Colaboraciones

Ontario en invierno: explorando Toronto y esquiando en Blue Mountain

Hey bandita viajera, en febrero 2025 me lancé con mi novio Santi a un viaje por la Provincia de Ontario en Canadá. Exploramos Toronto y esquiamos en Blue Mountain, y aquí les dejo mi crónica y mis recomendaciones. 

Día 1. Toronto.

Volamos con Air Canadá, tomamos el UP Express para ir del aeropuerto a Union Station, en el centro de Toronto, y de ahí caminamos pocos minutos hasta el Hilton Toronto nuestro hogar durante los próximos dos días. La suite estaba en el piso 32 y era más bien un departamento de lujo con una vista espectacular del emblema de la ciudad, la CN Tower

Con el CityPass que te ofrece descuentos en las principales atracciones, visitamos primero  la maravillosa Galería de Arte de Ontario que además de tener una increíble arquitectura su colección de arte canadiense, sus salas de modernismo, y la expo temporal dedicada al impacto del Hip Hop en la cultura son sensacionales. 

De ahí caminamos hasta la CN Tower y subimos hasta su mirador 360º para poder admirar la metrópolis canadiense escarchada por la nieve. Gracias a su vertiginosa antena, con sus 533 metros de alto sigue siendo la estructura más alta del hemisferio occidental. Cuando descendimos nos echamos una cervecita ahí cerca en Steam Whistle Brewing y nos fuimos a descansar un rato al hotel. 

Por la tarde, disfrutamos de Othership —en el barrio de Yorkville; es un centro con saunas y tinas de agua helada para beneficiar el cuerpo, la mente y el alma, y socializar con extraños mientras sudas irrefrenablemente jajaja. 

Finalmente, cenamos en el restaurante Frenchy del Hotel Hilton: su tartar de atún, su pato confitado, su tarta de limón y su vino de Niágara ¡Estaban Deliciosos!

Día 2. Toronto.

Amanecimos a -8º Celsius, y bien embalsamaditos nos fuimos a explorar Toronto. A las 10 am tuvimos un tour del Old Town con Bruce Bell, uno de los mejores guías e historiadores de la ciudad. Nos llevó a conocer el Mercado de St. Lawrence y comimos su famoso Peameal Bacon que está ¡delicioso! Luego nos contó la historia de varios edificios antiguos y finalmente entramos a la imponente Catedral de San Miguel. 

Nos despedimos del buen Bruce y nos fuimos a visitar el Royal Ontario Museum , el cual es perfecto para los amantes de la historia natural, los dinosaurios, las antiguas civilizaciones y el arte en general. Su museografía y arquitectura son espectaculares. 

Ya con hambre conocimos Waterworks Food Hall un mercado gastronómico con gran variedad de restaurantes -nosotros pedimos una hamburguesa, un ramen y unas cervezas. 

Al terminar corrimos a los muelles para tomar el ferry a Ward’s Island, una de las islas de Toronto. El boleto redondo cuesta unos nueve dólares canadienses y salen cada 45 minutos aproximadamente. El viaje fue muy emocionante porque el ferry se iba abriendo paso a través del hielo sobre el Lago Ontario, generando un ruido estridente pero maravilloso, y una vez en la isla, las vistas del skyline de Toronto son avasalladoras; todos sus rascacielos coronados por supuesto por la majestuosa CN Tower. 

Retomamos el ferry para volver, y nos echamos unas cervezas en Old Flame Brewery en Distillery District. Finalmente cenamos en Conejo Negro  un restaurante con linda atmósfera y con influencia caribeña, criolla y latinoamericana en sus platillos ¡Se los recomendamos! 

Día 03. Blue Mountain. 

Rentamos un auto y manejamos cerca de dos horas y media de Toronto a Blue Mountain Village. La ventisca y la nevisca eran poderosas pero logramos llegar a nuestro destino final sin ningún contratiempo para comer. El lunch fue en el restaurante Oliver & Bonacini Café Grill -su Fish and Chips y su Reuben estaban ricos.

