Tú x el Mundo

Países bajos y Bélgica: El viaje del perdón, los sueños cumplidos y las primeras veces

Por: Sandra Méndez

El 18 de junio del 2023 mientras dormía, entre sueños escuché una voz distorsionada diciendo, “Estimados pasajeros, les informamos que estamos iniciando el descenso en el aeropuerto de Schipol en Países Bajos”, abrí los ojos poco a poco despertando de un sueño de 4 horas aproximadamente, en un vuelo de 11 horas, miré a la ventanilla y entonces lo vi, vi Holanda por primera vez con mis propios ojos, no en video, no en fotos, no en Instagram, no en libros, no en YouTube, ahí estaba. “¿Lo logré?, ¿En serio lo logré?” Me repetía una y otra vez en la cabeza mientras sentía mi vista nublarse por las lágrimas.

Aterrizamos en una de las pistas más hermosas que he visto, un terreno donde solo ves verde, árboles y plantíos, mientras pasaban los metros y metros de campo, no pude evitar pensar en Sandra de 19 años, una Sandra con sueños, obsesionada con la música electrónica y con Van Gogh (a quien no pudo soltar después de conocer su trágica historia y con quien se sintió identificada). Sandra de 19 años se prometió que algún día llegaría a Países Bajos e iría a todos esos lugares que siempre soñó, “lo voy a lograr”. Pensé en esa Sandra que con el paso de los años y que por las circunstancias de la vida y ciertos obstáculos con los que se encontró, su sueño se fue posponiendo año tras año, hasta que desapareció del radar y se había convertido en un recuerdo que solo causaba dolor.

Al llegar a migración sentía que las manos me sudaban y el corazón me latía rápidamente, la ansiedad se había apoderado de mi ser. “Next” escuché decir al agente mientras me veía, caminé hacia él con mi pasaporte y mi celular en la mano “Motivo y tiempo de su estadía” me preguntó, “Turismo y vacaciones, 2 semanas”, “veo que está muy sonriente” comentó, “Es mi primer viaje fuera de México, vengo de vacaciones y todo el fin de semana de DEFQON.1”, con una sonrisa me dice “esos son 2 grandes motivos para estar feliz” y después de mostrarle mi ticket de regreso con una sonrisa me dice “Bienvenida a Países Bajos”.

Mi primer día en Holanda fue de muchas emociones, conocí en persona a algunos de los tantos amigos que hice en Discord durante pandemia, amigos con los que compartí grandes momentos (a distancia), personas que me ayudaron a no volverme loca en el encierro, amigos que me abrieron las puertas de su casa y de su corazón para recibirme y que me animaron a que hiciera el viaje con tan poca anticipación, lloramos, nos abrazamos y hablamos durante horas.

El segundo día tomé el tren a Ámsterdam. Vi por primera vez la ciudad, ahí estaba y se veía igual de hermosa como lo imaginé, llena de gente y bicicletas, los canales se veían aún más hermosos de cerca. Caminé con mis amigos varios metros hasta nuestro destino, vi de lejos el primer letrero y sentí que mi corazón se detuvo “VAN GOGH MUSEUM”. Eran las 11:00 am y el guardia nos dejó pasar, lo primero que vi al entrar y bajar las escaleras fue un retrato de Van Gogh y ahí entendí que era real, “Lo logramos” me dije.

Van Gogh fue un hombre incomprendido, un gran artista lleno de talento, un hombre que tuvo que lidiar con una enfermedad que no se trataba de la misma forma que lo hacemos hoy en día, una enfermedad que se lo llevó. Mientras recorría los pasillos del museo, viendo al fin con mis propios ojos sus obras, ya no en impresiones en mi casa o en libros, en vivo, pudiendo notar las pinceladas y los detalles del lienzo, Sandra de hace años volvió a mi memoria, la que luchaba contra una depresión (que no sabía que tenía), que estaba pasando la peor etapa de su vida y que creía que todo lo malo que le pasaba era su culpa. Recordé cuando comencé terapia y le conté mis sueños a mi doctora y siempre terminaba llorando con la frase “pero eso no es para mí, es para gente con dinero, yo no lo voy a lograr”. Como quisiera viajar en el tiempo, tomarla y llevarla al 2023 para mostrarle que ahí estamos y decirle “perdón”.

Tres horas pasaron sin que lo notáramos, el museo es más hermoso de lo que pensé. Me sé los capítulos de “Alan x el Mundo” en Países Bajos, y ahí mencionó que era mejor hacer el recorrido con audioguía y así lo hice, valió totalmente la pena, escuchar la historia detrás de los cuadros, su vida, las invitaciones a mirar los detalles, viví un sueño. No hay cuadro que no te atrape, cada rincón cuenta una parte de su vida y una etapa, te lleva de la mano por sus logros, sus subidas y sus caídas, el ambiente y el recorrido te envuelve e hipnotiza a cada paso que das.

Mis días en Países Bajos fue de recorrer estadios de futbol, ver amigos, probar cervezas, comida y admirarme con ciudades hermosas como Utrecht y Rotterdam, caminar al lado de los canales, comer papas a la francesa, probar los diferentes tipos de sándwiches y mayonesas, comer dulces, admirar la educación de la gente, los paisajes y molinos de viento que podías ver en todos los recorridos en tren. Hasta que llegó el día de partir a Biddinghuizen, llegó la hora de ir a Defqon.

