Por: Angélica Hernández
Estuvimos fuera de México viviendo en Hong Kong por casi 2 años y antes de regresar a casa decidimos visitar la maravilla del mundo moderno de China, había que aprovechar que estábamos cerca para poder conocer una de esas 7 maravillas y así poder concluir nuestra aventura por Asia.
Para ello nos enfocamos de inicio en tramitar nuestras visas para poder entrar a “Mainland China”, porque aunque para HK no se necesita visa, para China Continental sí, por lo que hicimos cita en las oficinas de HK y ahí vamos, llegando muy puntuales con nuestros formatos llenos y cuando nos atendieron lo 1ero que nos solicitaron fueron los tickets de avión o tren para saber en qué fecha exactamente viajaríamos, por supuesto no teníamos tickets comprados, según nosotros, sería como el trámite de visa para USA donde te sugieren que no compres nada para tu viaje hasta no estar seguro de obtener la visa, pues bien, para China no fue así, teníamos que tener ya el viaje armado con reservas de avión pagadas para poder tramitar, y fue así que en media hora planeamos nuestra visita a Beijing, buscamos boletos de avión y hotel, para regresar a la oficina de visado teniendo todo y poder hacer el trámite. Al final, después de varias horas de espera para revisión de formatos, fotos, reservas, etc., se quedaron con nuestros pasaportes y unos días después, ya teníamos nuestras visas listas para entrar a China Continental.
Ya con las visas y los boletos de avión en mano, definimos lo que sería el viaje, que, por las prisas del armado, se convirtió en un viaje express y optamos por buscar tours para nuestro recorrido con el fin de aprovechar el tiempo lo más que se pudiera.
El 1er tour fue por supuesto a la “Gran Muralla China”, fuimos a la parte que llaman de “Mutianyu”, la verdad es que nos tocó un día perfecto, con un cielo azul y un sol espectacular, llegamos y nos trasladaron en un autobús subiendo como un cerrito, para una vez ahí, subirnos a un cable car descubierto, un poco austero diría yo, pero perfecto para la aventura en esa maravilla del mundo, ya estando en la parte más arriba, puedes caminar en la muralla todo lo que quieras, o puedas…, yo ingenuamente pensaba que iba a recorrer gran parte de ella, pero me di cuenta que es super difícil, entre el sol, la altura y las bajadas y subidas, terminé casi con el hígado de fuera, pero estar ahí arriba y ver todo ese paisaje verde es algo que difícilmente voy a olvidar, era de no creer donde estaba parada, de no creer que estaba en una maravilla del mundo moderno y de darme cuenta que los sueños, que ni siquiera soñaste porque eran muy, muy lejanos, se cumplen de repente, en verdad una experiencia y sensación increíble.
Para bajar de ahí, la opción fue el tobogán, este es un canal donde se deslizan una especie de “avalancha” (carritos con una palanquita para frenar) que hace cerrar con broche de oro la visita a este gran lugar que ahora entiendo porque fue considerado como ¡maravilla mundial!
Después de la Gran Muralla, el tour fue al “Summer Palace”, este es un parque situado cerca del centro de Beijing y desde 1998 es considerado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, así que pasamos de una maravilla del mundo a un patrimonio de la humanidad.
Este Palacio de Verano está a la orilla de un lago y también está genial, ese día había muchísima gente y el guía nos traía casi corriendo, pero pudimos recórrelo, inclusive subirnos a las lanchitas y recorrer el lago, así que, aún y con tanta gente, valió muchísimo la pena.
El siguiente tour fue para conocer un poco más de la ciudad de Beijing, iniciamos en la plaza de “Tiananmen” y de ahí pudimos entrar a la “Ciudad Prohibida” que durante casi 500 años fue la residencia oficial de los emperadores de China y su corte, de este lugar puedo decir que es imponentemente espectacular, desde fuera no parece que sea tan grande, eso sí, para comprar los tickets hicimos una fila enormeee, desconozco si se pueden comprar desde antes, pero definitivamente es la opción para evitar esa larga fila, sobre todo cuando el sol está tan intenso como ese día que fuimos, que, de verdad, parecía que nos quemaba.
Desgraciadamente había también muchísima gente y no pudimos disfrutarlo como hubiera querido, me llamó la atención que era más turista nacional que extranjero, muchos niños pequeños que nos miraban con rareza al ver nuestros rasgos occidentales, pero igual fue una gran experiencia el poder conocer un lugar como ese, tan importante, con una magnífica arquitectura y cultura.
Por último, conocimos el “Temple of Heaven”, que ha decir verdad, después de la Gran Muralla, fue mi favorito, supe que es uno de los templos más importantes de toda la República China y me encantó que las dinastías daban las gracias al cielo por las cosechas obtenidas. Al igual que en la Muralla, estar ahí me parecía un sueño, quería tomar fotos de todo, de verdad un lugar para recordar.
Y así fue nuestro viaje Express a Beijing, con un clima seco y un sol rostizante, pero que valió cada minuto la pena, en donde sigo confirmando que viajar te cambia la vida, así que como siempre, los invito a viajar, a cualquier destino, estoy segura de que no se arrepentirán.
¡Saludos!