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Viaje express a Londres para ver a mi actriz favorita

Tenía meses planeando un viaje por algunas regiones de Italia, el cual finalizaría en Francia. Mis compañeras de aventura serían dos amigas que me habían confiado gran parte del itinerario. Todo estaba casi listo, sin embargo, por azares del destino, dos días de planeación quedaban volando.

Por: Karla Campos 

Tenía meses planeando un viaje por algunas regiones de Italia, el cual finalizaría en Francia. Mis compañeras de aventura serían dos amigas que me habían confiado gran parte del itinerario. Todo estaba casi listo: los boletos de avión de México a Europa (llegábamos a Nápoles y regresábamos de París), los hoteles, la compra de algunas atracciones y los presupuestos aproximados.

Sin embargo, por azares del destino, dos días de planeación quedaban volando. La idea era pasarnos un día por Milán y visitar su impresionante catedral y de ahí tomar un tren nocturno que nos llevara a París. Todo iba de maravilla hasta que intentamos comprar los boletos. Por alguna razón, que después descubriríamos fue nuestra culpa, la tarjeta de crédito no pasaba en la página de Trenitalia.

El asunto me estaba preocupando, ya que no teníamos hospedaje para esa noche y los boletos de tren se acababan poco a poco por la Expo Milán, la cual sería inaugurada en esos días. Traté de dejar a un lado el estrés que esto me provocaba, cuando una mañana me despertó un tuit de Dianna Agron (sí la porrista rubia de Glee):

“Feels so wonderful to finally be able to say…this is happening.‪#‎McqueenThePlay‬” (Es maravilloso finalmente ser capaz de decir… esto está sucediendo. #McqueenThePlay)

Mi actriz favorita anunciaba que iba a participar en una obra en Londres, la capital del teatro moderno. Mi orgullo fue sustituido por una repentina emoción: la obra se estrenaba justo en los días que no teníamos nada pagado. Inmediatamente busqué si era posible comprar los boletos para la premiere.

Debido a que la noticia había sido anunciada pocos minutos antes, aún quedaban boletos para la primera función. Comenté el asunto con mis amigas y después de algunas trabas por los cambios repentinos, ya teníamos el boleto.

Cabe destacar que una ellas, quien también es fan de Dianna, cumplía años el 12 de mayo, el día del estreno de la obra, y su insistencia para convencer a la otra, que sólo ubica a la rubia por nosotras, logró que minutos después nos enfocáramos en planear una parada exprés de dos días en la capital de Inglaterra.

La ciudad que vio nacer tantos libros, autores y música que forman parte de mi vida, ahora se convertiría en el escenario donde vería por segunda ocasión a Dianna. La primera vez fue seis meses atrás, en mi país, por un evento de Carolina Herrera, marca de donde es vocera; y ¡ahora sería en su debut sobre las tablas!

Tras un día alucinante en los estudios de Harry Potter, mis amigas y yo regresamos al hostal a arreglarnos para la noche. Como es costumbre, se nos hizo un poco tarde y cinco minutos antes de que comenzara la puesta en escena, estábamos entrando al teatro St James y ocupando nuestros lugares.

Stephen Wight, quien interpreta al ícono de la moda Alexander McQueen, ya se encontraba sobre el escenario. No hubo primera, segunda y ni siquiera una tercera llamada cuando todo tomó vida frente a nuestros ojos.

McQueen está preparando su próxima colección y nos vemos inmersos en su proceso creativo cuando es interrumpido por la voz angelical de Dahlia, interpretada por Dianna Agron, cantando a acapella “She’s Always A Woman”, de Billy Joel; quien tras haber entrado a su casa le exige al genio de la moda un vestido. A partir de ese momento entre ambos personajes se lleva a cabo un intercambio de experiencias y sentimientos que nos hacen comprender sus motivos.

Al finalizar, el público elogió el trabajo de los actores y bailarines y con un caluroso aplauso recompensó su esfuerzo en el escenario. Cuando salimos, me dirigí a la mesa donde vendían la mercancía de McQueen The Play. Tras comprar una playera, el libreto y el programa (quedándome con apenas 8 libras para sobrevivir esa noche), anunciaron que Dianna saldría a convivir unos minutos con las personas que nos encontrábamos ahí por ella.

De repente la vi y fue como unos meses atrás, sin embargo en esta ocasión no sentía tantos nervios y estaba segura que todo sería más tranquilo. Poco a poco nos acercamos.

Nos tocaba. Al situarnos frente a Quinn Fabray de Glee, su angelical sonrisa y tierna mirada nos hicieron olvidar que ella era una actriz a la que seguimos fervientemente y de la cual tenemos una página de fans, en su lugar nos dio la sensación de que era una vieja amiga con la que nos reencontrábamos.

Mis amigas le dijeron que estábamos ahí por ella, que habíamos cambiado nuestros planes para llegar a Londres y verla actuar.

– Me siento muy honrada, nos dijo.

Después, mi amiga Miriam le dijo que ese día era su cumpleaños: ¡Happy Birthday!, dijo Dianna con una sincera sonrisa. Llegó el momento de firmar lo que llevábamos para nuestras amigas de México y entonces llegó mi turno.

– To Karla… Pude decir con trabajo al entregarle mi encuadernado.

Ella comenzó a escribir sobre la hoja, pero se detuvo luego de haber puesto “To”.

– With C or K?, preguntó.

En ese momento creí morir, ¡nunca nadie pregunta eso! En Starbucks siempre escriben como se les da la gana antes de que pueda aclarar que mi nombre se escribe con K.

– With K! Dijimos mis amigas y yo al mismo tiempo (creo que lo que salió de mi boca sólo fue un susurro).

Para finalizar nos tomamos una foto con ella y repitió “Happy Birthday” a Miriam, quien le aseguró que su actuación había sido muy buena y se abrazaron.

Fue una noche increíble de un viaje de ensueño. Sé que no será la última vez que la vea y por supuesto auguro mejores oportunidades y una carrera en ascenso para ella. Fue un placer haberla visto en un escenario haciendo lo que más le gusta y sobre todo descubrir que el viajar te abre horizontes y te da la oportunidad de vivir grandes sueños.

Miriam

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