Por: Cynthia Arancibia
En Febrero de este año (2017) por primera vez visité el sudeste asiático y dediqué un mes a recorrer Tailandia, Camboya (Siem Reap), Malasia (Kuala Lumpur) y Singapur.
Pero el motivo principal de mi viaje era conocer Angkor Wat al amanecer, inspirada por la historia de uno de mis instagramer favorito @maldemar.
Desde que leí su colaboración para Alan por el mundo, decidí que iba a conocer ese lugar maravilloso, así que pasó un poco más de un año en que ahorré y me mentalicé en el objetivo hasta que se hizo realidad.
Había llegado el día más esperado de mi viaje por el sudeste asiático, estaba a horas de conocer el lugar que originó mis ganas por conocer estas tierras tan lejanas.
Eran las 04:30 de la mañana en Siem Reap, Camboya. A fuera de nuestro hotel nos esperaba un tuk tuk listo para correr hasta el famoso Angkor Wat, con un poco de frío por el viento y aún en oscuridad, recorrimos las calles de Siem Reap hasta llegar al lugar donde teníamos que comprar las entradas (que está unos minutos antes de llegar al complejo)
Nos bajamos del tuk tuk y seguimos a nuestro chofer que nos dejó instalados en la fila, después de unos minutos procedimos a comprar nuestra entrada, nos tomaron una foto y nos dieron nuestro pase, el cual tuvimos que mostrar en los diferentes templos, así que siempre consérvenlo.
Corrimos de vuelta a nuestro tuk tuk y casi como echando carreras a toda velocidad llegamos a la entrada de Angkor. Aún de noche y viendo muy poco, tratamos de recordar algún cartel o algo que nos guiara para cuando regresáramos, mientras nuestro chofer nos decía por dónde teníamos que ir, y donde nos iba a esperar. Una vez acordados los puntos, procedimos a seguir a la multitud y buscar nuestro lugar para recibir con todos los sentidos el esperado amanecer.
Luego de caminar unos minutos llegamos por fin al borde de la famosa laguna que acompaña Angkor Wat, gracias a nuestro chofer que ganó la carrera de tuk tuk, pudimos tener un lugar en primera fila sin nadie que nos tapara o empujara.
Ahí parados en total oscuridad y mirando el cielo donde se divisaban algunas estrellas, esperamos con paciencia que amaneciera y rogaba en silencio para que no se nublara.
Yo con mi cámara preparada y tratando con todas mis fuerzas de obviar los flashes y la gente que estaba a mi alrededor (como recomendó Mal de Mar), me preparé psicológicamente para disfrutar y recordar cada detalle de ese momento.
Emocionada digo -¡¡Ya está amaneciendo!!- Comenzó el espectáculo. Colores rosas y anaranjados comenzaron a divisarse en el cielo, y con ello hacían aparición las siluetas de las palmeras y el magnífico Angkor Wat. El momento había llegado y yo mientras vivía ese hermoso amanecer, agradecía a la vida por permitirme hacer realidad un sueño más.
Embobada admirando la belleza y después de tomar las respectivas fotos, volví en sí, y comenzamos la caminata hacia el templo para vivirlo por dentro. Recorrer sus pasillos, ver cada detalle en sus paredes talladas, y pensar en la genialidad de las personas que construyeron todo ese imperio, es increíble. Pasamos casi 3 horas solo en el área de Angkor Wat. Es tan impresionante que yo no me quería ir, pero ya era hora de seguir para alcanzar a ver todo lo que nos faltaba.
Antes de continuar, para recuperar energías, decidimos tomar la “invitación” de uno de los tantos jóvenes que ofrecen desayuno en sus “puestecitos” que están al costado izquierdo del complejo. Con vista a las ruinas tomamos una tacita de café y unos panqueques deliciosos.
Una vez recorrido el complejo y con el estómago llenito, decidimos regresar a la entrada para buscar a nuestro chofer, pero ¡Oh sorpresa! nos encontramos con un estacionamiento repleto de tuk tuk, buses y autos. Lo que habíamos visto de noche lucía muy diferente con la luz del día, lo que recordábamos para guiarnos, no aparecía por ningún lado, así que estuvimos dando vueltas por casi una hora por todo el estacionamiento para ubicar nuestro tuk tuk.
Yo entre risa y preocupación, ya estaba pensando en que nos había dejado botados y que íbamos a tener que volver por nuestra cuenta jaja. Hasta que unos amables choferes nos vieron con cara de perdidos jaja y nos preguntaron a quién andábamos buscando, le explicamos y por suerte lo conocían, así que lo ubicaron por teléfono, y esperamos con ellos a que llegara por nosotros. Luego de eso, en cada lugar que nos bajábamos le decíamos al chofer que no se moviera de ahí jaja.
Ya más aliviados pudimos continuar con nuestro recorrido.
Estuvimos desde las 04:30 hasta las 17:30 recorriendo los distinto templos que hay en Seam Reap uno más bello que otro. ¿Es cansador? Sí, pero vale toda la pena, ese día me fui a dormir con una sonrisa de oreja a oreja por todo lo vivido. Fue uno de los mejores días de todo mi viaje. Y el lugar cumplió con todas mis expectativas y más.
Es verdad que te vas a encontrar con mucha gente, pero para mí no fue impedimento para disfrutar los templos y sentirme feliz por estar ahí.Le doy Gracias a Camboya por darme tanto sin esperar nada a cambio, amé su gente sencilla, amable, servicial y cariñosa. Fue una gran sorpresa y se quedó con un pedacito de mi corazón.
Espero la vida me dé la oportunidad de volver para seguir conociéndola.
Viajeros anímense y vayan a vivir sus propios amaneceres.
Recomendaciones
- El complejo es inmenso, si tienen tiempo visítenlo por lo menos dos días. Además el calor es fuerte por lo que se hace agotador, lleven agua, bloqueador y gorro.
- La entrada puede ser para 1 día, 3 días o 5 días. La pueden comprar el mismo día en la madrugada (si van a ver el amanecer) o el día anterior después de las 16:00 hrs.
- El hotel donde me hospedé (Diamond d’angkor boutique) incluía el tuk tuk para visitar las ruinas por todo el día, muy buen servicio y el hotel con su personal excelente. Si no se alojan ahí, pueden contratar el día anterior, directo con algún chofer de tuk tuk, arreglen el precio y el recorrido que harán antes.
- Fíjense bien en el número de su tuk tuk y donde quedará estacionado, para que no les pase lo mismo que a nosotros, sobre todo si van al amanecer jeje.
- Dentro del complejo hay lugares para almorzar y comprar agua.
- A Siem Reap dediquenle por lo menos 3 noches. Es muy barato y se come rico. Además su gente es extremadamente amable, siempre te recibirán con una sonrisa, para mi esa fue su principal belleza.
- Por último si quieren ver más fotos les comparto mi Instagram @cynthita82 ☺
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