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Croacia, del desconcierto a la expectativa

¿Croacia? ¿A qué vas a Croacia?, es más, ¿dónde está Croacia? Esas eran las preguntas más comunes que amigos me hacían al decir que parte de mi tour incluiría ese país.

Nadia P. Lobatón

¿Croacia? ¿A qué vas a Croacia?, es más, ¿dónde está Croacia? Esas eran las preguntas más comunes que amigos me hacían al decir que parte de mi tour incluiría ese país. Si bien las razones solo yo las sé, el estar allí con un croata me llevaría a encontrarme con una gran cantidad de tradiciones, gente, formas de vivir, comida y sobre todo, sentimientos encontrados.

Siempre me sentí atraída por visitar Europa, lo que nunca imaginé en ese entonces, sería que Croacia estaría dentro de los lugares a visitar, pues como turistas pensamos generalmente en los mismos países, España, Francia e Italia. A decisión personal e invitación del habitante, Matej, elegí Croacia.

CroatiaAl planear el viaje decidí no buscar mucha información, yo lo que quería era vivirlo, escucharlo de voz propia de Matej y de la experiencia que percibiría allí. Las ciudades visitadas en Croacia fueron tres;  el primero fue el lugar donde arribé, Dubrovnik, allí me recibió Matej en el aeropuerto, el momento y la escena nunca la voy a olvidar, creo que ambos estábamos con el nervio y la emoción de estar juntos en su país. Nos dirigimos al fuerte de San Lorenzo los dos como turistas pues él no es de Dubrovnik, ese fuerte me impresionó a primera vista, es un  lugar donde muchas naciones y fuerzas marítimas se reunían y luchaban, mi recorrido fue fascinante pues estar en una ciudad como esa es de mi agrado ya que está lleno de murallas, pasillos, escaleras, zonas habitacionales de teja roja, estructuras de piedra caliza y una pequeña visita a la playa cuyas piedras no me dejaban caminar bien, allí vi el mejor y único atardecer del viaje, pues los demás días a pesar de haber sol reinaba el cielo nublado o bien yo estaba en otro lugar donde no lo podía observar.

Al siguiente día nos dirigimos a Split, la visita a esta Ciudad fue divida en dos partes puesto que allí está la ciudad natal de Matej, Dičmo, en ese lugar conocí a las personas que posteriormente se volverían parte de mí, su familia. Preparé una mochila solo con lo que necesitaría para estar cuatro días en la siguiente ciudad, Zadar;  esta ciudad es de las preferidas de Matej, por eso la estancia en ese lugar. Visitamos en sus calles la parte antigua, lugar donde se preservan restos de fortificaciones romanas, espacio lleno de historia descrita en sus museos y en sus calles. Algo que me encantó fue la caminata en la ribera, el agua del mar es totalmente clara y transparente aunada con el brillo del sol, en la orilla hay escaleras donde la gente se puede meter a nadar y al fondo junto a unas escalinatas, se encuentra una representación del sistema solar formado con paneles solares en el piso los cuales se prenden en la noche, esto acompañado del sonido producido por el mar como si fuera un órgano musical.

En Zadar conocí a los amigos de Matej y fueron quienes hicieron diferente mi estancia pues la curiosidad o el conocer a alguien extranjero tanto para ellos como para mí fue muy padre, dos de ellos significativos fueron Anđela y Josip, junto con ellos partiríamos a un lugar maravilloso, Plitvice Lakes, el camino desde la ciudad poco a poco se llenaba de nieve hasta un punto en que el frío era tremendo, fue la primera vez que vi nieve en mi vida. Plitvice es un lugar donde la belleza reina gracias a sus lagos, cascadas y una abundante vegetación que en ese momento estaba llena de nieve, era invierno en Marzo así que sabíamos la cantidad de nieve que habría en el lugar y así fue, el camino un tanto resbaloso lo bajamos con precaución, ya en la base pasamos por un camino en medio de uno de los lagos; visitar este sitio era mi anhelo pues Matej un año antes me había mostrado un video del mismo lugar que recorrimos pero en verano.

Plitvicka Jezera

Croacia cuenta con multitud de islas más sin embargo nosotros solo visitamos una, Pašman, lo distintivo de este lugar es el paisaje, el mar, las rocas, el camino en el ferri y el viento, Croacia tiene panoramas impresionantes y Pašman sobresaldría en ello, allí conocería a un joven muy simpático amigo de Matej, Frane, quien nos llevaría a su casa vacacional y a pescar en lancha, compartiría su comida y comeríamos la pesca del día, todo el momento fue divertido y entrañable.

Pasman

Después de estar en Pašman regresamos a Dičmo lugar donde conviviría con la familia de Matej, el recibimiento por parte de su papá, su mamá Senka y su hermana Gabriela fue caluroso desde el primer día que llegué,  con los días la convivencia parecía de personas que nos conocíamos desde hace años; las bromas, las risas y la hospitalidad fueron parte de mis días. Mi estancia en casa de una familia Croata me mostró sus tradiciones, su forma de vivir, de comer, de cocinar y el tamaño enorme que puede conformar una familia como las hay en México, allí les preparé comida mexicana la cual les encantó, a mi parecer con sabor diferente al no haber la tortilla tal cual como la conocemos, preparé un arroz un tanto difícil en la cocción pero cada sonrisa al verlos comer tacos me llenó de alegría. Así pues conocí Split y la herencia religiosa que predomina en Croacia, su Catedral, callejones y pasillos de arquitectura romana que el tiempo ha salpicado de pardas manchas. Cada camino de ciudad a ciudad fue recorrido en el auto de Matej acompañados de la voz del cantante Jovan Perišić, el mar junto a la carretera y el cielo nublado nunca depresivo para mí.

En Croacia descubrí una población bonita en todos los aspectos, hombres y mujeres alegres de sonrisa oculta y ojos claros, niños juguetones con dominio del idioma inglés, en Croacia encontré la tranquilidad y el amor por un país propio, un lugar donde sus ciudadanos cultivan sus tradiciones, se protegen a sí mismos, sus creencias y aman su país, para mí, el mejor lugar para vivir.

Al final de todo esto puedo decir que mi viaje en clase turista no lo fue así, fui privilegiada pues yo viví sus tradiciones, conviví directamente con nativos, bebí el agua directamente de la llave, comí su lechuga sin tener que lavarla, comí comida hecha en casa, probé pršut y kulen, bebí todo el vino y toda la cerveza que en mi vida había tomado, hice cosas que como turista sé que no hubiera hecho, Croacia se queda en mi corazón no solo por sus paisajes o su historia sino porque conmigo se quedaron personas entrañables; mi Gaby, Senka, su esposo y en especial Matej.

Si se preguntan qué sucedió con nosotros durante el viaje, esa es una historia que solo él y yo sabemos. 🙂 

DSCN0341

Ovaj komad papira nije dovoljan da kažem sve što osjećam prema Hrvatskoj, biti tu s Matej i slušati kako mi objašnjava i pokaziva svoju domovinu, mislim da samo ja mogu to razumjeti, hvala svakome iz Hrvatske tko je bio dio ovoga iskustva.

Alan Estrada

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