Por: Kevin Balbuena
Hace tres años me recuerdo en la habitación de mi casa, buscando en internet alguna inspiración para reafirmar (o al menos no sentirme tan loco) mi idea sobre viajar algún día a París. Con dieciocho años, una situación económica difícil, el entusiasmo por los cielos, así como mis sueños, que parecían distantes, lejanos y, según los que me rodeaban, imposibles.
En mi navegar por Youtube encontré a un par de bloggers entre ellos a Alán, y hallé un escaparate para mis ilusiones, comencé con los vídeos de París pero terminé viendo todos los demás, me hice suscriptor frecuente (alguna vez me gané un celular con AxM, pues me sabía las respuestas de memoria), pero al final de cada capítulo yo me prometía y me juraba lo mismo, algún día iba a viajar por el mundo.
Para acercarme aunque sea un poco, no veía tan mal hacer un presupuesto (yo sé que no soy el único que alguna vez hizo un plan imaginario, con itinerario y todo) para tratar de ahorrar lo que fuera necesario e ir a la tierra prometida; al ver el total de mi cuenta, me fui de espalda, tuve un escalofrío de realidad, tal vez tenían razón y la idea de viajar era algo estúpido, que se dejaba para cuando fuera un momento de abundancia, tal vez sólo debía concentrarme en seguir estudiando y tratar de tener metas más “realistas”.
Y es que todo esto ocurría a la par de un momento importante de mi vida, decidir la carrera universitaria que iba a estudiar; todos parecían saber lo que querían, menos yo. Lo único certero es que quería dinero, y que no me importaba que carrera estudiar con tal de que fuera bien redituable, ¡Vaya error que iba a cometer! Por suerte comprendí, tras muchas noches de insomnio, que lo realmente importante es y será apostar por hacer lo que amas, si realmente encaminas tu vida hacia tus pasiones lo demás va a llegar solo.
En esas noches sin dormir entendí que la manera en la que quería viajar y la forma en que concebía los mismos viajes estaba equivocada, pensaba en ellos al igual que con la carrera universitaria, en los billetazos, por eso me fui de espalda cuando hice la cuenta, por eso todos me decían iluso, en cierta parte tenían razón, mi idea no tenía ni pies ni cabeza.
Fue ahí cuando concebí que para ser viajero se necesita más que unas vacaciones de una semana en alguna playa exótica o en la mismísima París, eso cualquier persona con efectivo lo logra. El ser viajero está apegado a ti, a tu forma de ser, a tu manera de percibir y vivir en el mundo. Ya lo ha dicho Alán en varias ocasiones, la manera en la que convirtió los viajes en su forma de vida, es un buen ejemplo.
Yo no me convertí en blogger, ni youtuber, decidí mi carrera universitaria en una institución fuera de mi zona de confort, si no podía viajar, empezar por vivir en otra ciudad no estaba mal, después comencé a colaborar con una empresa para practicar mi profesión y ésta, además de ofrecerme la posibilidad de dedicarme a lo que amo, también me da la oportunidad de viajar por el país en ciertas ocasiones. Y por último, con programas de apoyo económico que maneja mi alma máter, actualmente curso un intercambio en España, y tras cuatro meses en Europa, mientras escribo estas líneas estoy a treinta días de terminar esta linda etapa de mi vida, que no la imaginaba ni siquiera en el lejano 2014.
Sí, ya visité París y algunas ciudades más, como cuando veía los vídeos del canal al que para ahora escribo ésta historia. Cuando estuve en la ciudad luz recordé todo mi recorrido y las decisiones que había tomado para lograr estar al pie de la Torre Eiffel; por eso quise escribir un poco, para decirles que para ser viajero no sólo tienes que tener las ganas de recorrer el mundo o conocer otra cultura (que esas también se necesitan); se tienen que buscar las formas, jugar tus cartas y tratar que los sueños dejen de serlo y se vuelva una realidad tan nítida, que debas tallar tus ojos para comprobar que de verdad está ocurriendo. Atrévanse.
*Si quieres ver tu historia publicada en Alan por el Mundo, envíala a [email protected]. No olvides escribir tu crónica y adjuntar las fotos a parte.
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