De ahí manejamos un par de minutos más hasta Scenic Caves Nature Adventures para hacer un paseo en zapatos de nieve o “snowshoes. El recorrido nos llevó por un sendero lleno de nieve hasta el puente colgante más largo del sur de Ontario, y a sus vistas espectaculares de la Escarpa del Niágara y el Lago Hurón. 

De vuelta al Blue Mountain Resort  hicimos check in en el The Grand Georgian para acomodarnos en nuestra habitación en Seasons at Blue, con un balcón y una vista espectacular del pueblo. En el mismo hotel, vinieron los de SkiButlers  a través de los cuales rentamos todo nuestro equipo para esquiar. Ellos lo entregan a tu hotel y viene un experto para resolver sus dudas y asegurar que todo esté en orden con sus tallas y demás. 

En la noche cenamos pizza y alitas en Fire Hall Pizza un acogedor restaurante justo en el corazón del Village. 

Día 04. Blue Mountain. 

Al día siguiente, desayunamos en The Pottery -su omelette de queso brie buenísimo- y luego caminamos hasta la Escuela de Ski porque habíamos reservado una clase privada para Santi. Le tocó un experimentado instructor James y la sesión duró 90 minutos. Yo me quedé un rato con ellos, pero luego me fui a explorar otras pistas del resort ¡Todo estuvo increíble! porque además nos tocó un día soleado y una nieve suave y perfecta.

Después de esquiar un par de horas fuimos por un “power bowl”, una hamburguesa y una chela a Gran Central Eatery Market y luego con el “Play All Day Ticket” nos lanzamos a toda velocidad de la montaña en la Rige Runner Mountain Coaster ¡Divertidísimo! 

En la tarde dimos una vuelta por el Village  y luego manejamos unos veinte minutos hasta Spy Cider House and Distillery una bella sidrería y destilería donde probamos sus diferentes sidras, caminamos por sus senderos en snowshoes y tomamos sidra caliente calentados por una fogata, mientras caía la mejor nevada de nuestro viaje sobre nosotros. 

De vuelta al pueblo cenamos en Mother Tongue, un restaurante de comida oriental; la sopa miso y el pollo kung pao estaban muy ricos. 

Día 05. Blue Mountain. 

La mañana siguiente, volvimos a la Ski School para la segunda clase de Santi y yo me fui a las pistas de arriba, a disfrutar de otro día soleado y con una nieve tersa e ideal para esquiar. 

Por ahí de la 1 pm, fuimos a comer a The Bullwheel Pub, las alitas búfalo y la cerveza tremendas, y en la tarde volvimos a las pistas para esquiar hasta agotarnos. 

Por la noche caminamos por la plaza central del pueblo donde tocaba una dj y la gente bailaba bajo una fuerte nevada nocturna, y nos cenamos una Cola de Castor en Beavertails que ya les compartí en @fudisxelmundo 

Foto: Beaver Tails

Finalmente a la mañana siguiente hicimos check-out, y manejamos al Aeropuerto de Toronto, para regresar el auto rentado y abordar nuestro vuelo a Ciudad de México. 

Fue un viaje breve pero extraordinario, es siempre fantástico viajar con Santiago, y Toronto y Blue Mountain en Ontario nos regalaron momentos inolvidables.

Manu Espinosa

Manuel Espinosa Nevraumont, mejor conocido en redes sociales como @manumanuti es creador de contenido especializado en turismo. Documenta sus viajes a través de sus crónicas, fotos y videos, en México y en todo el mundo, con un especial interés por proyectos relacionados con turismo comunitario y ambiental. Ha trabajado con diferentes oficinas de turismo nacionales e internacionales. En 2017 creó junto con Alan por el Mundo la cuenta foodie de Instagram @gordosxelmundo para compartir experiencias gastronómicas durante sus viajes.

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