Ciudad de México

Magda reinterpreta su menú con nuevos sabores

Foto: Karla Campos/ Miriam Rivera

Por Karla Campos

San Ángel ha sido, durante años, un rincón donde la tradición culinaria de México se siente viva en cada esquina. Pero también es un lugar que permite la reinvención. En el restaurante Magda, el nuevo menú del chef Miguel Durán no rompe con lo conocido: lo acaricia con sutileza, lo actualiza con respeto y lo presenta con elegancia. 

El entorno —esa casona arbolada que combina historia y diseño contemporáneo— es el escenario perfecto para una cocina que mira hacia adelante sin dejar de honrar el pasado y se ha convertido en uno de los favoritos de la ciudad, a dónde siempre se puede volver. 

Foto: Karla Campos/ Miriam Rivera

¿Qué comer en Magda?

Esta fue nuestra más reciente experiencia.  

La comida comenzó con unos tlacoyos de haba con mole, servidos con una ensalada de nopales encurtidos. El contraste entre la suavidad de la leguminosa, la complejidad del mole y la acidez fresca del nopal resultó inmediato y encantador. Un gesto claro del chef: aquí se toman en serio los sabores de siempre.

El ceviche verde de queso panela ($180)fue una grata sorpresa. En lugar de pescado, el protagonista fue un queso fresco bañado en una salsa verde vibrante y acompañado de totopos crujientes. Ligero, original y con un equilibrio ácido que abría el apetito con gracia.

Después, una pasta con hongos y trufa ($440). Terrosa, aromática, reconfortante. Si el plato anterior había sido una explosión de frescura, aquí el chef apostó por la profundidad. No hubo pretensión, solo una ejecución precisa que dejaba brillar la calidad de los ingredientes.

El plato fuerte fue el chamorro servido en su jugo con guacamole ($550). Una invitación a armar tacos con tortillas calientes. Jugoso, tierno, generoso en sabor. El tipo de comida que obliga a detener la conversación por un momento, porque cada mordida merece atención.

Cerramos con un pay de limón con merengue caramelizado ($250), ese postre clásico que, en manos de Durán, resulta familiar pero no predecible: la acidez justa, el dulzor equilibrado, el toque de fuego sobre el merengue que aportaba textura y carácter.

Cócteles de autor para todos 

Refrescante y delicado, el cóctel Flor de arroyo ($175) combina ginebra con Hypnotiq, un licor azul que aporta notas frutales, limón y un sutil toque de cardamomo. El resultado es un trago que fluye como su nombre: suave, aromático y con una complejidad que florece en el paladar.

El mezcal se encuentra con el dulzor del arándano y el perfume del lichi en esta mezcla que captura la esencia de una tarde relajada del Lounge Life ($235). Un cóctel para beber despacio, ideal para quienes buscan equilibrio entre el ahumado y lo afrutado, con una presentación que invita a quedarse un poco más.

Para cerrar la experiencia con algo que reconforte tanto como sorprenda, el carajillo de mazapán ($215) ofrece un giro nostálgico al clásico digestivo. Cremoso, con ese dulzor inconfundible del cacahuate y el empuje del espresso, es el final perfecto de una comida que celebra la tradición con una vuelta de tuerca.

Magda, bajo la dirección de Miguel Durán, no busca provocar con fuegos artificiales ni reinventar lo que no lo necesita. Su nueva propuesta celebra lo cotidiano con técnica, sensibilidad y una profunda comprensión del paladar mexicano.

Dónde: Museo del Carmen 4, San Ángel, Álvaro Obregón, 01000 Ciudad de México, CDMX

Precio: $$$

Karla Campos

Geek de tiempo de completo y viajera con muchas millas para recorrer.

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