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Agasajo seguro

Yo sólo levanté los brazos y dejé que sus manos recorrieran mi cuerpo sintiendo cada contorno como si estuviera buscando algo. Y en efecto buscaba algo.

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Yo sólo levanté los brazos y dejé que sus manos recorrieran mi cuerpo sintiendo cada contorno como si estuviera buscando algo. Y en efecto buscaba algo: armasdrogas o cualquier otro artículo prohibido que pudiera yo traer en mi cuerpo y que represente una amenaza para la seguridad de los pasajeros.

Desde que a ese señor con turbante y acento raro se le ocurrió lanzar dos aviones en contra de un par de edificios que rompían con el horizonte de Nueva York y que se veían muy bonitos en las postales, la seguridad al volar ha cambiado radicalmente. Eso sin contar otros sucesos protagonizados por personas malitas de su cabeza por ver tanta tele chatarra y recibir poco amor en sus hogares.

La seguridad en los aeropuertos es una lata. Aunque como todo viajero sabe, no es igual en todos los países. Y no, no son los Estados Unidos los más molestos en cuanto a este tema se refiere. Por ejemplo, en mi último viaje a India, me di cuenta que en este país puede ser incluso más fastidioso.

En los aeropuertos de la India hay que pasar tres, sí! TRES filtros de seguridad. El primero para entrar al aeropuerto, el segundo antes de hacer el check-in y el tercero para entrar a las salas de abordaje. En los dos últimos escanean las maletas y los agentes te sabrosean para revisar que no traigas ningún objeto prohibido.

Por respeto, pudor o por vergüenza los agentes que te revisan casi hasta las anginas son del mismo sexo del revisado (sin importar la orientación de ninguno de los involucrados), usan guantes y después de pasar ese aparato con forma de la paleta castigadora de la maestra de la escuelita versión detector de metales, usan las manos para revisar nuestros rincones.

¿Escáners de última generación? ¿Para qué? Si las manos lo palpan todo y dependerá del humor del agente si desea llegar a los rincones menos asoleados. Eso si, cuando toca revisar las maletas algunas veces parece que ni las miran y sólo “cumplen” con su trabajo.

Ya ni hacer corajes es bueno, lo mejor es cerrar los ojos y disfrutar el faje gratuito imaginando que las extremidades son de alguna estrella de Bollywood. Total, aquí todos parejos.