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Un viaje extraordinario

Hola, soy Yamile, soy de Mérida, Yucatán, y si algo disfruto es viajar, cuando era niña lo hacía en excursiones con la familia y en los últimos años lo he hecho por mi cuenta, siempre dentro de la República Mexicana, teniendo la oportunidad de conocer algunos Pueblos Mágicos.
@YamileCauich1

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Hola, soy Yamile, soy de Mérida, Yucatán, y si algo disfruto es viajar, cuando era niña lo hacía en excursiones con la familia y en los últimos años lo he hecho por mi cuenta, siempre dentro de la República Mexicana, teniendo la oportunidad de conocer algunos Pueblos Mágicos; pienso que el viajar nos cambia, al viajar hacemos algo que muchas veces olvidamos: VIVIR, vivir el día a día, disfrutar todo lo que vemos, comemos, sentimos, no caemos en la rutina, cada día es una sorpresa.

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 Quiero compartirles un viaje fantástico que hice en verano de 2010, cuando alguien platica de las ganas de hacer un viaje, siempre me apunto y muestro disposición a ser acompañante (no me he atrevido a hacer un viaje sola) por esta razón una de mis mejores amigas, un día me habló para decirme que se iba a ir a Europa pero que iba a comprar su boleto de avión al día siguiente, me preguntó si quería ir, y obvio la respuesta fue SI, sin embargo, era muy precipitado, estuve haciendo cuentas, tenía 7 meses para ahorrar, pues aunque Alan dice que no hay que ser millonario para viajar y estoy de acuerdo con él, si se requiere tener cierto dinero, más para ir a Europa. La primera en decirme que si podía irme no perdiera la oportunidad fue mi mamá, sin duda, a ella saque lo viajera. Al día siguiente recibí la llamada de mi amiga, le dije que si iba pero después compraría mi boleto, puesto que no tenía forma de hacerlo ese día. Ya tomada la decisión me enfoque en eso, me prive de muchas cosas pero estaba segura que el viaje valía la pena. Mi amiga estaba estudiando en el D.F. y de allá iba a salir con destino a Madrid, yo, por cuestiones económicas decidí salir de Cancún. El viaje fue grandioso, a pesar de ciertas cosas que nos pasaron, como que llegamos a diferentes terminales y no nos encontrábamos, perdimos un tren, nos quedamos sin hotel y sin dinero pero, gracias a que las dos teníamos la mejor de las actitudes, tomamos todo como parte de la experiencia y hasta hoy recordamos todo con gran alegría.

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Las ciudades que más me gustaron fueron Paris, Roma y Venecia, lugares donde nos dimos tiempo para reflexionar y valorar las cosas bellas de la vida y de lo afortunadas que éramos de estar ahí, de poder cumplir uno de nuestros sueños.

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Lo que hizo la diferencia en este viaje fue que mi amiga iba a ir a conocer a un chico (lo que me confesó la única vez que nos vimos en Mérida), él nos iba a ir a buscar al aeropuerto de Madrid y llevarnos a donde vivía: Lekeitio, un pequeño pero hermoso pueblo del País Vasco, llegamos casi a la medianoche, con hambre y cansadas por el viaje y el cambio de horario, lo primero que hicimos fue ir a cenar una rica pizza, ahí conocimos a dos de sus amigos, uno de ellos, resultó ser quien nos iba a dar posada durante nuestra estancia, algo raro que sucedió fue que nos tratábamos como si nos conociéramos, una anécdota fue que esperaba que como Mexicanas que éramos cocináramos rico, pero no contaba con que ninguna de las dos sabía hacerlo, el arroz parecía arroz con leche y la carne simple, vaya decepción, fue la anécdota del día jajaja. Nuestros días ahí la pasamos padrísimo, comimos rico, en la calle claro está, bebíamos calimochos (bebida hecha con coca cola y vino tinto), todos los días conocíamos gente, en general, muy agradables, paseamos por los pueblitos cercanos (uno que me llamó la atención era uno en donde el autobús al no tener espacio para echar reversa, se estacionaba en un área determinada de la carretera la cual giraba para dejar al autobús en posición de regresar por el mismo camino), comí el helado de Ferrero más rico del mundo. El estar con gente del lugar, nos permitió, como muchos ya han dicho, conocer más allá de lo que un turista podría hacer, nos sentíamos tan bien y tan felices, que cuando llegó el día de despedirnos, agradecimos que nos hayan dejado ser parte de sus vidas. Hasta el día de hoy, cada vez que veo a mi amiga, recordamos con cariño a los “Lequichos”, que es como les decimos.

¡¡¡ FUE UN VIAJE EXTRAORDINARIO!!!

No sé si va a salir publicada mi historia pero les cuento algo: ¡Nuevamente voy a Europa este año!  Prácticamente a los mismos lugares pero con dos personitas importantes en mi vida: mi mamá y mi hermanito, y si se preguntan por qué ir allá y no mejor conocer otros lugares, la respuesta es sencilla: muero por ver la cara de mi mamá al ver su sueño cumplido: estar en el Vaticano, Florencia y París, así como compartir con mi hermanito una gran ilusión que siempre ha tenido (ir a Europa). Estoy segura que me la voy a pasar increíble y va a ser un viaje inolvidable, ya les contaré como me fue gracias a Alan que nos brinda este espacio.

¡¡¡A VIAJAR SE HA DICHO!!!

Alan Estrada

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