Por Jhonathan Gómez
Mi viaje comienza en Paraguay, donde llegué para asistir al encuentro latinoamericano de Arquitectura y Diseño 2014; antes del encuentro con el grupo con el que viajaba decidimos ir vía terrestre a Brasil, específicamente al Parque Nacional de Iguazú, en donde se encuentra una de las 7 nuevas maravillas naturales del mundo, Las Cataratas de Iguazú. El viaje duró aproximadamente 5 horas y lo realizamos por la noche, por lo que al amanecer del otro día ya habíamos llegado al parque; el parque es realmente impresionante todo está muy ordenado, planificado y limpio; no es barato pero todo lo que hay que ver es impresionante y sobre todo la naturaleza exuberante de las cataratas.
En mayo, que fue la época en la que fui, las cataratas se encuentran en su estación más bonita, ya que el verano está por terminar y aún no comienzan las lluvias que provocan que se desborden.
Un bus de dos pisos sin ventanas, muy bonito, nos llevó desde la entrada del parque hacia el inicio del sendero donde se encuentran las cataratas, en el lugar hay restaurantes que ofrecen una gran variedad de bebidas naturales, no son baratas pero el calor realmente es sofocante y un jugo no cae nada mal; en todo el parque reciben dólares, reales y guaraníes (moneda de Paraguay) por su cercanía con Paraguay.
El tour comienza hasta arriba, en donde se logra apreciar las caídas en todo su esplendor. Hay miradores por doquier y al instante se escucha el sonido ensordecedor e impresionante del agua, me quedé maravillado porque mis ojos no alcanzaban a captar tanta belleza natural por todas partes, ese día pude contar 15 arcoiris en el primer tramo de las cataratas, casi los podía tocar.
En el segundo piso se encuentra una de las atracciones más bonitas, es un muelle que esta hecho sobre las rocas de las cataratas y lleva directamente a donde cae toda el agua, es impresionante. Si no te quieres mojar te dan una capa, aunque terminarás mojándote por la brisa. Es importante llegar temprano a este punto, ya que es donde más gente encuentras por su impresionante vista.
Al salir se encuentra un camino bien hecho en donde podrás disfrutar de las demás cascadas y caídas de agua, al llegar al mirador central el tour llega a su final, sin embargo se puede tomar un viaje en lancha inflable con motor.
El tour de lancha con motor costó 45$. Al principio del recorrido tuve un poco de miedo por la fuerza del río, sin embargo lo conductores son expertos y hacen que tu recorrido sea seguro. La capacidad de las balsas es para 10 personas y el viaje dura media hora, te toman video y fotografías para que guardes el recuerdo de esta experiencia extrema, y con extremo me refiero a que hay un tramo del paseo en el que te llevan debajo de las cataratas y sales más que bañado y tiritando de la emoción y el frío.
Al terminar te llevan a una estancia en donde ya tienen tus fotos y video listos, si quieres un cd con tus fotos y video solo debes pagar 5$, también hay vestidores y duchas para que te cambies. Recomiendo una toalla y otra muda de ropa.
El parque cierra a las 5 de la tarde, y en la entrada se pueden comprar recuerdos, todos muy bonitos pero nada baratos, aunque valen la pena porque todo está hecho con calidad en diseño y materiales, por cierto allí compre ropa para poder cambiarme.
Tras mi gran aventura, regresé a Asunción Paraguay.