Los viajes y el teatro son similares, ambos pueden cambiarte la vida con tan sólo comprar un boleto.
Hace 10 años vi por primera vez el monólogo Icaro, actuado y dirigido por el italiano Daniele Finzi Pasca. Una experiencia que nunca olvidé y que está de regreso en México.
Icaro es un triunfo, una experiencia que pocas veces se logra en el teatro mundial. Excepcional. Icaro demuestra que el talento y la sensibilidad de un actor es más grande que cualquier escenografía motorizada, orquesta en vivo o luces de primera generación. Aquí hay poco y hay todo.
De manera magistral Daniele Finzi Pasca lleva al espectador por un viaje que por momentos parece no entenderse, pero no importa, Icaro es para sentirse. Y al final todo tiene sentido y cuando menos le esperas el público está atrapado en su propio reflejo, con candado.
Icaro gusta a todos, a los adultos, a los niños, a los hombres, a las mujeres, a los sensibles y a los amargados. Icaro es casi infalible. Por eso es tan valiosa. Porque no es necesario decir de que trata, cuanto dura o dar más explicación. Está garantizada.
Hay obras que valen la pena, obras que no hay que perderse y obras como Icaro que son sencillamente oportunidades irrepetibles. Icaro es como esos lugares que hay que ver antes de morir. La cuestión es que a diferencia de los monumentos, Icaro tiene fecha de caducidad.
A partir de hoy y por dos semanas en el Teatro de la Ciudad. México DF.
Horarios y boletos en ticketmaster.
Que sorprendente y por la manera como lo narras, no queda la menor duda de que es una obra magistral, tengo que verla a como de lugar.