Por: Soohang Angulo Luis
Viajar al extranjero siempre había sido uno de mis más grandes sueños. Todos los días mientras trabajaba el único pensamiento que habitaba en mi mente era conocer hermosos países como Italia y Francia. Así que me propuse el firme objetivo de hacer el viaje de mi vida. Investigué precios y durante un año ahorré lo suficiente para ir a visitar a una amiga que está viviendo en Parthenay, un municipio de Francia. Juntas organizamos las fechas, los lugares que moríamos por ver y reservamos hoteles.
Viajé de Cancún a París, ahí mi amiga me recibió y empezamos una maravillosa aventura. Además visitamos Roma, Venecia, Madrid, Barcelona, Londres y Ámsterdam, este último lugar me cautivó por completo.
Llegamos en tren desde París. Al salir de la estación quedé deslumbrada por la arquitectura y los hermosos paisajes de la ciudad. Los canales y los puentes te obligan a encender tu cámara y retratar su belleza. La gente parece disfrutar plenamente andar en bicicleta por las calles de Ámsterdam, y con mucha razón, ya que cada rincón es incomparable.
Nos hospedamos en un acogedor hostal y tomamos un bus que nos dio un recorrido por las principales atracciones. La gente es muy amable y se respira un ambiente mágico (quizás esto tenga que ver con que la mariguana es legal).
Conocimos la casa de Ana Frank y nos tomamos la clásica foto en las letras de “I amsterdam” como siempre habíamos querido hacerlo.
A pesar de que hay muchas cosas permitidas que en México no, es una de las ciudades más seguras y las personas están dispuestas a ayudar en todo momento. Hay actividades para todos los gustos y definitivamente es un lugar al que me gustaría regresar.
Me siento muy feliz de haber cumplido este sueño, las experiencias vividas quedarán para siempre grabadas en mi mente y sobre todo en mi corazón. Estoy muy agradecida con la vida por haberme permitido realizar este increíble viaje al lado de una de mis mejores amigas y ojalá que en el futuro tenga otra oportunidad para conocer nuevos horizontes, porque si algo aprendí en esta aventura es que hay que disfrutar cada minuto al máximo.
