Por: Valentín García
En mi segundo viaje por Japón, después de Osaka, viajé en autobús hasta la ciudad de Hiroshima, al oeste del país.
Debido a la falta de vacantes de hoteles y casas de huéspedes, el lugar más cercano que encontré para dormir fue un hotel en la ciudad de Iwakuni, a una hora de distancia en tren de mi destino real. Estuve ahí durante una semana para presenciar la conmemoración del 70 aniversario del uso de la primer bomba atómica.
Cabe mencionar que conocer Hiroshima fue una de mis razones personales más fuertes para visitar este país por segunda vez.
Hiroshima en la Segunda Guerra Mundial
El 6 de agosto de 1945 durante la Segunda Guerra Mundial, la ciudad fue prácticamente destruida por el arma nuclear más potente, a manos de Estados Unidos. 9 días más tarde Japón se rendía.
Ahora, 70 años después se ha borrado el rastro tangible del suceso pero se preserva la herida a través del Monumento de la Paz, un edificio en ruinas que recuerda a los japoneses que no deben involucrarse en la guerra nunca más.
El país aprendió la lección.
La Conmemoración de la Paz
Cada 6 de agosto a partir del atardecer los participantes escriben mensajes de paz en linternas que flotan sobre el río Motoyasu, justo frente al edificio; la mezcla de tristeza y nostalgia parecen impulsar las grullas de papel sobre el agua mientras la noche continúa apacible.
La ceremonia es única, recuerda a las víctimas del desastre y reúne a personas de todo el mundo. Verlo de cerca es una experiencia única.
Hiroshima, pasado y presente
En mi humilde opinión, el espíritu japonés se representa con la tragedia y renacimiento de esta ciudad. Ver fotos del antes y después de la reconstrucción es impresionante. En pocas décadas se ha difuminado la destrucción para dar paso a la belleza de la urbe mezclada con la naturaleza.
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