Por: Diego Villaroel
Desde pequeño mis padres me llevaban de viaje alrededor de mi país, después poco a poco empezaron a llevarme a lugares cercanos de Bolivia. Nuestro primer destino fue Chile, después Perú, aún pensaba que ir países con sus capitales grandes era para ricos, hasta nuestro primer viaje a España, mis ojos se quedaron en shock y mi mente solo guardaba acentos, rasgos faciales de tanta gente, olores, colores donde me sentía un pequeño punto en el medio del planeta.
El hambre de conocer y viajar estaba empezando, no sé por qué cuando fuimos a Italia, y lo poco culto que era aquella vez, sabía que en Roma estaba una de las 7 maravillas del mundo, el Coliseo, el tan solo salir del metro y ver esa obra hecha a mano por el hombre fue amor a primera vista, fue ahí donde investigué y mi sueño se convirtió en Conocer las 7 maravillas del mundo. ¡Pero vaya! al investigar, no me imaginaba que se encontraban tan dispersas por todos lados.
Pero el sueño aún se mantuvo, pocos meses después mi mejor amiga y yo emprendimos el viaje hasta Perú, decidimos hacer un mochilazo y hacer el trayecto lo más low cost posible, entre hostels, buses y caminatas de 3 horas logramos llegar a Aguas Calientes y observar la maravilla que es el Machu Pichu.
Cómo es posible que el hombre haya sido tan genio para construir lugares tan hermosos, me pregunté, ya tocaba conocer la tercera…
La pandemia empezó muy fuerte todo el 2020, justamente a finales del mismo año apareció la cepa brasileña que era mortal, pero mis ganas de seguir conociendo las maravillas continuaron, los pasajes a Brasil desde Bolivia estaban económicos por la baja demanda, entonces decidí lanzarme al éxito. En plena pandemia, con la cepa en medio, agarre todos mis barbijos (mascarillas) y pude conocer el Cristo Redentor, las vistas y la imponencia de este lugar fueron increíbles.
El mismo año los deseos no paraban y no sé cómo logré convencer a mi familia para ir a México, aún en pandemia, organizamos el viaje, mis padres ya estaban vacunados y conseguimos un vuelo desde Miami hasta Cancún, hice despertar a mis padres a las 4 am para manejar hasta aquella nueva maravilla, Chichen Itzá en medio de la selva, a 35 grados la vi, estaba sudado, quemado por el sol, pero con una sonrisa en mis mejillas sin comparación.
Las tres maravillas restantes si se encontraban al otro lado de dónde yo vivo. A finales del 2021 decidí dejar mi trabajo, dejar mis emprendimientos y aventurarme a hacer una maestría en España, para aprender y a la vez para seguir viajando. Llegó diciembre y me enteré que desde Madrid existían vuelos directos a Ammàn, la capital de Jordania donde se encuentra Petra.
Después de quedar con la nariz muy adolorida por 3 pruebas PCR para llegar hasta allá, logré llegar a este país islámico, donde nada era igual, manejando en medio del desierto de noche, pude llegar a Wadi Musa y a la mañana siguiente conocer Petra, eel frío que hacía y la arena, no me detuvieron caminar 45 minutos hasta llegar al Tesoro y derramar lágrimas por estar tan cerca de cumplir mi sueño.
Solo faltaban dos maravillas….
Veía muy lejos llegar a la India, y más aún China, por los problemas del Covid. Pero en septiembre del 2022, después de estar dando vueltas por el sudeste asiático sin algún plan concreto, decidí visitar la capital de India, me advirtieron que India era un país demasiado retador, llegué a la capital, busqué el tren para llegar hasta Agra y ¡que sorpresa! el ticket más barato para llegar hasta allá, me salió alrededor de 80 dólares (ya me habían advertido de ser estafado) sin darme cuenta estaba de camino a Agra. Parado alrededor de 4 horas en un tren con muchísima gente que me miraba como un bicho raro jaja. Pero al momento de llegar y dirigirme al Taj Mahal mis ojos se quedaron de un color blanco de la belleza de este mausoleo, todo el esfuerzo había valido la pena.
Actualmente voy 6/7 maravillas del mundo….
China me espera y estoy seguro que pronto pisaré sus tierras.