Por: Gaby
Pensé que nunca me animaría a hacerlo.
Hay personas que necesitamos un empujón para realizar nuestro primer viaje solos, para algunos, este empujón es el rompimiento de una relación, para otros la pérdida de un ser querido, para unos la necesidad de encontrarse con uno mismo y para otros no es necesario un empujón, ellos simplemente lo deciden y lo hacen con total naturalidad.
Para mí este empujón tuvo varios factores. Tenía mucho tiempo deseando hacer mi primer viaje SOLA pero no me “atrevía”, tenía mucho miedo a la incertidumbre.
¿Qué país elegir?, ¿qué lugares visitar?, ¿Cómo sería estar sola en un país diferente al mío?, ¿cómo me iba a mover?, ¿Cómo iba a usar el transporte en ese lugar? , ¿Qué tal que era peligroso para una mujer sola?, ¿y si me enfermaba? , ¿Y si me perdía?, etc.
Pero por fin llegaron los empujones que necesitaba para atreverme.
Del trabajo me enviaron a un evento a Perú y creí que ese era mi momento de viajar por mi cuenta , y dije; ¡vas Gabriela!.
A decir verdad, Perú nunca había estado en mi lista de lugares por conocer, por lo tanto no tenía expectativas del lugar y mucho menos sabía que visitar y como llegar a donde quisiera ir. Investigue mucho, leí artículos, blogs, comentarios, me chuté todos los videos de Alan por el mundo, etc. Me costó mucho trabajo elegir a dónde quería ir. No iría mucho tiempo, además de que me daba pavor el “soroche” o mal de las alturas, así que no quería planear muchos lugares porque no sabía cómo me iría.
Por lo tanto, hice un plan tranquilo, pero para mí, que era mi primer viaje sola, era mucho, tenía que tomar vuelos, trenes, transporte colectivo, en fin, tenía que usar muchos medios para poder llegar a mis destinos.
Hubo varias aventuras durante el camino, desde tirar mi pasaporte en el aeropuerto de Cd de México y que un chico me alcanzara para dármelo, casi perder el vuelo a Lima y que me vocearan en el aeropuerto, llegar a un hotel engañada por las fotos y que fuera totalmente diferente, olvidar los boletos de Machu Picchu estando en la fila para tomar el autobús, tener que volver al hotel y formarme de nuevo. No alcanzar a conocer lugares por mi distracción de haber dejado el pasaporte en el hotel y pensar que lo había extraviado en la calle un día antes de mi regreso, y perder tiempo en regresar a buscarlo, etc.
Caminé mucho, comí en donde quise y lo que quise, entré a mercados, tiendas, pregunté mil precios, hice paseos improvisados dependiendo de los horarios en los que iba llegando a los destinos, como bodegas de elaboración de pisco tradicionales, la primer viña de Perú, paseo en tubulares en las dunas, etc. Nada me presionaba, ni me hacía tomar decisiones más que mi cabeza y mi tiempo.
Al principio era chistoso pedir mesa para uno en el restaurante, o unirte a los tours en los que la mayoría de las personas iban en grupos de amigos, o pedir a un desconocido que me tomara una foto sola, etc.
Era gracioso como a las personas les causaba curiosidad que viajara sola, me preguntaban qué ¿por qué sola?, Qué si nadie me había querido acompañar o que si me iban a alcanzar durante el viaje, a lo que yo respondía con un “porque sí”, “por que se me antojó”, o con un “nomás”. Respondía sin molestia, de buena forma, simplemente no tenía una respuesta como tal y creía que no tenía que explicar por qué.
Conocí personas de otros países que te cuentan de sus lugares de origen y aprendes todavía más de otras culturas aparte de la que estabas conociendo en el país en el que estabas de visita.
En fin, lo hice y espero con ansias hacer el próximo viaje sola.
Pues Perú me sorprendió.
Si bien, viajar acompañado y solo son experiencias muy diferentes, y ambas se disfrutan a su modo. A mi parecer el viajar solo es muy enriquecedor, te conoces, conoces tus límites y ves de lo que eres capaz, descubres nuevas actitudes y capacidades que no sabías que tenías. Aprendes a convivir contigo, a disfrutarte y conocer lo que te gusta y lo que no, sales de tu zona de confort.
En resumen, se tu compañero de viajes aunque sea por una vez en la vida, si no te animas a otro país, hazlo dentro del tuyo. Busca un destino que se te antoje, ármalo con calma, si algo no sale en el trayecto ya lo irás modificando. No te preocupes, pues al final de cuentas todo sale, puede que no como planeabas, pero sale, a veces hasta mejor de lo que esperabas. Tal cual como es la vida, por más que la planeas no siempre resulta como pensábamos, pero de eso se trata, de improvisar con lo que hay y disfrutar. De que hay baches en el camino, los hay, de que hay cosas inesperadas, las hay. Pero vas aprendiendo a no engancharte, a abrirte a cambiar el rumbo, a pensar qué hacer si aquello no salió como esperabas. Creo que es el más grande aprendizaje que me queda de esta experiencia.
Si tenías pensado conocer un lugar con una persona, y esa persona se fue a conocerlo con otros, qué más da, ve y conócelo tú solo o busca otro destino que también quieras conocer. Si tu compañero de viajes te dice que no tiene dinero para viajar y de pronto hace un viaje con otros, da igual, si no quería gastar su dinero para un viaje contigo, tú viaja. No dependas de nadie para viajar y recorrer el mundo.
Hay mucho mundo y poca vida. Viaja. #Gabyajes.