La siguiente historia ocurrió en Petra, una de las Nuevas Maravillas del Mundo, las protagonistas: Karla, Violeta y Miriam, quienes vivieron momentos de incertidumbre y angustia, pero al final, todo quedó en un susto y en una lección.
Un nuevo día del viaje por Israel y Jordania comenzó, ahora tocaba visitar al ciudad perdida de Petra. Ya la noche anterior Karla, Violeta y Miriam habían disfrutado de la magia y misticismo que guarda este lugar, en Petra by Night.
Pero en el día todo es diferente, caminas entre carrozas, caballos, burros y camellos por el Siq, hasta El Tesoro; beduinos acompañan tu caminar ofreciéndose como guías, algún “transporte” o simplemente te observan.
El último tramo para llegar a El Monasterio fue algo pesado y metros antes de llegar a la meta, se encontraron con un beduino llamado Abdulah, quien les ofreció un asiento en su tienda y bebidas a un mejor precio que en las que se toparon en el camino.
Abdulah les hizo plática, les contó sobre sus costumbres beduinas, algunos viajes que había hecho, datos sobre Petra; ellas también le contaron un poco sobre su viaje y pasaron un rato agradable. Tras despedirse, las invitó a verse en la parte más alta de la zona arqueológica, donde tenía una pequeña tienda.
Llegaron y Abdulah acomodó unas colchonetas para que se pudieran sentar, tras ellos venía una pareja de viajeros franceses y se les unieron para disfrutar del atardecer; minutos después llegó otro beduino llamado Rashad (sobrino de Abdulah) con un burro.
Pasó el tiempo entre pláticas y té beduino; llegó la hora de ver los últimos rayos del sol y posteriormente salir del sitio en medio de la noche. Abdulah invitó a los viajeros a cenar a su cueva; los franceses aceptaron, pero Karla, Violeta y Miriam, rechazaron amablemente la invitación, por miedo de no saber a dónde iban a ir y porque ya habían pagado la cena en su hotel.
Abdulah y los franceses se despidieron, en un punto del camino; Rashad y su burro acompañaría a Karla, Violeta y Miriam a la salida.
Mientras caminaban, Rashad invitó a Karla, Violeta y Miriam a ver el espectáculo Petra by Night desde lo alto de una de las montañas, justo al frente de El Tesoro, ellas dijeron que no, pensando en que ya era muy noche y en que no estaban seguras si eso no infringía algo. Él insistió diciendo que eran sus invitadas, sus amigas, y no había nada que temer; ellas lo pensaron mucho, él siguió insistiendo y luego les ofreció subir una por una a la montaña, arriba de su burro para que fuera más rápido, cada quien tardaría unos 20 minutos. Al final solo aceptaron Violeta y Miriam, por lo que el trato fue subir primero a una, para tomar un par de fotos, regresar por la otra para hacer lo mismo, y luego llevarlas a la salida.
Violeta fue la primera en ir, Karla y Miriam se quedaron en un tienda, Rashad les dijo que se fueron lo más dentro posible para que no las vieran y les dijeran algo; ellas obedientes se sentaron dentro de la tienda y vieron cómo se alejaban Violeta y Rashad hasta que los perdieron de vista.
Pasó el tiempo, Miriam y Karla seguían sentadas en silencio, escuchando los sonidos de la noche, de repente vieron que una persona iba caminando en la pequeña montaña que tenían enfrente, llevaba una lámpara, y alumbraba hacia el camino y la tienda donde estaban ellas, la luz dio directamente hacia la tienda, ellas se agacharon para no ser vistas, la persona continuó su camino.
Karla y Miriam comenzaron a tener miedo, sabían que estaban haciendo mal, ¿qué pasaría si las encontraban? ¿qué iban a decir? ¿qué pasaría con Violeta? No tenían contacto con ella, no tenían internet, ¿Que iban hacer?
Miriam se trató de tranquilizar y calmar a Karla, quien ya estaba muy estresada, ya habían pasado más de 25 minutos y no se veía nada a lo lejos. Miriam le dijo a Karla – esperemos 20 minutos más – escucharon ruidos detrás de ellas, se espantaron, decidieron salir de la tienda y sentarse en unas bancas que había afuera; sentadas, vieron como un animal redondo, medio esponjoso y pequeño, una especie de roedor, se acercaba a ellas rápidamente, ellas subieron los pies a la banca, el animal pasó de largo.
A lo lejos vieron como una camioneta se acercaba hacia donde estaban, ellas volvieron a meterse a la tienda y se agacharon, nuevamente con las incógnitas de qué iban hacer y decir si las veían.
Miriam: ¿Qué hacemos?
Karla: No sé
Miriam: Hay que decir la verdad, que perdimos a nuestra amiga y no sabemos qué hacer, seguro nos llevarán al Centro de Visitantes y ayudarán a buscarla.
