En el norte de Italia, donde las montañas se elevan como catedrales de piedra y los paisajes parecen obras de arte vivas, se esconden las Dolomitas: un macizo montañoso que deslumbra por su belleza dramática y su atmósfera serena. Este rincón de los Alpes italianos no solo enamora a alpinistas, fotógrafos y esquiadores, también a viajeros que buscan escapar del turismo masivo y conectar con una naturaleza que impone y abraza a la vez.
Lo que diferencia a las Dolomitas de otros destinos alpinos es su carácter. No son solo montañas, son esculturas naturales que cambian de color con la luz del día; no son solo pueblos, son cápsulas del tiempo con raíces tirolesas y corazón italiano.

Aquí, cada curva del camino sorprende, cada lago refleja un paisaje perfecto y cada comida reconforta el alma.
¿Dónde están y cómo llegar?
Las Dolomitas se extienden a lo largo de cinco provincias italianas: Trento, Bolzano, Belluno, Udine y Pordenone. La forma más sencilla de llegar es volar a Venecia, Milán o Innsbruck (Austria) y rentar un coche. Aunque hay transporte público en la región, lo ideal es tener movilidad para explorar los valles y pueblos a tu ritmo.

¿Cuándo ir?
Depende de lo que busques.
- Verano (junio a septiembre): ideal para hacer senderismo, ciclismo o disfrutar los lagos alpinos.
- Invierno (diciembre a marzo): temporada alta para esquiar en lugares como Cortina d’Ampezzo o Val Gardena.
- Otoño y primavera: menos turistas, pero clima más variable y paisajes llenos de color.

¿Qué hacer en las Dolomitas?
Senderismo entre montañas míticas
Rutas como Tre Cime di Lavaredo, Lago di Braies o Seceda son postales vivas que no puedes perderte. Desde caminatas suaves hasta trekkings de varios días (como el Alta Via 1), hay opciones para todos los niveles.
Lagos de cuento
- Lago di Braies: el más famoso por su color turquesa y los botes de madera.
- Lago di Carezza: rodeado de bosque y con reflejos espectaculares.
Lago di Sorapis: menos accesible pero con un azul celeste que parece irreal.

Pueblos alpinos con sabor tirolés
- Ortisei, Canazei, San Candido o Dobbiaco conservan arquitectura típica, cocina reconfortante y vistas de ensueño.
- No te pierdas los mercadillos de invierno si vas en diciembre.
Esquí y deportes de invierno
Las Dolomitas forman parte de Dolomiti Superski, uno de los dominios esquiables más grandes del mundo, con más de 1,200 km de pistas conectadas.
Sube a lo más alto
Los funiculares y teleféricos como los de Seceda o Sass Pordoi ofrecen acceso fácil a miradores impresionantes, ideales si no eres muy fan del senderismo pero quieres vivir la altura.

Consejos para el viaje
- Renta un coche con antelación si vas en temporada alta. Muchos caminos son de montaña y en invierno necesitarás neumáticos con cadenas.
- Reserva hospedaje con tiempo, especialmente en pueblos pequeños.
- Lleva ropa adecuada, incluso en verano puede hacer frío en la cima.
- Respeta la naturaleza. Muchos senderos atraviesan áreas protegidas.
- Aunque estás en Italia, el alemán es común en algunas zonas como el Tirol del Sur.

Curiosidades
- Las montañas deben su color pálido a una composición mineral rica en dolomita.
- Cambian de color al amanecer y atardecer, fenómeno conocido como enrosadira.
- En el pasado, fueron el escenario de batallas en la Primera Guerra Mundial. Hoy todavía pueden verse trincheras y refugios históricos.
- El cicloturismo es furor en verano: muchos hacen la famosa ruta Sellaronda en bici.

Una escapada inolvidable
Viajar a las Dolomitas es dejarse sorprender por la inmensidad de la naturaleza, pero también por la calidez de los pueblos y la deliciosa mezcla cultural entre Italia y Austria. Ya sea que vayas por aventura, por tranquilidad o por unas fotos que parecen irreales, este rincón del norte italiano te dejará sin aliento (literal y figuradamente).