Por: Edith Reyna
Este letrero me lo encontré en Kyoto, Japón hace poco. Tan preciso, tan claro, tan corto, tan directo.
Hay mucho que aprender de la cultura japonesa. Y como ejemplo un pequeño letrero en inglés que nos dice tanto de ellos (no está en japonés como todos sus letreros). Llévate tu basura a casa, no la dejes aquí, no me interesa recibirla.
Grandes ciudades limpias, sin basura en la calle y sin muchos botes de basura, me dice que esto se lo toman muy en serio, y que si tú, extranjero, no tienes la cultura de dejar la basura en su lugar, aquí sí lo debes hacer. Y nadie tira basura, ni los visitantes.
Un país con 136 millones de habitantes, una población mayor a la de México, y con una extensión territorial mucho menor, con una conciencia ecológica (o respeto al medio ambiente) muy clara, que te pide llevarte tu basura y en casa hacer la separación de basura por categorías, y además si tu no cumples con esto, dejan de recoger tu basura, suena bastante simple, y lo es.
Llévate tu basura, además de ser un llamado ecológico, también puede ir más allá… es un llamado a la introspección… ¿que hay de todos los sentimientos y emociones no resueltos que son basura, y que viajan con nosotros, y que en el momento menos pensado queremos tirar en otro lugar, con otras personas?
Mientras caminamos en esta vida, vamos acumulando muchas cosas, buenas y no tan buenas, y otras cosas que son basura, pero cargamos con ellas, nos acompañan pero también nos pesan, nos quitan energía, la mayoría de las veces sin darnos cuenta.
Muchas veces cuando viajamos, lo hacemos esperando tirar aquello que nos estorba, con lo que no queremos lidiar, de lo que queremos huir, deseamos que el nuevo entorno cambie nuestra realidad, cuando lo que debemos hacer es, analizarlo, separarlo y sacarlo pero en el lugar adecuado y en el momento propicio… ¿Cómo? No soy experta en esto, pero he aprendido que hay que cuestionar, hay que analizar, hay que perdonar, hay que ver si eso que me molesta y estorba necesita una reflexión y terapia profunda, y si no puedo solo, pues reconocerlo y buscar ayuda. Es algo que poco hacemos porque no nos gusta reflexionar, menos cuestionarnos. Pero hacerlo traerá como resultado la oportunidad de ofrecer una mejor versión de nosotros, y dejar un mundo un poco más bello.