Mauricio de la Garza
Instagram: maldemar
Estoy en el jardín de Tuileries de París. El sol dorado de verano empieza ponerse. Las largas sombras de los parisinos (bueno, supongamos que no existen los turistas por esta ocasión) bailando acompañadas por las hojas de los árboles perfectamente podados. El gran Louvre parece ser de oro y el viento cura con su frescura las heridas de un viajero cansado por el día.
Y entonces…
Tomo inmediatamente mi cámara, me olvido por completo de mis compañeros de viaje y hago unas fotos increíbles de aquel momento tan cursimente mágico, tratando de congelarlo en el tiempo por siempre y jamás olvidarlo.
Abrazo a mi sobrino, tomo de la mano a mi sobrina, compramos unos helados, nos quitamos los zapatos y nos echamos en el césped a sentir la vida en nuestras manos, en nuestros pies, en nuestros rostros. Un momento tan mágico, imposible de olvidar.
¿Qué opción escoger?
¿Vivir un gran momento con el miedo de olvidarlo?
¿Documentar un gran momento con el miedo de no vivirlo?
No dejemos que nuestro miedo a olvidar nos impida dejar de vivir.
Tomo unas cuantas fotos, (Las suficientes pero sin exagerar ni desgastar a mis sobrinos), guardo mi cámara, me quito los zapatos y me echo al césped a sentir la vida en mis manos, en mis pies, en mi rostro.
¡Viajeros, a viajar!.
