POR: DAVID DELGADO
El 2012 fue el año en el que comenzó la aventura y la oportunidad de llenar nuevas páginas de mi vida e ir más allá de las fronteras de mi querido país México, aprovechar el tiempo, el espacio y el resultado de días de esfuerzo, trabajo y ahorro para cumplir aquellas metas que me marcaron desde mi infancia, como pasar por debajo de la Torre Eiffel, tocar los muros del Coliseo Romano, recorrer los canales de Ámsterdam, o apreciar las pinturas expresadas en el muro de Berlín, imágenes que quedaron grabadas en la materias de Artes e Historia a lo largo de mi preparación académica.
Te imaginas los mundos fantásticos, y a veces crees que es imposible descubrirlos, pero cuando estás ahí, cuando ves la inmensidad de la creación del hombre, la naturaleza y Dios, sólo volteas al cielo y dices: ¡Gracias, lo logré! Lo preocupante no era estar allá, sino el miedo de volver a tu ciudad natal y esforzarte aún más para trazar el nuevo trayecto, porque se hace vicio, jeje.
Por supuesto que viajar cuesta, pero cuesta más el no poder aprovechar las oportunidades para lograrlo, pues en nuestra mente está el objetivo, sólo hay que planear las estrategias necesarias y poner toda nuestra energía positiva para lograrlo.
Bueno llegaba el día de partir, era un 14 de abril del 2012 cuando arrivé solo a la Ciudad de México, ya con mis maletas listas, bien selladas, mi pasaporte en blanco, pero con los nervios de punta, mi nivel de inglés estaba al 60%, y la primera ciudad donde tuve que hacer escala era Frankfurt, Alemania, ya se imaginan cómo me sentía en este territorio, donde debía pedir informes para llegar a la sala correspondiente y abordar el vuelo que me llevaría hasta Roma, donde comenzaría mi tour por 18 días.
Sólo recordé “Vale una imagen más que mil palabras y el lenguaje no verbal lo dice todo”, así que a poner en práctica lo básico del inglés, preguntar a las personas si podía hablar en el idioma estadounidense y complementarlo con señas, pero no falta en estas aventuras, personas que te identifican por tu manera de hablar y dicen: ¿Hola, cómo te va, qué haces en este país, cómo está mi México?, y de estas situaciones suceden continuamente, los mexicanos andamos por todo el mundo.
Al llegar a Roma, Italia, ya me esperaban amablemente los guías que durante varios días nos acompañarían por este país, en el que tuve la oportunidad de visitar la hermosa Capilla Sixtina, la Catedral de San Pedro, el Coliseo Romano, la maravillosa Fontana de Trevi, las grandes plazas como la España, la Colonna y la Navona, llenas de tiendas, restaurantes, cafés y expresiones artísticas, así como el barrio de Trastévere, un lugar ideal para comer una exquisita pizza margarita, acompañado con una cerveza o vino tinto, y para darle un toque especial a este momento, una melodía interpretada por los talentos que recorren cada rincón de esta reconocida zona.
Para ello, dentro de mi grupo, conocí a dos personas con las que formé una amistad: Guille Bucio, de Argentina; Daniel Poveda, de Venezuela; así como a una encantadora pareja de mexicanos, procedentes de Puebla: Mara Pérez y Héctor Padilla, quienes atrapados por la sana diversión y la felicidad de recorrer tantos lugares mágicos, hicieron vivir una de las experiencias más completas de este viaje.
Luego de Roma pasamos a Venecia, donde acudimos a un taller de artesanías a base de cristal cortado, paseamos sobre los canales en góndolas, visitamos la Plaza de San Marcos y brindamos con una copa llena de champagne; y posteriormente, trasladarnos a una de las ciudades más bellas de Italia: Florencia, donde no perdimos la oportunidad de entrar a la catedral de Santa María de Fiore, el Palazzo Vecchio, el Ponte Vecchio y la Galería de la Academia, en la que se encuentra el majestuoso “David”, de Miguel Ángel.
Con una sonrisa de oreja a oreja, subí al autobús, donde personas de diversas culturas y países formaban el grupo completo de turistas que teníamos el mismo objetivo, conocer el mundo y sus alrededores.
Era el momento de regalar a mi vista uno de los paisajes más bellos del planeta, los alpes suizos, repletos de bosques y áreas verdes, inmensas montañas nevadas, cascadas detrás de pequeñas cabañas, los grandes lagos, y entre los que destacan ciudades suizas como Lúgano, Luzerna, Zurich y Berna, lugares limpios, gente amable y educada, exquisitas cafeterías y un sinfín de relojerías y boutiques. Yo no se si fue coincidencia o compartiríamos los mismos gustos, pero cuando atravesamos la región de los Alpes, el chofer nos complació con melodías de las grandes Céline Dion, Whitney Houston y Mariah Carey, que hasta la piel se me enchinó.
