Tú x el Mundo

Invierno en Kazajistán

Por: Sandy López

¡La verdad es que si no lo hubiera visto por mis propios ojos no lo hubiera creído!

Solo el haber pasado el invierno del 2019 en Kazajistán me permitió vivir una experiencia increíble, que conocía únicamente en películas o caricaturas.

A partir de noviembre fueron días en que en este país estaba nevando todo el tiempo, incluso algunas ocasiones los transportes tuvieron que parar de trabajar. Las calles se llenaron de montañas de nieve que se van acumulando por la limpieza que hacen para permitir el paso peatonal, a pesar de eso, la nieve alcanza una altura increíble, cubriendo bancas, columpios, árboles, aceras y dificultando su tránsito, pero que lo hacen a la vista super interesante y fácil de admirar.

Eso no nos impidió tanto como el frío hacer unos paseos para disfrutar estas vistas, personalmente creo que la ciudad se ve más bonita cubierta de nieve y aunque sí, hace mucho frío durante el invierno, creo que poder admirar las creaciones de la naturaleza valen la pena.

Admirar kilómetros del río Irtish congelado parece una escena de caricatura con gente sentada en medio del mismo con su caña de pescar dentro de un pequeño hoyo en el hielo, observar la forma de vida en esta cultura y con este estilo de vida durante por lo menos 6 meses en el año también es una cosa única.

Claro que también se disfruta la vista desde la ventana de una cálida casa acompañando el momento con el típico té que tanto se bebe en Kazajistán, pero como no se sabe cuántas oportunidades como esta se tendrán en esta vida creo que siempre que se presenten es bueno aprovechar y padecer un poco el frío en el exterior amortiguándolo con una buena chamarra y artículos como gorro, bufanda y botas para la nieve, para poder vivir la experiencia y tratar de captar en foto y sobre todo en la memoria unas buenas imágenes.

Mientras se camina sobre la nieve es posible comparar su parecido con la arena, una composición tan fina y tan delicada, tan antojable para tirarse sobre de ella y hasta para regarla en el camino, que no hay de otra más que sucumbir.

¡Solo me queda estar agradecida por poder disfrutar estos momentos!

¡Gracias, gracias, gracias vida!