Pasó la camioneta de largo, ellas regresaron a la banca de afuera. Ya había pasado una hora y no sabían nada de Violeta, ni se veía nada a lo lejos.
Miriam: ¿Entonces?
Karla: Ya me quiero ir, tengo miedo.
Miriam: mmm
Silencio.
Miriam: Pues, vámonos. Vamos al Centro de Visitantes y pedimos ayuda.
Karla: Sí, por favor.
Karla y Miriam dejaron la tienda y comenzaron a caminar rápido, sin decir una palabra, solo se escuchaban sus pasos en la tierra; la luz de la Luna alumbraba el camino; a la altura de las tumbas, vieron a un hombre que se acercaba a ellas, ellas temieron por su seguridad, el hombre se acercaba, se cruzaron y él ni siquiera volteó a verlas, siguió de frente, ellas suspiraron de alivio y continuaron su camino.
Ya por el Teatro, vieron que a lo lejos estaba la camioneta que habían visto pasar, y también había unas tiendas con más hombres, Karla y Miriam los pasaron de largo, ellos no les dijeron nada.
Las viajeras ya se sentían más cerca de la salida, estaban a nada de llegar a El Tesoro, el espectáculo Petra By Night acababa de terminar y la gente se estaba tomando fotos, suspiraron, por fin, después de mucho tiempo se sintieron seguras, vibró el celular de Karla, luego el de Miriam, las dos lo agarraron rápidamente y vieron un mensaje de Violeta.
Violeta: Pensé que me secuestraban. Pero ¿dónde las veo porque no nos va a dar tiempo, fue lo que dijo según esto.
Karla: ¿Qué pasó? Vamos hacia la salida, estamos cerca de El Tesoro, ¿Dónde estás?
Violeta: Arriba de ustedes, llegamos hace como 10 minutos, ya nos vamos a regresar ¿las veo afuera? o en el hotel jajaja, porque yo creo que me tardaré más en caminar.
Karla: Ya estamos en El Tesoro
Ya no le llegó el mensaje a Violeta.
Miriam: No le llegó el mensaje. ¿Qué hacemos?
Karla: Hay que esperar.
Karla se puso a tomar fotos de El Tesoro para no pensar tanto en el problema y para que el tiempo pasara más rápido.
Las personas se empezaron a ir de El Tesoro, los beduinos comenzaron a pedirles que se retiraran.
Miriam: Nos van a correr. ¿Qué hacemos?
Karla: No sé
Ya habían pasado 30 minutos, Violeta no llegaba y ya casi no había nadie en El Tesoro.
Miriam: ¿Y si nos vamos?
Karla: ¿Y luego?
Miriam: La esperamos en el Centro de Visitantes, y si no en el hotel.
Karla: ¿Y cómo va a saber dónde estamos?
Miriam: Dio la opción de vernos en el hotel, creo que si no nos encuentra en el camino se va a ir para allá.
Karla: Bueno
Karla y Miriam siguieron su camino, esta vez por el Siq, no había nadie, algunas de las velas que marcaban el camino para Petra By Night ya se habían apagado, sin embargo algunas todavía alumbraban.
El cansancio de todo el día ya estaba pasando factura, caminaban más lento, vieron a otro animal cruzarse por su camino, estaba vez si era un roedor. Continuaron caminando.
Ya estaban muy cerca de la entrada, Karla decidió tomarse un respiro, se sentaron un rato, no había nadie, Violeta no aparecía.
Siguieron caminando, por fin llegaron a la salida, había gente, no les dijeron nada, llegaron al Centro de Visitantes, se sentaron en unas escaleras a esperar. Un vendedor de las tiendas que están fuera del Centro de Visitantes les habló y les ofreció algo de beber; Miriam comenzó a hablar con él.
Karla: Ya no hagas amigos, ve lo que pasó.
Miriam: Pero nos está ofreciendo ayuda.
Karla: Ya no.
Miriam siguió hablando con el señor.
Miriam: Dice que nos lleva a nuestro hotel.
Karla: No, ya no. Caminamos, está cerca.
Miriam se despidió del señor y agradeció su ayuda, pero prefería caminar.
Karla y Miriam llegaron al hotel, con una ligera esperanza de encontrar a Violeta afuera del cuarto.
Violeta no estaba, entraron al cuarto y esperaron.
Vibró el celular de Karla. Mensaje de Violeta.
Violeta: Ya salí, ya voy al hotel.
Suspiraron Karla y Miriam y ahora solo tenían que esperar a que llegara Violeta. Pasaron varios minutos y ¡por fin llegó sana y salva!
Con los pies destrozados y sin comer (menos Violeta que había disfrutado de una rica cena en la casa del beduino) durmieron después de esta historia de terror viajera.