Por: Trinidad Galvani
El 24 de diciembre de 2017 fue el dia en que hice realidad el sueño de toda mi vida.
Finalmente mirando las fotos que saqué durante el viaje, un par de semanas despues, caigo en la realidad y me doy cuenta de lo grande que fue todo.
Me fui 8 semanas a New York, sola, a los 19 años. Después de la misma vida entera soñándolo, imaginándolo y planeándolo.
Con mi propio dinero y esfuerzo decidí que la mejor manera de visitarlo sería haciendo un study & travel que también me serviría para la carrera que quiero seguir, tripulante de cabina de pasajeros.
Comencé a pagarlo en febrero de ese mismo año y ¡la espera se hizo eterna! Toda mi voluntad y todos mis pensamientos estaban puestos en la meta.
El día finalmente llegó y me fui sola, con mi corta edad, sin celular porque lo había vendido y la valija vacía (ansiosa por llenarla de ropa nueva) Pero nunca se me cruzó por la cabeza tener miedo.
Desde que me senté en el avión todo se sintió muy normal. Mi alma sabía que estaba justo donde tenía que estar. Que todo finalmente se estaba acomodando. Que las piezas del rompecabezas tomaban su lugar.
Finalmente después de toda una vida (bastante complicada) estaba haciendo lo que desde los 7 u 8 años decía que iba a hacer.
Tenía esa edad y siempre me imaginaba y visualizaba como me iba a sentir el día que me estuviera tomando un avión para irme a ESE lugar.
¡Todo fue increíble!
Desde el primer momento sentí que estaba en casa. Sentí una felicidad inmensa, indescriptible, la cual estoy segura que nunca había sentido.
Estaba FELIZ, tranquila y orgullosa de mi misma. Fui tan pero TAN feliz que me hizo darme cuenta del mucho tiempo que había pasado desde que sonreí genuinamente por última vez.
Esas 8 semanas me parecieron la vida entera. En todo momento sentí que ahí pertenecia, que ese era mi lugar, y que todo era lo que debía ser.
Conocí gente increíble que vibraba en mi misma sintonía, gente que compartía los mismos sueños que yo, las mismas metas.
Conocí gente de todas partes del mundo. De repente se me hacía normal estar hablando en inglés con una persona de Corea, como si nada. Pero siempre siendo conciente de que era una oportunidad única y de que la iba a aprovechar al maximo. Y eso hice.
Recién hoy, 1 de marzo, casi dos semanas después de haber vuelto, puedo darme cuenta y procesar toda la experiencia.
Fue increíble, y es indescriptible la sensación de haber realizado el sueño más grande de mi vida. No tengo mas palabras.