Por: Milly Sánchez
Todo surgió cuando unos amigos empezaron a viajar en crucero para trabajar, entonces me dije a mi misma, con 21 años y en una época que no era popular Instagram y recién se lanzaba Facebook después del popular hi5, no había reels, ni el internet te mostraba el mundo cómo te lo muestra ahora; me dije “yo también lo puedo hacer”.
Primero, por lo que podría ganar, para alguien de mi edad, el sueldo que me decían se veía muy atractivo. Sin embargo, al embarcarme la primera vez en avión, sola y quedarme estática en un asiento central de la fila de enmedio de Lima a Miami, fue esa clase de shock que cuando despiertas es como una catarsis, como que todo es literal estar en un sueño que ya no sabes en dónde estás, ¿qué es ese lugar Miami?
Para mi, era como si yo fuera Alicia en el país de las maravillas… creo que nunca lo he podido describir así como ahora…
A partir de allí trabajé en un crucero en un puesto que me permitía muchas salidas al puerto que tocábamos, pude estar en tantos países, Estados Unidos, Caribe, Europa… obvio que se paga un derecho de piso en esa experiencia, a veces retador, a veces divertido, pero todo era parte de eso que ahora unos años después comprendo lo que es vivir.
Luego de 18 meses de trabajar en ello, empecé a conocer mi país, varias veces sola, a veces acompañada. Viajé tantas veces sola fuera del país y lo pude hacer, obviamente, soy capaz de cualquier cosa, es el pensamiento todopoderoso de una niña.
El primer viaje al extranjero, después del crucero, fue a un lugar que consideraba que debería verlo antes de morir, Ushuaia, el fin del mundo, así que hacia allá me dirigí pero claro, cómo voy a gastar un pasaje en avión solo por un destino en Argentina, vamos a hacer varias visitas, me dije.
Así que uní varios lugares de Argentina. Después de ello recuerdo muy bien la escena en YouTube de un joven saltando al colchón de una cama en lo que él llamaba -la prueba del colchón- y me pareció muy gracioso entonces empecé a revisar el canal, vi tantos lugares, países y experiencias. Ello me empezó a hacer soñar con recorrer más porque por un tiempo, si bien viajaba interno, me había dedicado por completo a mi profesión, y cuando digo un tiempo me refiero a 6 años.
Salí de Costa Rica a Chile, me quedé varada en Canadá pues no me dejaron volar a Europa porque a mi pasaporte le quedaban 7 días de vigencia… todo un tema.
Ese viaje de varada en Canadá fue increíble, allí estaba yo, yo de ilegal (porque mi visa era solo de tránsito), la benevolencia del oficial de migraciones, gracias a que soy veterinaria y su hija también, me dejó salir; según ella sabía que yo no me quedaría de ilegal en el país. Bueno yo tampoco pensaba quedarme, pero sí un fin de semana en Toronto. Era viernes por la noche y mi vuelo saldría el lunes, no podía hacer nada, así que me quedé en un hostel, en una habitación con 20 personas. Al despertarme un joven me ofreció marihuana de desayuno jajaja. Salí con el calzado incorrecto a la calle porque se me congelaron y mojaron los pies.
Vi gente patinando en hielo, gente haciendo cola para comprar libros, conocí a un mexicano con quien fui a patinar en hielo.
Fue un viaje genial, regresé a Costa Rica y me fui de vacaciones a la playa, conocí más amigos, tomé y bailé y como que medio se me pasó la pena por no estar en Europa.
He seguido viajando, por fin estuve en Europa, enamorándome de los turcos en Turquía, en Londres donde conocí a un joven hindú que terminó invitándome a su boda, a la cual obvio asistí (como me lo iba a perder) y a partir de allí hice un mochilazo en Asia.
En ese último viaje a India y Asia lo hice con el libro de Alan, les dejaré algunas de las fotos. En julio me iré a Isla de Pascua a celebrar mi cumpleaños número 40, no he encontrado mejor forma, veremos que nuevas anécdotas colecciono. Gracias gracias por leerme.