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¿Cómo visitar el Mont Saint-Michel desde París?

Foto: 123rf

Pocas imágenes en Francia son tan mágicas como la silueta del Mont Saint-Michel emergiendo entre las nieblas de la bahía. Esta joya medieval, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se puede visitar perfectamente en una escapada de un día desde París.

Si estás buscando una experiencia distinta, fuera del típico París urbano, Mont Saint-Michel es esa postal viva que merece ser recorrida con calma. Aquí te contamos todo lo que necesitas saber para visitarlo, cómo llegar, qué ver y por qué esta abadía es mucho más que un sitio turístico.

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Un poco de historia y de leyenda.

Mont Saint-Michel comenzó a construirse en el año 708, cuando el arcángel San Miguel se le apareció en sueños al obispo Aubert de Avranches y le pidió levantar un santuario en su honor. Desde entonces, esta pequeña isla rocosa ha sido lugar de peregrinación, fortaleza, prisión y, hoy, uno de los monumentos más visitados de Francia.

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La abadía, construida en la cima, parece desafiar la gravedad. En su interior encontrarás salas góticas, criptas, claustros silenciosos y una iglesia abacial desde donde se contemplan vistas espectaculares del mar y las mareas. Porque sí, aquí las mareas son tan extremas que convierten a la isla en una península y viceversa, dependiendo del momento del día.

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¿Cómo llegar desde París?

La forma más cómoda de ir por libre es tomar un tren desde la estación de Montparnasse hasta Rennes o Pontorson, y desde ahí combinar con autobuses que te dejan cerca del acceso peatonal a la isla. El trayecto puede tomar entre 4 y 5 horas por sentido, así que conviene madrugar.

Pero si prefieres evitar complicaciones , una opción muy práctica es la  Excursión al Mont Saint-Michel desde París con Civitatis. Incluye transporte ida y vuelta en autobús, entrada a la abadía y tiempo libre para explorar a tu ritmo. Es ideal si tienes pocos días en la capital francesa y no quieres preocuparte por transbordos.

  • Consejo: lleva calzado cómodo y algo de abrigo, incluso en verano. El viento en la bahía no perdona.

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Qué hacer y ver en el Mont Saint-Michel

Además de la abadía, el propio pueblo es un laberinto encantador de callesjuelas, casas de piedra, escalinatas imposibles y pequeñas tiendas. En la Grand Rue encontrarás restaurantes, pastelerías y tienditas con recuerdos artesanales. Es turístico, sí, pero también tiene mucho encanto.

  • Sube hasta la cima y disfruta del panorama de 360°. Si llegas en marea baja, verás cómo el barro se extiende hasta perderse en el horizonte. En marea alta, todo se cubre de agua como si fuera una isla flotante.

  • No te pierdas la abadía : es el corazón del monte. Puedes recorrerla por tu cuenta o con una audioguía. Hay salas donde el silencio pesa y vitrales que colorean la piedra con la luz del Atlántico. No te puedes perder la oportunidad de entrar a este Patrimonio Cultural, consígue tu entrada en este en enlace:

  • Camina por la bahía (con guía) : si el tiempo lo permite, puedes hacer caminatas guiadas por las arenas movidas. No intentes hacerlo por tu cuenta: es peligroso y fácil perderse. En Civitatis puedes hacer esta visita guiada en español.

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Curiosidades que seguro no sabías

  • El Mont Saint-Michel inspiró a los creadores de Minas Tirith en “El Señor de los Anillos” y al castillo de Corona en Enredados.

  • Solo 30 personas viven actualmente en la isla de forma permanente. La mayoría trabaja en turismo o cuida el monasterio.

  • Las mareas aquí son las más altas de Europa continental, con diferencias de hasta 15 metros. Literalmente, el mar puede subir al ritmo de un caballo al galope.

  • La famosa tortilla de la Mère Poulard , una receta esponjosa y carísima, se sirve aquí desde 1888. Cuesta más de 30 €, pero es parte de la experiencia… si tu presupuesto lo permite.

Consejos para tu visita

  • Llega temprano para evitar las multitudes. Si vas por tu cuenta, intenta estar en la isla antes de las 10:00 am.

  • Consulta las mareas : hay días en que se cubre totalmente de agua y otros en los que puedes ver kilómetros de arena. La experiencia cambia radicalmente.

  • Lleva snacks y agua : la oferta gastronómica es limitada y cara. Un picnic en la explanada con vistas al monte puede ser un gran plan.

  • Haz noche cerca si puedes : hospedarte en el mismo Mont Saint-Michel o en alguno de los pueblos cercanos como Beauvoir o Pontorson te permite disfrutar del lugar sin multitudes, especialmente al amanecer o al anochecer.

  • Compra tus entradas con anticipación, así te evitarás sorpresas el día de tu visita.

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Una escapada que vale cada kilómetro

Mont Saint-Michel no es solo una foto bonita para Instagram. Es un lugar que te transporta siglos atrás, que impresiona por su arquitectura y por su entorno salvaje. Una excursión que mezcla espiritualidad, historia, arte y naturaleza en una sola experiencia.

Si estás en París y buscas un plan que rompa la rutina de la gran ciudad, no lo dudes: esta escapada se convertirá en uno de los momentos más memorables de tu viaje. 

Karla Campos

Geek de tiempo de completo y viajera con muchas millas para recorrer.