Por: Marco Mejorada
Asunción como todas las grandes capitales del mundo no está exenta del problema que significa movilizar a sus habitantes. Ellos le llaman colectivos a los autobuses y es el único país en la tierra que te ofrece control de peso por tan solo 3.000 guaraníes (medio dólar), lo explicaré más adelante.
Son dos las categorías (en realidad son más) que ofrece el servicio de colectivos en Asunción, por un precio más elevado, los colectivos (buses) de primera clase tienen aire acondicionado, pantallas, jacuzzi y hasta WiFi.
En esta ocasión me ocuparé de los que usa la perrada, su precio es más bajo y estos no tienen jacuzzi pero sí sauna, es tanto el calor que hace en Paraguay y tanto el hacinamiento en los colectivos que en la práctica son unos auténticos baños turcos, en las 3 primeras cuadras ya uno trae dos kilos menos.
No solo ese servicio ofrecen lo que son verdaderas cafeteras con ruedas. Subirte a un colectivo en Asunción es viajar en el tiempo y experimentar lo que fue un mercado fenicio (a los fenicios se les considera los inventores del comercio internacional), no termina de bajar un vendedor ambulante cuando ya suben 4, estos sí saben de ventas, no macanadas…….¡¡¡ TE VENDEN DE TODO!!! .
En el trayecto del Shopping Paseo Galerías a mi departamento pude percatarme que lo mismo te venden un chicle hasta un tiempo compartido en Punta Cana.
No terminé la primera cuadra cuando ya tenía el bolsillo lleno de chicles y dulces.
Empezando la segunda cuadra ya había hecho yo mi súper, compré un manojo de rabanitos, 4 tomates rojos, una lechuga orejona, 2 piezas de mandioca (camote), medio kilo de carne molida, 1/4 de carne para deshebrar y 1 bolsa de chipas.
El ámbito artístico también se hace presente en los colectivos, subió un mimo, un juglar, un comediante, un rapero, un poeta y hasta un cuarteto de cámara con cuerdas y metales,
No sé ni cómo pero ya casi llegando a mi departamento, hice dos operaciones financieras con un corredor de la casa de bolsa, compré dos terrenos en una exclusiva zona residencial de Asunción, mi boleto de regreso a México y hasta dos camellos intentó venderme un paraguayo.
Estos paraguayos si saben vender, y sin andar amenazando con aranceles ni firmando tratados de libre comercio.