos, familiar o tú mismo utilizas una silla de ruedas, ten por seguro que vale la pena lanzarse a disfrutar de la aventura, qué mejor realizar un viaje con muchos amigos y entre todos encontrar la mejor forma de pasarla bien y disfrutar del sol, la arena y el mar.