Por: Ely Serrano
La espera terminó, esperamos 4 años y llegó Rusia 2018, el evento deportivo más visto en el mundo, vivirlo fue una gran experiencia.
Tuvimos que cruzar el océano Atlántico para poder llegar a Ámsterdam, hacer una pequeña escala y continuamos con destino a Moscú, con una diferencia de 8 horas, al llegar a tierras rusas, el ambiente te contagiaba de toda la buena energía.
El clima era ideal, con un rico calorcito parecía que llegábamos a la playa, los días en Rusia eran muy largos, a las 3:00 a.m. el sol decía hola, y hasta las 22:00 horas nos regalaba su último rayo de luz.
El primer lugar que conocimos fue la famosa Plaza Roja (Krásnaya), que significa “roja”, pero en el antiguo ruso significaba “bonita”, es decir, la plaza bonita, donde se encuentra el Kremlin la fortaleza real donde actualmente reside el presidente de Rusia y la Catedral de San Basilio. Había un gran ambiente, mucha vida, al igual que el paseo de las luminarias, había varias actividades recreativas referentes al mundial, es impresionante estar en este lugar lleno de magia e historia.
En las calles, se respiraba entusiasmo y compañerismo, no importaba a qué país representaras, al ver la playera verde todos decían con una sonrisa…. ¡MÉXICO!
Ha sido el mundial con mayor equipo de seguridad, siempre estuvo presente desde el aeropuerto, en las calles al entrar a la plaza Roja, al metro o algún punto de concentración.
El metro en Moscú es verdaderamente bonito por su decoración con bellas pinturas y arquitectura, algunos de sus vagones son antiguos y otros modernos, es fácil moverse si tienes experiencia en metros como el de la Ciudad de México, las líneas y colores marcan muy bien las estaciones y conexiones, lo difícil solo es la pronunciación, los boletos son accesibles y puedes adquirirlos en efectivo o con tarjeta de crédito directo en la ventanilla.
También dimos un lindo paseo en barco por el Río Moscova, donde pudimos apreciar esta bella ciudad desde otra perspectiva.
Nos tocó asistir al partido de México- Suecia, el partido se jugó en Ekaterimburgo, una ciudad ubicada en el centro-oeste de Rusia, a 2 horas en avión, es la cuarta ciudad más poblada del país, después de Moscú.
Este país es tan grande que la diferencia de horario era de 10 horas, fue impresionante desde que llegamos al aeropuerto mirar a todos de verde, con la camiseta puesta, entre ellos encontramos a los chicos de OV7 y la Banda el Recodo, listos para ir apoyar a la selección, fue increíble todo, el avión en su interior era verde, cuando llegamos a Ekaterimburgo, por todas la calles a donde mirabas había un compatriota, ese día todos nos sentimos muy cotizados, a cada paso nos detenían los rusos para poderse tomar una foto, y si traías sombrero, la bandera o algo exótico de nuestro país, eras la sensación del momento. Realmente era el mejor ambiente, ¡todos los bares llenos de mexicanos, música, porras, cantos! Cerca de iniciar el partido se comenzaban a ver algunas camisetas amarillas del equipo contrincante, el 80% del estadio era territorio mexicano, y sin duda ¡éramos todos uno!
En el segundo tiempo al caer el primer gol, los ánimos no caían, estábamos también siguiendo el partido de Corea vs Alemania y eso nos daba esperanza, al final con un sabor agridulce terminó el partido con una puntuación 3-0 a favor de Suecia, pero con la ilusión de que estaríamos en el siguiente partido contra Brasil, lo importante no es ganar, es dar lo mejor, salir y disfrutar. Los mexicanos somos únicos, siempre optimistas y alegres, esto no paró con la fiesta de aquel día.
Durante el Mundial, Rusia no durmió de día, ni en su corta noche, siempre con mucha vida en todas las calles, los rusos muy amables, a pesar de que la mayoría no habla inglés intentaban ayudarte si te veían desconcertado en el metro o en cualquier sitio, fueron unos buenos anfitriones, y para todos los hombres, verdaderamente las mujeres rusas son muy guapas y ellas sí aplican la de “antes muerta que sencilla”.
Para los recuerditos nos dirigimos a un mercado donde encontrabas de todo y a buenos precios, había muchas Matrioshka´s de varios tamaños y colores, pero también había muchas cosas relacionadas con el Mundial, como la mascota, playeras, matrioshka´s con cara de futbolistas, y claro no podía faltar la de Chícharito, monedas y billetes conmemorativos.
Por último decidimos tomar un tour en el rascacielos de la Torre Federación del Centro Internacional de Negocios, en el mirador Panorama 360; se trata de un lugar espacioso con paredes de cristal que se encuentra en el piso 89, alberga un restaurante, una tienda de recuerdos, una pequeña fábrica de helados y un teatro en miniatura que ofrece una breve presentación animada sobre la ciudad de Moscú, desde allá tenías todos los ángulos para poder admirar todo lo de esta maravillosa ciudad.
Conocer Rusia en este Mundial ha sido mi mayor aventura, viví con entusiasmo lo que pasó cada minuto y guardaré cada recuerdo en mi memoria y mi corazón.