La primera vez que vi Wicked fue en el año 2008 en Nueva York. Había escuchado hablar tanto de este musical que lo consideré un “must” en mi visita a la gran manzana. Para ello me preparé. Leí el libro, escuché la música hasta agarrarle el gusto y compré mi boleto con mucha anticipación pues no era fácil obtenerlos.
Las expectativas eran tan grandes que debo decir me decepcioné. La actriz que interpretaba a Elphaba (la bruja verde) soltó tremendo gallo durante la nota final de “The Wizard and I” y su actuación era digamos un poco blanda. Sin embargo, la actriz que interpretaba a Glinda (la bruja buena) era realmente divertida -No recuerdo los nombres de las actrices, así que ni me pregunten-. A pesar de todos mis esfuerzos por ser generoso, Wicked no logró colarse en mis musicales favoritos. Y estoy hablando de una cosa de puro gusto, porque aquel teatro se caía a gritos de los cientos de adolescentes que llenaban el lugar sobre la calle 51.
Después en mi viaje a Japón vi una versión recortada (y creo que única) de Wicked en el parque Universal Studios Osaka. Era una cosa muy bizarra. El show duraba 45 minutos y Glinda hablaba en Japonés mientras Elphaba se expresaba en Inglés. La producción no era tan grande como en Broadway pero si bastante espectacular. Iba con tan pocas expectativas que me emocioné mucho cuando la bruja verde se elevó al cielo cantando “Defying Gravity“. Me encantó.
Anoche tuve el privilegio de asistir al estreno de Wicked en México. Un estreno querido lector como pocas veces han visto mis ojos alteños. Triunfal! Con un público conmovido y emocionado que rebasó por mucho la impresión que tenía de Wicked en mi cabeza.
Wicked México es un logro en muchos sentidos. Marca la apertura de un nuevo espacio para las artes escénicas que en pleno 2013 es un acto de valentía y lo hace con uno de los más grandiosos musicales que existen.
Wicked es el ejemplo perfecto del resultado que se obtiene cuando todo mundo hace bien su trabajo. Cuando hay equipo. Cada pieza está puesta a conciencia y todo funciona perfecto. No sé que me gustó más si el vestuario, la iluminación o la escenografía. Eso sin contar el talento artístico que merece un espacio aparte.
Pocos musicales ofrecen dos personajes tan ricos y brillantes como lo son Elphaba y Glinda. La bruja mala y la bruja buena están servidas en bandeja de plata que puede convertirse en oro a quien sabe aprovecharlo. Danna Paola lo hizo.
Danna Paola como su personaje Elphaba se eleva por los aires en contra del mar de prejuicios y señalamientos nacidos de la ignorancia y alza la voz de manera impresionante! Vuela a bordo de una escoba muy codiciada y no le pide nada a nadie. Emociona, transmite y nos regala uno de los valores a veces olvidados en el teatro musical, el poder de la interpretación.
La ex patito feo ofrece una actuación digna de ovación que cambiará su carrera, demostrando que el talento no está peleado con la televisión ni con el género pop. Danna Paola está viviendo uno de esos momentos que llegan en contadas ocasiones a la vida de un artista.
No hubo nada que no me gustara de Wicked (excepto las canciones del mago que siempre me han dado flojera) pero creo que merecen una mención especial todos y cada uno de los actores que conforman el espectacular ensamble. Ese grupo de talentosos bailarines y cantantes que le dan vida a este musical y en donde realmente puede medirse la calidad internacional de este montaje.
Además de todo Wicked llega en un momento en el que su discurso encaja perfectamente con nuestra realidad. En donde los valores relacionados a la bondad se replantean para cuestionarnos el verdadero origen de la maldad y todos sus disfraces.
Wicked es un viaje. Un espectáculo que no decepciona y de los pocos por los que vale la pena romper el cochinito.
Wicked se presenta en el nuevo teatro Telcel de jueves a domingo.
Boletos aquí http://bit.ly/1c186B7
