Por: Bibiana Hernández
Cuando realicé mi segundo viaje sola, (porque el primero fue laboral a España por 4 meses y medio) tenía una idea en mente; viajé pensando que ese recorrido me cambiaría la vida… y sí que lo hizo.
En aquel momento estaba tomando malas decisiones a nivel personal; no viajaba para encontrarme si no para entender porque seguía manteniéndome en situaciones o relaciones que no me satisfacían; realmente nunca pude contestarme esa pregunta claramente porque las respuestas no están ahí solo para que las leas, se muestran ante ti de diversas maneras.
En aquel viaje mi destino original era Madrid, una ciudad que ya conocía, así que un día antes del viaje cambié los planes y decidí llegar a Londres; por la premura del viaje no tenía hospedajes ni sabía cómo llegaría, así que me conecte a Internet encontré un par de tickets de autobús y me fui.
Fue un viaje largo, nocturno, la mayoría de los pasajeros eran comerciantes marroquíes y yo , tenía 22 años y la verdad lucía más pequeña, siempre he tenido cara de niña. Recuerdo mucho ese viaje, tenía múltiples paradas en tiendas de paso en las carreteras; lo amé porque cada tienda iba cambiando de productos, de gente, de idioma; los rostros de los locales eran distintos, en ciertos lugares hablaban catalán, en otros español y otros francés, estaba fascinada, todo para mi era nuevo, suelo ser muy sensible para esas cosas.
Una de las últimas paradas en Francia era en una tienda desolada junto a la carretera donde corría mucho viento y pasaban varios estepircursores (las bolas de ramas que ruedan y suelen aparecer en las películas del viejo oeste ), entré, pedí un emparedado y empezó a sonar una canción francesa de estilo electrónico, como me fascina esa música, comencé a bailar sin darme cuenta, la gente me observó un poco extraño, ¡cómo no hacerlo! prácticamente era la única mujer de tez más clara en el autobús con apariencia de 18 años, así que era normal que llamara la atención.
Cuando regrese al autobús juraba que esa canción se haría famosa, ahora si que aplicó el de «esa rola va pegar», y ¡Sí!, así fue, es la canción de «Alors on danse¨» de Stromae, si no la conoces escúchala, estoy segura que va gustarte.
Seguí mi viaje y para cruzar a Londres tenía que subir al autobús a un ferry, sin embargo antes de hacerlo tienes que pasar por las 2 garitas de inmigración antes de cruzar, la de Francia y la de Inglaterra, en Francia no hubo problema ya que iba de salida, sin embargo con Inglaterra todo se complicó, mi inglés era muy reducido y desde que entré el guardia de seguridad me miró extrañamente, de hecho me gritó en una ocasión ya que me metí el pasaporte a la boca para amarrarme el cabello, inmediatamente me levantó la voz y como no entendía me hizo señas de que no podía morderlo, de hecho fue bastante pesado.
Cuando llegué con los agentes de inmigración empezaron a hacerme muchas preguntas, de las cuales no creyeron una sola de mis respuestas, ¿Cómo conseguí dinero para viajar?, ¿sola?, ¿Ingeniera?, ¿Por qué no volé directamente a Londres?, etc. Me pidieron que regresara al autobús a bajar mi maleta, me acompañaron y me detuvieron durante 12 horas, de esas 12 me interrogaron durante un par de horas, mi autobús se fue y yo estaba más que asustada , desconcertada, no sabía cómo continuaría mi viaje. Durante ese tiempo tuve que cambiarme para que revisaran mi ropa y todas mis pertenencias, ¡me inspeccionaron hasta los calcetines!. Cuando llegó el interrogatorio me consiguieron una traductora, la verdad yo estaba muy calmada, pero muchas de las preguntas se enfocaban a si no provenía de alguna trata de blancas o si estaba cruzando alguna droga.
Finalmente me dejaron cruzar y me dijeron que cuando abrieran las ventanillas para venta de boletos del ferry les dijera que me habían detenido y que debían dejarme subir sin costo, esperé horas hasta que abrieran y cuando crucé no me dejaron subir, así que regrese a inmigración para pedir ayuda porque no quería pagar boletos de nuevo; para ese momento ya estaba cansada, triste y desanimada.
Sin más, regrese y me perdí, de repente me encontraba en el lado contrario de una jaula con rejas automáticas y no sabia como llegar de nuevo a la garita con los agentes de inmigración, había trailers y autos de carga, era de noche y estaba al aire libre; llegó un Policía que empezó a hablarme en Francés y no entendía nada y fue cuando me quebré por completo y empecé a llorar, estaba muy triste y asustada, el noto inmediatamente mi sentir y me llevó de nuevo a inmigración de Inglaterra.