Países Bajos es la cuna de la música electrónica, hogar de los mejores DJs del mundo. Ahí suceden algunas de las mejores fiestas, raves y festivales del mundo. Desde los 17 que descubrí el género, supe que ese era mi camino. Gracias a la música me hice de algunos de los mejores amigos que puedo tener en mi vida, algunos de ellos fueron los que me impulsaron a animarme a comprar mi boleto para ir a Defqon (uno de los festivales más grandes de todo Europa y la cuna del Hardstyle). Defqon fue un sueño desde que lo conocí como a los 23 años, yo quería estar ahí, quería vivirlo y 9 años después ahí estaba.

Es indescriptible la vibra que se siente dentro del festival, más de 100,000 almas de todos los rincones del mundo conviviendo en el mismo lugar. Recuerdo haber entrado por primera vez a The Holy Grounds (como coloquialmente se le conoce al venue de Defqon.1) y sentir esa sensación de “estoy en casa”. Durante 4 días con mis amigos (y sola) brinqué, canté, bailé, reí, caminé y lloré (mi actividad favorita), como nunca había hecho, no era solo el hecho de haber logrado ver en persona a algunos de los DJs que más admiro desde hace años, más el hecho de estar ahí, escuchando y viviendo todo lo que solía ver desde YouTube año con año, era algo más, era la armonía, la unión que se respiraba en el aire entre todos los presentes, todos se cuidan, todos se ayudan, todos se apoyan, todos se admiran y aman ver mexicanos ahí, nadie te juzga o te critica, nadie quiere quitarte tu lugar, no les interesa llegar hasta adelante del escenario o grabar un set completo con el celular, les interesa disfrutar y vivir el momento. La ceremonia de clausura fue algo que a la fecha me da escalofríos recordar, ver los miles de fuegos artificiales y las luces en sincronía con la música por todo el lugar para despedir 4 días de fiesta; recuerdo estar tomada de la mano con mis amigos admirando todo a nuestro alrededor con lágrimas en los ojos mientras pensaba “9 años me tomó y se acabó, 4 días no fueron suficiente”.

 

Los últimos 3 días de esta aventura se los dediqué a uno de los países que siempre quise visitar, Bélgica.

Las calles de Bruselas, los edificios, sus plazas, los monumentos y sus parques se sienten como si estuvieran atrapados en el tiempo. Caminar por ellos es poner toda la atención posible porque están llenos de detalles y grandes historias, siendo sincera solo tenía una lista de 3 lugares clave que quería visitar en Bruselas ya que quería que la ciudad me sorprendiera mientras recorría sus calles caminando, y así fue. Bruselas me dio los mejores Waffles y chocolates que he probado en mi vida, me volvió adicta a sus famosas speculoos, me hizo ver que siempre no están tan empinadas las calles de mi ciudad, después de caminar 15 minutos en subida para llegar a algún lugar .

Hablar de Bélgica es hablar de Brujas, misma que consideré como parada obligatoria en mi visita. Brujas es un cuento de hadas, es ver las calles en vivo de un libro de fantasía, los colores, los canales, los techos, sus edificios, sus viejas iglesias, no hay lugar al que no voltees y no te sorprenda su belleza y su misterio, caminen, caminen y caminen, sus ojos nunca se van a cansar de admirar todo a su alrededor. Tenía que ver la ciudad desde las alturas, así que me animé a visitar el campanario de Belfort, uno de sus puntos más importantes y la legendaria torre que te brindará la belleza de la ciudad vista desde arriba, pero antes te hará pagar por ella subiendo sus 366 escalones hasta la cima, ¿vale la pena? TOTALMENTE, una vez que inicias, puedo decir que no se sienten taaaaan difíciles, subí a mi ritmo y aproveché los 3 descansos donde aprendí más sobre la historia del lugar, adicional de sentarme a escuchar y admirar el mecanismo de las campanas. La vista desde la cima es hermosa, ahí fue cuando entendí porque la gente se enamora de esta ciudad, se queda en tu corazón.

El 01 de Julio de 2023, mientras abordaba mi tren de regreso a Schipol para volver a casa (con una mezcla de tristeza y emoción), pensé en todas las veces que juraba que todo el proceso que hice era más difícil, que no podría hacerlo sola, que nunca iba a lograrlo y ahora ya venía de camino a casa, llena de bellos recuerdos (y mucha comida). Hace años cuando pensaba en este viaje, mis miedos eran lo que más me frenaba, pero cada que me encontraba ante una situación que me causaba pavor, recordaba las palabras de mi psicóloga “Está bien tener miedo, el miedo es lo que nos mantiene vivos y alerta, pero podemos enfrentarlo, nos da miedo saltar de la orilla del risco obscuro, pero si no saltamos, no sabemos qué hay abajo, no sabemos si hay almohadas o plumas o agua, o al final no era tan alto, no podemos permitir que el miedo nos domine y ni nos deje vivir”.

Hoy te puedo decir que si alguna vez escuchaste las palabras “no vas a poder, no lo vas a lograr, esas cosas no son para ti” te puedo decir que la gente refleja sus dolores en ti, tú puedes llegar tan lejos como puedas, tú vas a lograr tus sueños, tú vas a poder visitar esa ciudad, ese país, ese parque, ese festival con el que tanto haz soñado, porque no necesitas que nadie crea en ti más que tú, esas voces en tu cabeza no son tuyas, son las que todos a tu alrededor te sembraron porque vieron que tú tenías el potencial para lograr cosas y llegar lejos y ellos no. Hoy quiero decirte que así vayas paso a paso, peso a peso, todo cuenta, no hay pasos pequeños la vida no se acaba a los 25, 30, 40, 60 años, no hay un límite de edad para viajar ni para lograr tus sueños, yo sí creo en ti.