Texto: Armando Cerra
Fotos: Mónica Grimal
Antes de llegar a Colombia nos advirtieron que el Carnaval de Barranquilla es muy, muy, muy grande. Y la verdad es que ni siquiera hace falta llegar ahí en fechas carnavaleras para sentir toda la fuerza del festejo. Da igual cuando vayáis a Barranquilla “La Arenosa”. Sea el mes que sea, seréis conscientes de que aquí se canta y se baila uno de los carnavales más afamados del mundo. De hecho la Unesco hace tiempo que lo declaró Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
Se aprecia todo el tiempo y por toda la ciudad. Durante cualquier caminata por el paseo Bolívar buscando comida callejera o cuando os acerquéis a la colorida iglesia de San Nicolás no os será difícil ver algún recuerdo de los pasados carnavales en forma de fotografías mientras que seguro escucháis las cumbias que suenan una y otras vez. Incluso en el Museo del Caribe, a cuya entrada os recibirá la amigable escultura del mismísimo Gabriel García Márquez, notaréis que la salsa, el disfraz y la fiesta están en el ADN barranquillero.
Todavía lo notaréis más recorriendo el Gran Malecón junto a las aguas del río Magdalena. Por cierto este enorme cauce siempre fue la vía de entrada de riqueza a Barranquilla y también es como un gran pulmón verde junto a la ciudad, sobre todo gracias a lugares como la Ciénaga del Mallorquín, un espacio natural recuperado en los últimos tiempos y que pone una nota de contraste muy interesante respecto a la imagen más festiva de la urbe.
Pero no divaguemos. Volvamos al tema carnavalero omnipresente en Barranquilla. Como decíamos se siente la fiesta todo el año al recorrer el Gran Malecón, más aún en la zona comercial del Caimán. Y más adelante también, en las inmediaciones de la escultura dedicada a la barranquillera más internacional. Lo habéis adivinado, ¿no? Es Shakira. Aunque tal vez alguno habéis dudado pensando en la actriz Sofía Vergara. Pero no, la estatua representa a Shakira a una escala descomunal y en uno de sus pasos de baile más icónicos.
El tono festivo, la música y los colores vivos aparece allá donde se mire. En los bares más populares y en las salas de salsa tan frecuentadas por los locales. Así como en torno al último gran monumento de la ciudad, la Ventana del Mundo, que se ha convertido en el escenario perfecto para todo tipo de celebraciones y animadas conmemoraciones.
Quizás el lugar que menos recuerde el carnaval en un día cualquiera del calendario sea la Vía 40. Todo el año discurre con un tráfico excesivo y plomizo. Sin embargo, los coches desaparecen del asfalto durante unos días para convertirse en el principal escenario del Carnaval. Por aquí desfilan cientos de carrozas, comparsas, agrupaciones folklóricas y prácticamente toda la ciudadanía de Barranquilla, tan disfrazada como feliz, se cita en esa larga avenida junto al viejo puerto industrial.
Para hacerse una idea de lo que se vive esos días y descubrir los muchos valores culturales, artísticos y sociales que atesora la fiesta, lo mejor es acudir al Museo del Carnaval. Una visita absolutamente imprescindible en Barranquilla y mucho mejor si se hace al comienzo de la estancia, para comprender así la filosofía de la ciudad colombiana.
Lo cierto es que el Carnaval es el gran momento del año. Todo se centra en esos cuatro días. Pero antes de eso hay un largo precarnaval festivo que empieza en enero. Y previamente las agrupaciones y los vecinos se pasan meses preparando todo. Sus coreografías, sus trajes, sus propuestas varias. Nada puede fallar para los momentos claves como la célebre Batalla de las Flores que tiene lugar en la citada Vía 40.
En el Museo del Carnaval se descubre a partir de vídeos y una moderna museografía en qué consiste ese Baile de las Flores y también se conoce a los personajes clásicos de la celebración. Es decir en sus salas habitan María Moñitos, el Rey Momo o el Hombre Caimán. Y por supuesto Joselito, símbolo de la fiesta por antonomasia y cuyo entierro pone fin al Carnaval.
También el museo sirve para conocer la historia de las Marimondas o la de Garabato. Además se ve la evolución de todos los instrumentos de música que se emplean y de los ritmos que se bailan hasta la extenuación. Y desde luego hay un apartado destacado para las reinas de las fiestas que con sus ostentosos trajes protagonizan prácticamente una de las plantas del museo. ¡¡¡Imperdible!!!
Hay mucho qué ver, leer, escuchar y bailar en este museo. Nosotros ocupamos toda la tarde en él, empapándonos bien de la fiesta. Desde ahí nos fuimos al hotel. Y como ya imaginaréis también ahí volvimos a respirar algo del carnaval. Nuestro alojamiento fue el Barranquilla Marriott Hotel y todos los estándares de calidad propios de esa marca se han puesto al servicio del lema oficial barranquillero: ¡quién la vive, es quién la goza!
Para llegar hasta él recorrimos la Vía 40, y aunque el tráfico estaba pesado fue más fácil imaginar la fiesta que aquí se vive tras visitar el museo. De esta manera también se hace más corto el trayecto, ya que el Barranquilla Marriott Hotel se halla en el distrito empresarial cerca de las playas caribeñas de Puerto Colombia. Pero aunque esté lejos del centro de la ciudad, transmite a las mil maravillas el espíritu local.
No hay más que ver su restaurante Amira, en especial su terraza climatizada y decorada como los locales de salsa donde salir a divertirse. O el café Meira donde también hay guiños al ambiente divertido que reina en Barranquilla. Se trata de un tono festivo que aquí es cultura y no es impedimento alguno para que las 200 habitaciones (con alguna que otra suite) tengan una funcionalidad excepcional, siendo tan cómodas como agradables. Algo que es aplicable al resto de ambientes, desde la piscina exterior hasta el bar del lobby o la elegante Rum Room.
Sin duda un alojamiento ideal para vivir y gozar un acontecimiento tan espectacular, divertido y emocionante como el Carnaval de Barranquilla. Lamentablemente este 2025 nos será imposible estar allí entre el 1 y el 5 de marzo. Pero nos hemos propuesto vivirlo en primera persona alguna vez en la vida. Si Barranquilla es apasionante en cualquier época, durante esos días será sencillamente inolvidable.
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