¿Has soñado alguna vez con ver a un león en su hábitat natural o seguir las huellas de un elefante al amanecer? Hacer un safari es una de esas experiencias que transforman la manera en que vemos el mundo.
Más allá de una simple excursión, se trata de un encuentro íntimo con la naturaleza salvaje. Y aunque África es la cuna de este tipo de aventuras, no todos los safaris son iguales. Aquí te comparto cinco países donde puedes vivir esta experiencia de manera auténtica, emocionante y, sobre todo, inolvidable.
Kenia: el clásico que nunca falla
Cuando piensas en un safari, probablemente estás imaginando el Masái Mara. Kenia es, sin duda, el destino por excelencia para quienes buscan ver a los “Big Five”: león, leopardo, elefante, rinoceronte y búfalo.
El espectáculo de la Gran Migración —cuando millones de ñus y cebras cruzan el río Mara entre julio y octubre— es algo que hay que ver al menos una vez en la vida. Además, puedes combinar la aventura con una escapada a las playas del Índico en Mombasa o Diani.
Tanzania: naturaleza en estado puro
Tanzania es sinónimo de grandes paisajes. Desde las llanuras infinitas del Serengeti hasta el cráter del Ngorongoro, este país ofrece escenarios de película. Los safaris aquí son más largos y profundos, con la posibilidad de acampar en plena sabana bajo un cielo estrellado.
También es hogar del monte Kilimanjaro, por si te animas a una aventura doble: trekking y fauna salvaje.
Sudáfrica: safari con toque gourmet
Sudáfrica ofrece una versión más accesible y lujosa del safari. El Parque Nacional Kruger es uno de los más desarrollados, con lodges de primer nivel y opciones de self-drive (tú manejas tu propio auto dentro del parque).
Además, puedes combinar tu viaje con visitas a Ciudad del Cabo o la Ruta de los Vinos. Ideal si quieres naturaleza y confort en una misma escapada.
Botsuana: exclusivo y fuera de lo común
Para quienes buscan un safari más íntimo y alejado de las multitudes, Botsuana es la joya escondida del continente. El delta del Okavango —un oasis que se inunda estacionalmente— es un sitio único donde los safaris se hacen en mokoro (una especie de canoa).
Aquí la conservación es prioridad, lo que se refleja en la calidad de los guías y la autenticidad de cada recorrido.
Namibia: el desierto también ruge
Namibia ofrece un paisaje completamente distinto. Imagínate ver elefantes caminando entre dunas rojizas o recorrer el Parque Nacional Etosha, donde los animales se acercan a pozos de agua naturales y puedes observarlos con paciencia. El safari aquí es más visual, menos caótico, y con paisajes que parecen de otro planeta.
EXTRA: Uganda y el poderoso encuentro con gorilas de montaña
Aunque no es un safari tradicional, Uganda ofrece una de las experiencias más emocionantes del continente: el gorilla trekking en el Bosque Impenetrable de Bwindi. A diferencia del avistamiento de fauna desde un vehículo, aquí caminas entre la selva espesa, siguiendo el rastro de estos gigantes tímidos.
El momento en que te encuentras cara a cara con un gorila de montaña, en silencio y a escasos metros, es simplemente inolvidable. Además, los ingresos por los permisos contribuyen directamente a la conservación y al desarrollo de las comunidades locales.
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