Después de unos días, había llegado el día de partir a uno de los países más románticos de la Tierra: Francia, y que mejor manera de conocerlo, al llegar a su capital: París. Hacía un frío inmenso, recuerdo que al llegar al hotel Mercury, desesperado pedí informes en recepción sobre el metro que quedara más cerca, el tiempo destinado para llegar a uno de los íconos más destacados de esta ciudad, la Torre Eiffel, quería ya salir y conocer este lugar que tanto había soñado, sólo le comenté a mi guía, me voy solo, mañana nos vemos en el recorrido matutino, eran aprox. las 19:00 horas, total, como dicen los dichos populares “Preguntando se llega a Roma”, y así fue, llegué sano y salvo a la torre, pero para esto, ir a París y no comerte una crepa y un chocolate, no tiene caso jejeje, y durante dos horas me senté, disfruté el postre, pedí que me tomaran fotos, observé cada detalle de ese monumento, y nuevamente expresé: ¡Lo he logrado!
A pesar del frío y una pequeña llovizna, al ver el París iluminado y el río Sena, no me detuvo. Comencé a caminar y caminar hasta llegar a los Campos Elíseos, un poco congelado jeje, y por arte de magia, me encuentro cerca del Arco del Triunfo con las amistades que ya había hecho dentro del circuito, por lo que una gran velada nos esperaba en la Ciudad del Amor, y que es verdad, es un lugar que te deja asombrado, relajado y maravillado.
En los días siguientes todo estaba listo para seguir nuestro recorrido y conocer los canales y la plaza principal de Brujas, no sin antes disfrutar los chocolates y postres que se elaboran ahí, y que desde que transitas por sus calles invaden con su olor el sentido del olfato, por lo que no puedes resistirte a probarlos.
Posteriormente llegué, junto a mis compañeros turistas, a Ámsterdam, un excelente lugar para rentar una bicicleta y dar un tour por sus avenidas, sus puentes, el museo de Van Gogh y de los diamantes, tomarse la foto en el “I Love Amsterdam”, pasear por el Barrio Rojo, y disfrutar un buen concierto de música clásica al aire libre, cosas que no dudé de hacer y recomiendo ampliamente, y por supuesto, visitar el museo-casa de Ana Frank, que si no me equivoco, muchos hemos conocido su historia desde secundaria y hemos tenido las ganas de estar ahí, en el lugar donde permaneció por mucho tiempo.
El circuito estaba a punto de culminar, pero la satisfacción engrandecía cada vez más, a veces nos desmotivamos si alguien no nos quiere acompañar, y tememos que ir solos no se disfruta de la misma manera o que si sucede un problema nadie podrá apoyarnos, pero la realidad es diferente, aprendes a madurar, a ver de lo que eres capaz de lograr, a reflexionar sobre tu vida, a valorarte y valorar tu entorno, a escuchar tu interior, darte la oportunidad de oír la respiración y los latidos del corazón, traspasar retos, adaptarte a nuevos entornos, conocer culturas, relacionarte con más personas, hacer amistades, y te das cuenta que nunca viajaste solo, recorriste los mismos espacios con personas que sienten, piensan, y que en su momento, actuaron igual que tú, tomaron la decisión de escribir una nueva página, de mostrar que todo se puede lograr, y que al igual que en Berlín, Alemania, a pesar del deterioro que tuvo después de la Segunda Guerra Mundial, se logró un objetivo, porque la visión estaba puesta y no se quitó el dedo del renglón. Y nuevamente me hice una pregunta ¿Sabes David por qué Dios nos da los días nublados en nuestra vida?, pues para agradecer y disfrutar los días soleados.
Después de esta primera aventura vinieron más, como se los dije en un principio, esto se vuelve un vicio, pero exquisito. Y que mejor manera, que acompañadas de los tips de Alan x el mundo, uno de los mejores blogueros que hay a nivel mundial, y que junto a su equipo de trabajo hacen posible que nos ilustremos y estemos motivados y seguros para ir en búsqueda de más experiencias en los diversos continentes del planeta, como lo hice por Perú, Chile, Dubai, Panamá, y otros países de Europa, bajo las recomendaciones de esta página.
Recuerden mejor manera de enriquecer nuestra vida es viajando, es una satisfacción inigualable, y como dice Alan x el mudo: “El mundo es un libro, y quienes no viajan, leen sólo una página”, ustedes tienen en sus manos la decisión.
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