Al llegar, les explique que no me había dejado subir al ferry y ellos mismo me acompañaron hasta la taquilla para que me dieran un boleto y pudiera realizar el viaje, me imprimieron un ticket y subí, sin embargo cuando subí no había acabado la aventura; entré al baño casi justo cuando el viaje al ferry estaba por terminar, cuando salí no vi a nadie, así que bajé por las primeras escaleras que observé y me encontraba en las plataformas de los automóviles que estaban descendiendo y me sentí perdida nuevamente, cuando subí de nuevo porque me percaté que esa no era la salida, todas las luces estaban apagadas, no vi a nadie y me preocupe de nuevo, no podía sentirme peor, de repente vi a un par de jóvenes caminando y con mi mochila corrí detrás de ellos para poder salir.
Cuando llegué, descendí en el puerto de Dover, era otro reto para mí porque originalmente mi autobús me dejaría en Londres, así que sin GPS, internet y/o celulares llegué a una terminal donde compré otro boleto para Londres, al llegar lloré nuevamente pero de alegría, me regocijaba saber que había llegado después de tantos impedimentos.
Al llegar tome un mapa de turistas y empecé a caminar buscando un hostal en el que había reservado «Clink78», ahí me llevé la última preocupación de toda la travesía, ya que mi solicitud era para un cuarto compartido con 4 mujeres, sin embargo, no tenían ya esa habitación disponible y tuve que tomar la habitación mixta, estaba muy asustada, fue mi primer hostal y tenía que compartirlo con hombres. Al final resultaron ser 3 brasileños muy amables que fueron muy respetuosos en todo momento.
El hostal es precioso, se construyó en 1792 y Charles Dickens fue escritor en este precioso y emblemático edificio, donde escribió una parte de Oliver Twist y donde la banda The Clash fue sometida a juicio.
Después de tanto sufrimiento logré dormir, calmarme y continuar mi viaje, Londres fue una hermosa mezcla entre Punks y Catrines por las calles, era una niña asombrada por todo. Se que muchos viajeros a los 22 años son expertos, quizá mi relato se parece más al de una niña de 10, pero yo en ese momento no tenía la madurez que tienen muchos jóvenes a esa edad, para mi era todo nuevo, además de que en ese entonces era una persona muy insegura, siempre me he caracterizado por hacer las cosas contra todo con el fin de retarme con un «¡a ver que pasa!» pero con miedo interior y en ese entonces no sabía nada de la vida, o al menos mucho menos que ahora.
Esa experiencia me quitó muchos kilos de miedos de encima, me dio la respuesta que quería encontrar y que nunca me respondí formalmente, era mi subconsciente diciéndome «no estás donde quieres estar porque no has decidido hacerlo», porque me di cuenta que llegué a otro continente por mi misma y que hasta ese momento de mi vida no tenia idea lo que existía y de lo que podía hacer, ¿hostales ?, ¿ferry´s?, ¿inmigración?, ¿otras culturas? guauuu cuantas cosas no sabía y cuantas cosas me estaba perdiendo. Al día siguiente caminé por las calles sin parar, mis botas viejas y mis medias recorrieron muchísimas calles.
En una de mis caminatas rompí una botella por error que estaba en el piso en una fiesta MUY elegante en las calles de Londres, (sus invitados solo me hacían señas de ¡corre, corre!, riéndose de mi error), entré a una tienda que tenía DJ´s y ropa super loca donde compré unos pantalones igual de extraños que el lugar, parecía más una discoteca que una tienda, su nombre es «Cyberdog», si has ido Londres seguro has oído de ella, compre una pipa , tabaco de frutas, entré a varios museos, me subí al London Eye, visite el Big Ben, fui a la Casa Real, Piccadilly, tomé un tour de caminata y anduve por muchas de sus calles.
Al terminar el viaje era una persona con ideas distintas, porque quise que así fuera, porque quería cambiar mi vida y dejé que sucediera, el viaje no fue mágico, pero sus circunstancias tenían todo para que mi travesía si lo fuera. Me dije a mi misma que no tenía que dejar de intentar y que tenía que pensar a donde seria mi siguiente destino, después de ahí siguieron varios países más y muchas más experiencias. Fue para mi un parteaguas de mi personalidad y sentía que podía lograr lo que yo quisiera.
Si pudiera hablarle a mi «YO» de ese entonces, le diría que debería abrir la boca cuando sonríe, que esos dientes chuecos seguirán ahí por mucho tiempo y que no le quitaran el sueño, que su sonrisa es mas bella cuando no se preocupa por ellos, que camine más y que se asuste menos, le diría que va por buen camino, que aún tiene que mucho por viajar y que aunque no tiene aún todas las respuestas y se va equivocar de nuevo , al menos está más cerca para darse cuenta de que va ser feliz sola y que «Sí», si va encontrar al mejor compañero de vida y de viaje, pero SOLO, hasta que ella pueda consigo misma…